Nicaragua

         

Alcances, limitaciones y desafíos futuros

Un año de “Hambre Cero”

 

El Centro Nicaragüense de Derechos Humanos (CENIDH) y FoodFirst Information and Action Network (FIAN International), organización internacional de derechos humanos que promueve y defiende el derecho a la alimentación, acordaron investigar el Programa Hambre Cero, analizándolo desde el enfoque del Derecho Humano a la Alimentación.

Martin Wolpold-Bosien

 

La investigación se llevará a cabo durante agosto de 2008 y servirá de insumo para el Informe Paralelo que las organizaciones de la sociedad civil, pertenecientes al capitulo nicaragüense de la Plataforma Interamericana de Derechos Humanos, Democracia y Desarrollo (PIDHDD), presentarán al Comité de Derechos Económicos, Sociales y Culturales (CDESC) del Concejo Económico y Social de la ONU. El CDESC es el órgano que supervisa el cumplimiento del Pacto Internacional de Derechos Económicos, Sociales y Culturales, ratificado por Nicaragua en enero de 1980, pocos meses después del triunfo de la Revolución Popular Sandinista.

 

“Para investigar un programa como Hambre Cero con un enfoque en derechos humanos se necesita de una metodología muy particular. Al ratificar el Pacto Internacional de Derechos Económicos, Sociales y Culturales, los países se comprometen al respeto, protección y garantía a la alimentación, y en el caso de Nicaragua el Programa Hambre Cero recae en esta tercera categoría. El monitoreo que vamos a desarrollar se enfocará en las acciones del Estado en base a sus obligaciones hacia el derecho a la alimentación de la población, y tendrá tres dimensiones. La primera es la dimensión estructural, es decir, cómo se ha tomado en cuenta el Derecho a la Alimentación a través de políticas, estructuras e instituciones. La segunda dimensión es la de los procesos y cómo se ejecutan los programas, mientras que la tercera tiene que ver con los resultados, esto es, si estos programas han traído mejorías efectivas a los beneficiarios”, comentó Martin Wolpold-Bosien de FIAN International.

Donde ha llegado el Bono Productivo Alimentario la gente salió del hambre en seis meses y está produciendo

 

Un año de “Hambre Cero”

 

El taller organizado por el CENIDH, al cual fue invitado un grupo selecto de medios de comunicación, entre ellos Sirel, tenía el objetivo de intercambiar con expertos y expertas sobre temas agroalimentarios, derechos humanos y de seguridad alimentaria, para reunir los principales análisis en relación a la implementación del Programa gubernamental Hambre Cero.

 

En el contexto del esfuerzo del actual gobierno nicaragüense para la reactivación productiva del sector rural, que por 16 años sufrió el progresivo abandono por parte de los gobiernos neoliberales, se enmarca el Programa Productivo Alimentario (PPA) “Hambre Cero”, impulsado por el Ministerio de Agricultura (MAGFOR) como una propuesta de capitalización y apoyo en tecnologías de carácter agroecológico para las familias campesinas empobrecidas del sector rural con equidad de género.

 

Gustavo Moreno, director del Programa Productivo Alimentario (PPA), fue invitado a la actividad para informar sobre los alcances y las limitaciones de este primer año del programa.

 

“El Programa Hambre Cero surgió con el objetivo de reducir de forma sustantiva el hambre en Nicaragua, enfocándose en el cumplimiento de los Objetivos de Desarrollo del Milenio (ODM). Su principal componente es el Bono Productivo Alimentario (BPA)*, un paquete alimentario de bienes para la familia, a nombre de la mujer, que tiene el objetivo de implantar en la parcela y encarnar en la familia el beneficio del programa”, comentó Moreno.

Gustavo Moreno

En su larga exposición el director del PPA informó detalladamente sobre el funcionamiento y las dificultades  encontradas en este primer año con respecto a la selección de las familias beneficiadas, los técnicos y los proveedores, la contratación técnica y  el equipamiento. Sobre este último punto Moreno subrayó un fuerte choque entre la necesidad de agilizar estos procesos de adquisición por parte del Programa, y la legislación nacional que regula la materia, “porque tienen enfoques distintos y muchas veces el Estado no responde a lo que el gobierno quiere hacer”.

 

Otros temas analizados fueron la verificación de las familias e incorporación en el sistema, el levantamiento del paquete agropecuario y la entrega de bienes (material de construcción, siembra y animales).

 

Entre los problemas que más han afectado el Programa Hambre Cero en este primer año señaló el aspecto cultural que caracteriza cada una de las diferentes zonas y poblaciones del país, sobre todo en referencia a la adquisición y conformación del Paquete Alimentario, al fenómeno del clientelismo, a la selección y verificación de las familias y el cumplimiento de los requisitos del programa, al poco alcance del programa en algunas zonas del país y la falta de fondos para completar el número previsto de familias beneficiadas, la dificultad en armonizar los diferentes programas que conforman Hambre Cero y las diferentes instituciones que están involucradas, entre otros.

A nivel organizativo se alcanzó un total de 9.927 socias beneficiarias reunidas en 242 núcleos

 

Con el Bono Productivo Alimentario la gente salió del hambre en seis meses y está produciendo para entrar en la segunda etapa del programa, que es la comercialización de los bienes, el ahorro, a través de la conformación de los núcleos de familias beneficiadas y el crédito con la conformación de las cajas rurales”, aseveró Moreno.

 

En 2007 se beneficiaron un poco más de 11 mil familias en todos los departamentos del país y se entregaron 4 mil paquetes agropecuarios especiales para las víctimas del Huracán Félix en la Región Autónoma del Atlántico Norte (RAAN). Para fines de 2008 se tiene previsto alcanzar un total de 27.500 familias beneficiadas (15.547 a lo largo del año) con una inversión aproximada de 42,5 millones de dólares y  en los cinco años de gobierno se estima beneficiar a 75 mil familias (450 mil personas).

 

A nivel organizativo se alcanzó un total de 9.927 socias beneficiarias reunidas en 242 núcleos, y ya existe un proyecto del BID para conformar 100 pequeñas empresas artesanales para la comercialización, con un capital inicial de 50 mil dólares cada una.

 

“Esos núcleos van a ser los lugares donde debatir, crear capacidad y resolver problemas, con una capacitación constante por parte del Programa. El gobierno decidió también otorgar crédito a las cajas rurales, entregando 2 córdobas por cada córdoba ahorrado por las mujeres que conforman los núcleos”, explicó Moreno.

 

Entre las principales críticas y sugerencias vertidas al Programa por parte de las y los invitados al taller, hay que mencionar el casi nulo aprovechamiento de la experiencia de organizaciones de la sociedad civil para desarrollar el trabajo de capacitación y acompañamiento a las familias beneficiadas, la falta de programas que beneficien a las familias que no poseen por lo menos una manzana de tierra (condición que pone el Programa) y de proyectos para la reforestación de los territorios, los mecanismos de selección de las familias beneficiadas y el rol que desarrollaran los Consejos del Poder Ciudadano (CPC) en este proceso y la necesidad de establecer un marco jurídico para que a la gente se le garantice el acceso a la alimentación, a través de la aprobación de la Ley de Soberanía y Seguridad Alimentaria Nutricional (SYSAN).   

 

En Managua, Giorgio Trucchi

Rel-UITA

29 de julio de 2008

 

 

 

 

* El Bono Productivo Alimentario (BPA) es un Paquete Alimentario de bienes para la familia, a nombre de la mujer y contiene una vaca preñada, una cerda cubierta, aves, materiales para la porqueriza y el gallinero, semillas, material vegetativo, plantas frutales y forestales, biodigestor, crédito revolvente, entrenamiento y asistencia técnica en diversos temas como género, salud y alimentación animal, cooperativismo, medio ambiente, comercialización, entre otros. Su valor ha sido inicialmente calculado en 2 mil dólares y contempla 1,500 dólares para los bienes de las beneficiarias y 500 dólares para la asistencia técnica, capacitación y gastos operativos de la organización e implementación del bono. Las familias beneficiarias no podrán vender los animales que se les entregan y regresarán el 20 por ciento del valor recibido para la conformación de una caja rural

 

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