Oceana alerta que el
cambio climático amenaza la seguridad alimentaria |
El océano se calienta y los peces migran o se mueren. Un informe
de Oceana, organización centrada en la conservación de los
ecosistemas marinos, alerta de que la subida de temperaturas de los mares
destruye la pesca y con ello la principal fuente de alimentación y trabajo de
millones de personas, especialmente en países pobres.
El
aumento de temperaturas hace que ciertas especies de peces migren desde los
trópicos hacia aguas más profundas y frías. Mientras que el cambio en la
química de los océanos, debido al incremento del CO2, perturba el hábitat
marino.
Los
arrecifes de coral están al borde del colapso y ostras y almejas son incapaces
de producir sus conchas protectoras tan duras como deberían.
Además de las implicaciones ecológicas del cambio climático, Oceana
alerta de la crisis alimentaria que estos cambios pueden provocar.
El Océano Índico, el sur del Pacífico y el Atlántico son las zonas más sensibles
a sufrir las consecuencias alimentarias del calentamiento y acidificación de los
océanos.
“Las naciones menos desarrolladas en las que sus habitantes comen
grandes cantidades de pescado podrían sufrir las peores privaciones
porque tienen menos recursos socioeconómicos para conseguir comida
que remplazase lo que se perdería del mar” |
Esto
afectaría de manera desigual a los países que más pescado consumen, a saber,
Maldivas, Islandia, Japón, Kiribati y las Seychelles.
“Las
naciones menos desarrolladas en las que sus habitantes comen grandes cantidades
de pescado podrían sufrir las peores privaciones porque tienen menos recursos
socioeconómicos para conseguir comida que remplazase lo que se perdería del
mar”, dice el informe publicado hoy.
Comoros,
Togo y las Islas Cook son los países más vulnerables de sufrir una
crisis alimentaria debido a la destrucción del ecosistema marino en sus costas.
Para
llegar a esa conclusión Oceana ha tenido en cuenta la subida de
temperaturas que se da en sus aguas, la acidificación de las mismas, así como su
dependencia alimenticia del pescado.
Por
eso, Matthew Huelsenbeck, autor del informe y científico marino de
Oceana, insiste que "la reducción de las emisiones de CO2, es la única
manera de abordar la acidificación oceánica mundial y el principal medio para
frenar el cambio climático".
¿Cómo? "Poniendo fin a las subvenciones a los combustibles fósiles, acabar
con las prácticas sobrepesca, la captura incidental y el arrastre de fondo, el
establecimiento de áreas marinas protegidas y teniendo en cuenta el impacto del
cambio climático en la gestión de los recursos oceánicos", dice el
científico.
"Para
más de mil millones de personas sin recursos en el mundo el pescado y el marisco
son su principal fuente de proteínas", recuerda Huelsenbeck.
En 2050, la demanda de estos alimentos aumentará debido al incremento de la
población que llegará a los nueve mil millones de personas en la Tierra, apunta
además el documento.
Las
capturas, sin embargo, caerán un 40 por ciento en las zonas más dependientes de
la pesquería, según cálculos de Oceana.
En
este sentido, Pakistán, Eritrea, Haití y Madagascar
se verían afectados porque, añadido a la pérdida de una fuente principal de
alimentación, el rápido crecimiento de sus poblaciones y sus carencias de
recursos económicos para suplir la merma de pescado, agravaría sus altos ratios
de desnutrición.
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