Un estudio
reciente publicado por el WWF1 analiza la
deforestación y la degradación forestal de la
provincia de Riau entre 1982 y 2007 e identifica
sus principales causas: las plantaciones
industriales de palma aceitera y árboles para
celulosa.
El estudio muestra que la tasa de deforestación de mayor
crecimiento en Indonesia se está dando en la
provincia de Riau, en Sumatra, que solía
tener el 78 por ciento de sus tierras cubiertas
por bosques. En el correr de los últimos 25 años
se han destruido 4,2 millones de hectáreas (65
por ciento) de bosques tropicales y turberas
para el establecimiento de plantaciones
industriales.
Se ha talado
alrededor de un 30 por ciento del bosque de Riau
para dar lugar a plantaciones de palma aceitera.
El reciente aumento de la demanda de aceite de
palma para alimentar el creciente mercado
mundial de agrocombustibles es un gran estímulo
para dicha actividad.
Las plantaciones industriales de árboles para celulosa
también han entrado en escena. Según el estudio:
“En los años 80 comenzó el auge de la conversión
forestal que cubrió a Riau con más concesiones
de palma aceitera que cualquier otra provincia
de Indonesia. Durante la última década, la
industria del aceite de palma vio surgir un
nuevo competidor en Riau: la industria del papel
y la celulosa”. La presión sobre los bosques de
Riau y de toda Indonesia aumentará a medida que
se aceleren los planes para establecer
plantaciones de árboles.
Como señala el informe, “la rapidez y el carácter
irreversible” de la conversión forestal para
alimentar a las industrias papelera y aceitera
en constante expansión no se ven igualadas “por
ningún otro tipo de deforestación”.
Sin embargo, la pérdida de diversidad biológica no es el
único problema que plantea la deforestación en
Riau. Las emisiones de gas de efecto
invernadero, causadas por la deforestación, la
degradación de los bosques y la quema y
descomposición de las turberas de Indonesia,
están siendo objeto de gran atención.
Tanto los bosques como las turberas son muy importantes para
la Tierra, como depósitos de carbono a largo
plazo, o incluso permanentes. De acuerdo con el
estudio, “Riau cuenta con vastas turberas que,
según se estima, contienen los mayores depósitos
de carbono del sudeste asiático y algunos de los
ecosistemas con mayor biodiversidad”. La pérdida
de suelos causada por la deforestación ha
generado emisiones de CO2 mundialmente
significativas y las tan mencionadas neblinas
transfronterizas que atraviesan el Estrecho de
Malaca.
“A partir del año 2000, la conversión forestal comenzó a
enfocarse en las turberas de Riau. Canales
largos y profundos, a veces de más de un metro
de profundidad, disecan las turberas de Riau y
drenan el suelo hasta que los leñadores, tanto
legales como ilegales, pueden entrar para cortar
los árboles y sacar los troncos flotando. La
turba se asienta y los suelos secos se
transforman en la principal fuente de incendios
en Riau. Hay años en que el fuego cubre con una
nube los territorios de Sumatra central,
Singapur y Malasia durante
semanas, y acelera la liberación de incontables
toneladas de CO2.”
Los incendios de las turberas, así como la destrucción de los
bosques, privan a los pueblos de su sustento y
generan una pobreza creciente, que hoy en día es
hasta cuatro veces mayor en la zona de turberas
que en el resto de las áreas bajas del país. Los
incendios han provocado también un aumento de
las enfermedades, y “aproximadamente un 30 por
ciento de los niños pequeños de las áreas de
turberas padece enfermedades respiratorias y
problemas de crecimiento como consecuencia del
humo de turba”.
Estas conclusiones se suman a tantas otras que exigen un
cambio drástico en las políticas públicas, para
detener el modelo actual de producción,
comercialización y consumo, que destruye
despreocupadamente los bosques y otras fuentes
de vida, cambia nuestro clima de modo
irresponsable y, con actitud criminal, nos está
llevando a la extinción.