En
un año de funcionamiento pleno Botnia facturará más de 800 millones de
dólares, que le permitirán obtener 500 millones de beneficios.
Un resultado que nunca soñaron los empresarios nórdicos en
sus largas noches invernales: que fuera posible recuperar una inversión de
esta naturaleza en algo más de dos años de operaciones. Los uruguayos, por
su parte, mirarán desde afuera la zona franca, y concurrirán alegremente a
las fiestas de la empresa a celebrar estos resultados.
En un mercado mundial donde los commodities no
encuentran techo, la pulpa de celulosa ya va camino a los 900 dólares por
tonelada, nivel que duplica el precio que utilizaron las empresas cuando
planificaron sus proyectos de inversiones en estas tierras. El costo de
producción de una tonelada de celulosa en estas plantas de gran escala no
alcanza los 250 dólares; el resto es aritmética: si se logra producir un
millón de toneladas de celulosa al año, de acuerdo a como está diseñada la
planta, y se mantiene el escenario actual del mercado mundial, los
resultados serán los mencionados.
El principal aporte de origen nacional a ese resultado es la
provisión de la materia prima, la madera de eucaliptos; unos 3,5 metros
cúbicos por cada tonelada de celulosa. La madera puesta en la fábrica es el
principal elemento del costo considerado individualmente, y dará cuenta de
casi la mitad de los costos totales, unos 110 millones de dólares.*
La expresión “aporte de origen nacional” es un eufemismo; la
mayoría de esa madera provendrá de las plantaciones de la empresa, en sus
propiedades que ascienden a 156 mil hectáreas, concretando una transacción
intraempresa.
Los otros costos más significativos provienen de los insumos
químicos utilizados en el proceso industrial, en gran parte suministrados
por la empresa Kemira, también instalada anexa a su planta, y en cuya
propiedad el Estado finlandés participa con la mitad del capital. Un
conjunto de servicios, como fletes terrestres y marítimos, mantenimiento
industrial, provisión de energía y la amortización, completan la mayor parte
de los costos.
Los salarios del personal, elemento del costo donde
Uruguay también pellizca alguna fracción de la torta, constituyen un
pequeño componente del costo total y mucho menos de los beneficios, aspecto
compartido con la mayoría de las industrias modernas; un monto global
inferior a los 15 millones de dólares al año.
Estas son las cuentas de la empresa, y las que justifican las
fiestas. Las del país son otras, mucho menos atractivas. Con estos
resultados, y si se mantiene el mercado internacional, es de esperar que se
concreten rápidamente varias de las iniciativas de nuevas plantas de
celulosa que se han anunciado en los últimos años, y las plantaciones
forestales continúen viento en popa. El consuelo es que habrá muchas
fiestas.
Carlos Pérez Arrarte**
Tomado de Brecha
18 de marzo de 2008
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