La Guajira es el departamento más septentrional de Colombia. Allí se encuentra
la mina de carbón Cerrejón, una de las mayores a cielo abierto del mundo. Esta
empresa pretendió desviar un río para aumentar su producción, pero la
resistencia del pueblo organizado lo evitó. Sirel dialogó con Felipe Rodríguez,
coordinador del Comité Cívico en Defensa del Río Ranchería, el Manantial de
Cañaverales y las Regalías que lideró la lucha.
-¿Cómo surgió este
movimiento social?
-En la Guajira la
explotación del carbón empezó en 1985 de la mano de una asociación entre la
empresa estatal CarboCol y la estadounidense Intercorp.
En aquella época surgieron
algunas organizaciones en oposición a la minería, pero no alcanzaron una
coordinación efectiva y la opinión pública no llegó a enterarse de lo que
ocurría realmente.
En 2010 el gobierno
nacional decidió modificar el régimen de regalías canalizándolas hacia el
gobierno central y quitándolas del control local. Entonces comenzó una lucha en
La Guajira como en todo el país para resistir a esa medida.
En ese momento logramos
conformar el Comité Cívico Departamental en Defensa de la Regalías, al que se
integró el Sindicato de Trabajadores de Cerrejón, una de las empresas
mineras más poderosas del país y propietaria de la mina de carbón aquí abierta
que es una de las más grandes del mundo.
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Había mucha
ignorancia sobre la minería. Ni siquiera el propio Sindicato de
mineros disponía de información adecuada y suficiente.
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Los trabajadores de la
mina tuvieron el valor y la inteligencia de involucrarse en esta lucha. Esta
presencia obrera fue un factor clave.
El
carbón es de nosotros,
las
regalías son ajenas
-¿Por qué les quitaron las
regalías que pagaban las minas?
-El gobierno argumentó que
debía centralizarlas para evitar que las autoridades locales corruptas saquearan
las arcas públicas. Lo extraño es que el gobierno lanzaba esa acusación, pero no
iniciaba ningún juicio contra alcaldes o gobernadores.
Ese año hicimos un paro
cívico que detuvo la producción en el Cerrejón durante 24 horas, y todo
el departamento estuvo paralizado. Igualmente el gobierno nos venció con su
aplanadora en el Congreso y se aprobó esa ley.
-¿Se integraron otros
Sindicatos al Comité Cívico?
-Sí, el de Magisterio, los
trabajadores del Servicio Nacional de Aprendizaje y el de Bienestar Familiar
fueron los más activos. Hubo un gran debate interno ya que había muchas
resistencias a aliarse con los “politiqueros”, pero en estos sindicatos
prevaleció el criterio de impulsar una lucha amplia y plural.
También se dio el debate
con las comunidades indígenas que tenían sus propias prevenciones hacia los
Sindicatos y los políticos. Fue la primera gran experiencia local de trabajo
unitario en la diversidad. La Guajira fue el departamento más activo en esta
lucha.
Más,
más, más…
El
infierno quiere más
-¿Qué pasó después?
-El Cerrejón
anunció que ampliaría su producción de carbón de 32 millones de toneladas
anuales a 60 millones de toneladas abriendo dos nuevos tajos, pero el carbón
está en el lecho del río Ranchería. Su pretensión era desviarlo de su cauce
dos kilómetros en 26 puntos diferentes.
La ley de las regalías ya
había sido aprobada, pero el Comité Cívico no se había desmovilizado, y entonces
se visualizó que el objetivo debía ser la defensa del agua, del río, ya que
estamos en una zona semidesértica.
Esta región de Colombia
es muy pobre, muy atrasada y deprimida. Algunos de sus índices son aún peores
que los de Haití. Los gobiernos no tuvieron políticas de desarrollo y
quedó muy deprimida. Acá se sufrió la violencia de la guerrilla, la de los
paramilitares, y la traición del sistema político que nunca hizo nada más que
servirse del pueblo.
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Cuando tuvimos
un lenguaje común y argumentos sólidos, entonces organizamos un Foro
en julio de pasado y logramos introducir el debate en la Universidad
de La Guajira, lo que resultó fundamental para el avance de la
lucha. |
La
paciencia del tejedor
-¿Cómo vencieron ese
escepticismo?
-Primero aprendimos y
estudiamos mucho sobre nuestro departamento para construir una fuerte
argumentación que nos permitiera dar el debate a fondo en esta lucha. Esta etapa
nos llevó aproximadamente un año. Creamos el Centro de Estudios del Carbón
que fue el organismo que llevó adelante lo esencial de esta investigación.
Finalmente teníamos los
insumos para crear un discurso coherente, y entonces nos abocamos a alcanzar un
lenguaje común entre las diversas organizaciones sociales, movimientos y
comunidades que integramos el Comité Cívico.
Había mucha ignorancia
sobre la minería. Ni siquiera el propio Sindicato de mineros disponía de
información adecuada y suficiente.
-Y en eso se fue otro
tiempo…
-Fueron tres años durante
los cuales no hicimos ninguna acción pública, sino que trabajamos
silenciosamente para fortalecer las organizaciones, para crear vínculos de
confianza entre ellas. Pasamos a llamarnos Comité Cívico de Defensa del Río
Ranchería, el Manantial de Cañaverales y las Regalías.
Cuando tuvimos un lenguaje
común y argumentos sólidos, entonces organizamos un Foro en julio de pasado y
logramos introducir el debate en la Universidad de La Guajira, lo que resultó
fundamental para el avance de la lucha.
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Lentamente
fuimos logrando movilizar a la opinión pública. El tema del río
Ranchería traspasó las barreras del departamento y se transformó en
problema nacional y hasta con ribetes internacionales. |
Otro aspecto esencial fue
la unidad en la diversidad, ya que logramos reunir a los indígenas con los
estudiantes, los políticos, los sindicatos, las comunidades desplazadas por la
violencia, las asociaciones ecologistas, los artistas, las organizaciones de
mujeres y de jóvenes, etc. Sabíamos que debíamos mantener la mayor amplitud
posible.
-¿Cómo lograron trascender
lo local?
-Lentamente fuimos
logrando movilizar a la opinión pública. El tema del río Ranchería traspasó las
barreras del departamento y se transformó en problema nacional y hasta con
ribetes internacionales.
Lo logramos realizando
Foros en los principales distritos y municipios del departamento, y luego, el
pasado 1 de agosto, celebramos lo que llamamos “La Marcha Carnaval”, en
la cual logramos plasmar una protesta festiva, con una enorme variedad de
expresiones folclóricas del pueblo guajiro, especialmente con la cultura del
ballenato. Esto fue un gran éxito que terminó de consolidar nuestro movimiento
entre la sociedad del departamento.
Más adelante redactamos un
compromiso que fue firmado por la totalidad de los partidos políticos presentes
en la región, en el cual se expresaba la voluntad de defender el río y el
manantial. En torno a este documento reunimos el apoyo de las iglesias, los
personeros locales, fuimos a los liceos a explicarles a los muchachos y las
muchachas sobre qué es un río. En fin, creamos base social mediante la
comunicación directa.
También realizamos
campañas exhaustivas mediante internet, en todos los periódicos nacionales y
locales, así como en las radios y canales de tv. Construimos un sitio web¹ al
cual con gran esfuerzo alimentamos de forma constante, sobre nuestra realidad y
también sobre experiencias de luchas contra la minería en otros países cercanos
y lejanos.
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Más adelante
redactamos un compromiso que fue firmado por la totalidad de los
partidos políticos presentes en la región, en el cual se expresaba
la voluntad de defender el río y el manantial. |
Se
puede
Siempre
se puede
-¿Qué resultados
obtuvieron con esa estrategia?
-Nos llamaron de todas
partes del mundo, de Estados Unidos, de Francia, Alemania,
Inglaterra ofreciéndose para ayudarnos. De Asia, de Australia.
Varias universidades
ofrecieron su apoyo científico, etc. El Polo Democrático Alternativo,
única oposición al gobierno, tomó el tema en el Congreso y gracias a la entrega
comprometida del senador Jorge Robledo, que nos ha acompañado mucho,
comenzó el debate en el Senado.
-¿Cuáles eran los
argumentos de Cerrejón?
-Ellos decían que traerían
empleos, el desarrollo y el progreso, pero en 30 años sólo trajeron más pobreza
y destrucción. Han intervenido 12 mil hectáreas de bosque semitropical, y
solo recuperaron 3 mil, lo que es un desastre ambiental y social. Hemos
calculado que si esto sigue así, cuando se vayan nos dejarán el 75 por ciento
del área de la región devastada.
Con respecto a los
empleos, vimos que según la encuesta de hogares de 2005 la minería es
responsable del 60 por ciento del PBI del departamento, pero se lo lleva casi
íntegro porque sólo genera el 2,1 por ciento del empleo local.
La
victoria, aun si breve,
es
victoria
-Recientemente hubo un
vuelco en la situación…
-Finalmente, el mes pasado
nos llegó la información de que el Cerrejón había decidido posponer su
proyecto de desvío del río Ranchería. Ellos argumentan que es porque el precio
del carbón bajó a nivel internacional. Pero nosotros les hemos respondido que
sabemos que es porque el pueblo de La Guajira resistió y alcanzó su objetivo.
Quiero decirles que en
nuestra experiencia, es clave que los sindicatos se vinculen a estos
movimientos.
La clase obrera tiene una
misión y es la de ayudar a estos movimientos a consolidarse porque son sectores
organizados, con tradición y experiencia, y forman parte de la sociedad como
todos los demás.
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