Los problemas de la nanotecnología IV:
convergencia tecnológica y control |
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Actualmente, la fabricación de nanopartículas y su
incorporación a distintos materiales, son los usos
comerciales más difundidos de la nanotecnología.
Pero el verdadero poder de las ciencias de lo
nanoscópico reside en la convergencia de
biotecnología, neurociencias, informática, robótica
y otras tecnologías. Vislumbraremos mejor la lógica
y el poder de esta convergencia si recordamos que
los bloques de construcción de toda la materia -viva
o inerte- se originan en la nanoescala.
Aun si la nanotecnología se quedara en su primer estadio, la
fabricación de nanopartículas de diferentes elementos,
tendrá impactos económicos que harán palidecer cualquier
revolución tecnológica previa. No sólo mediante las
patentes, sino también por la sustitución de materias
primas. Las nuevas aleaciones de metales con nanotubos y
otras nanopartículas están cambiando la aeronáutica, la
construcción de automóviles y otras industrias. Ya está
avanzada la sustitución del caucho en neumáticos y del
algodón en textiles. En el caso del algodón, con la
fabricación de tejidos sintéticos más resistentes y a
diferencia del nailon, con la sensación de suavidad y
frescura de las fibras naturales. ¿Cuál es el problema?
Además de los efectos desconocidos en la interacción con el
medio y los organismos, en la producción y quizá también en
el uso, el fuerte impacto económico negativo sobre los
países productores de algodón: 100 países, entre ellos 22 de
los 35 de África que son exportadores, y sobre los cien
millones de familias involucradas en su producción.
Pero éstos no son más que los primeros pasos de la
nanotecnología. Lo que está en marcha es mucho más, por
ejemplo por medio de la nanobiotecnología. Según Rodney
Brooks, director del área de inteligencia artificial del
Instituto Tecnológico de Massachussets (MIT, por sus siglas
en inglés), "nuestra meta para los próximos 30 años es tener
un control tan exquisito sobre la genética de los seres
vivos, que en vez de sembrar un árbol, cortarlo y fabricar
una mesa con él seamos capaces de hacer que la mesa crezca
directamente". Si esto parece lejano, pensemos que ya se
pueden fabricar genes y seres vivos artificialmente, y que
los planes no son "repetir" la naturaleza, sino crear seres
que nunca existieron. Craig Venter, el magnate de la
genómica que secuenció el genoma humano como empresa
privada, creó este año la compañía Synthetic Genomics
justamente con este fin. La empresa se creó con capital de
Alfonso Romo y de otro mexicano, Juan Enríquez Cabot, quien
es el presidente. Utilizará los datos de organismos marinos
antes desconocidos que Venter ha colectado de los mares
megadiversos del planeta, incluyendo los de México, Panamá,
Ecuador, Polinesia Francesa y Australia.
Todos los seres vivos, con la enorme diversidad que existe
en el planeta, están construidos a partir de cuatro bases
químicas que integran el ADN, abreviadas A,C,G y T. En 2003
el Grupo ETC informó de una investigación de la Universidad
de Florida para construir una quinta base, llamada F.
Posteriormente otros investigadores de la misma universidad
construyeron una sexta base y lograron que esta molécula
expandida hiciera copias de sí misma por varias
generaciones.
Las posibilidades y consecuencias de esta experiencia son
graves. Craig Venter logró, en 2003, construir un
microorganismo vivo a partir de cero, ensamblando genes
según la información de su secuencia genómica. El secretario
de Energía de Estados Unidos señalaba entonces el peligro de
que estas experiencias fueran usadas con fines
bioterroristas o bélicos. No es tranquilizante saber que la
marina, el ejército y la aviación de Estados Unidos están
entre los iniciadores de la nanotecnología y dedican una
parte significativa de su investigación a este rubro. Uno de
los proyectos del ejército, junto con el MIT, es el
Instituto de Nanotecnologías del Combatiente, donde se
trabajan aplicaciones de la nano y tecnologías convergentes
para crear nuevas armas militares, inclusive los propios
soldados.
Entre las "creaciones" militares destaca el proyecto smart
dust, ("polvo inteligente"), que son ejércitos de micro y
nanosensores para inspeccionar, evaluar e interactuar con el
campo enemigo sin humanos, más que desde una computadora que
recibe los datos vía satélite. Este mismo modelo fue
adoptado por la Secretaría de Agricultura de Estados Unidos
para un proyecto similar de campo inteligente, con capacidad
de monitorear y administrar químicos a campos de cultivos,
sin agricultores. ¿Quién impedirá, o estará en condiciones
de controlar, que estos sistemas no sean utilizados para la
vigilancia civil?
Las implicaciones de la nanotecnología son tan amplias que
es increíble que se estén desarrollando casi sin ninguna
discusión de las sociedades, sobre todo de sus bases.
Algunos gobiernos han discutido la necesidad de
regulaciones, pero solamente se refieren a limitados
impactos ambientales o de salud. Los aspectos económicos,
geoestratégicos y de control social no son siquiera
nombrados. La mayoría de los científicos están deslumbrados
por las posibilidades de esta tecnología y, al igual que con
la biotecnología, no cuestionan quién la controla y para
qué.
El grupo ETC, que es una de las organizaciones de la
sociedad civil que más han trabajado este tema, propone una
moratoria global inmediata. Es urgente que la sociedad civil
encare este tema, se sume a esta demanda y genere muchas más
críticas públicas.
Silvia Ribeiro *
6 de octubre de 2005
* Investigadora del Grupo ETC.