Uruguay
Con el ingeniero Rómulo Ferreira
El Proyecto Sucroalcoholero será exitoso |
Durante
décadas, sí, décadas, Rómulo intentó convencer a los
diversos gobiernos uruguayos sobre la conveniencia de
producir etanol combustible. Nunca tuvo eco. Nunca... hasta
ahora. Quizás no fue el único pionero, pero sí el que
insistió sin desmayar. Su inquietud reunió a la Rel-UITA, a
la Universidad de la República, a la Administración Nacional
de Combustibles Alcohol y Portland (ANCAP), y ahora a toda
la sociedad uruguaya tras un objetivo: ganar autonomía
energética creando miles de empleos, o dicho a nuestra
manera: el Plan Agroenergético Nacional.
-¿Cómo valora la firma del Proyecto Sucroalcoholero desde la perspectiva
del Plan Agroenergético Nacional (PAN)?
-En primer lugar me dio una gran alegría porque este fue un
primer paso adelante muy importante. Costó, pero los
primeros puntos siempre son difíciles de ganar. Estos han
sido días muy intensos así que hemos podido conversar muy
poco y ni siquiera nos hemos reunido con el ingeniero Von
Sanden, de la Facultad de Ingeniería, y Leonardo de León, de
la Rel-UITA, que ha sido nuestra gran correa de trasmisión y
factotum de este acuerdo.
Hemos recibido con emoción algunas felicitaciones y buenos
augurios, a pesar de que sabemos que esto se debe sobre todo
a una decisión política. Somos muy parcos en declarar
triunfos, pero cuando vimos que esto empezaba a tomar un
cariz muy serio, o sea cuando ANCAP se dispuso a luchar por
algo que les interesa, hemos estado siempre a la espera de
que las cosas comenzaran a concretarse. En este período
hemos seguido respondiendo a todas las consultas técnicas
que se nos hicieron, fundamentalmente por intermedio de De
León.
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17-08-2005
Al fin esta
idea florece
Hacia la producción de etanol
Con el ingeniero Rómulo Ferreira
Por
Carlos Amorín
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-¿Cómo se vincula este Proyecto con el PAN?
-Siempre dijimos que uno de los objetivos esenciales del PAN
es social: dar trabajo, como dijo el ministro Mujica, “con
lo que tenemos”, y eso es conocimiento para producir alcohol
a partir de dos materias primas como la caña de azúcar y la
remolacha, para cuya producción hay mucha gente preparada.
Así mismo, tenemos esperanzas muy fundadas de que también se
pueda utilizar el sorgo. Asistimos al primer paso de rescate
y fortalecimiento de la capacidad de producción de una de
esas materias primas: la caña. Este cultivo tiene un gran
apoyo de la sociedad civil de Bella Unión, elemento esencial
para que nuestra propuesta sea exitosa. Le damos mucho valor
a la participación de ANCAP, que se comprometió y luchó por
esta posibilidad. Debió sortear obstáculos, pero se pudo. El
primer paso está dado, que es el más difícil.
-¿CALNU y la destilería que habrá que construir pueden ser
compatibles?
-Son complementarios, porque cuando la destilería está al
lado de un ingenio el alcohol tiene menores costos y por
tanto es más barato. Es lo que hacen los brasileños.
-¿Cuánto sale una destilería?
-Una que esté al lado de un ingenio que funcione bien, sin
los problemas que tiene CALNU, debe costar aproximadamente
entre 3 y 4 millones de dólares. En el acto de la firma del
Acuerdo, el vicepresidente de ANCAP, Raúl Sendic, habló de
una inversión de 10 millones de dólares en total. A mí me
preocupa un poco que esa cantidad haya que destinarla a
muchos rubros diferentes. Primero está la tierra, el
cultivo, que se va a llevar arriba de la mitad de esa cifra;
CALNU debe precisar una inversión de 2 millones de dólares
para ponerlo en condiciones razonables de trabajo, entre
otras cosas porque las calderas están en pésimo estado y son
un tremendo riesgo para los trabajadores. Tal vez alcance,
pero la cosa va a andar muy ajustada.
-¿Cuánta caña se precisa para rentabilizar la destilería?
-Para una planta como la que hay que instalar en Bella
Unión, cuya capacidad sería de 120 metros cúbicos (120 mil
litros) por día durante 330 días al año, se necesitan 10 mil
hectáreas de caña, lo que se alcanzaría en 2009. En la
actualidad habría 3.500 hectáreas, y se dice que en marzo se
plantarán 1.500 más, lo que significa que, siendo
optimistas, en junio de 2007 podríamos andar alrededor de
las 5 mil hectáreas con caña. Para esta cantidad alcanzaría
una destilería de 60 metros cúbicos por día, pero nosotros
lo hemos estudiado bien, y pensamos que no conviene adquirir
una tan chica que, además, costaría casi lo mismo que la de
120 metros cúbicos. Suponiendo que los rendimientos de la
caña permanezcan en los niveles históricos, de 50 o 60
toneladas de caña limpia por hectárea, con un contenido de
azúcar del orden del 14%, eso produciría entre 3.500 y 3.800
litros por hectárea. O sea que con 10 mil hectáreas de caña
en estas condiciones estaríamos produciendo anualmente unos
40 mil metros cúbicos de alcohol.
-¿En qué porcentaje se puede mezclar eso con los
combustibles?
-Se están importando aproximadamente 15 millones de barriles
de petróleo por año, lo que equivale a casi 2.400.000 metros
cúbicos. El 28% se transforma en naftas, o sea unos 660 mil
metros cúbicos, de los cuales el Uruguay sólo consume unos
250 mil; el resto se exporta a precio internacional –mucho
más barato de lo que se vende en el país–, sobre todo a
Bolivia y Paraguay. ¿Por qué? Porque la refinación de un
barril de petróleo, para decirlo rápido, produce porcentajes
fijos de subproductos, y como el parque automotor uruguayo
demanda casi cuatro veces más gas-oil que naftas, es
necesario importar la cantidad de crudo imprescindible para
producir los 900 mil metros cúbicos de gas-oil que se
consumen al año; consecuencia: sobra abundante nafta. Si el
Uruguay sigue pensando que usará el alcohol para mezclarlo
con las naftas, desde ya se puede decir que ése no será el
mejor uso que podremos hacer de él.
-¿Cuál sería el mejor uso?
-Mezclarlo con el gas-oil. La comparación es sencilla: si
usáramos los 40 mil metros cúbicos de la producción de la
futura destilería de Bella Unión para adicionarlos a las
naftas, no alcanzaríamos a una mezcla del 20% y equivaldría
apenas al 10% de la nafta que se exporta. De esta forma
tendríamos que seguir comprando la misma cantidad de
petróleo que ahora porque no bajaríamos el consumo de
gas-oil. Quiere decir que, en este caso, produciríamos
alcohol simplemente para exportar más naftas. Por otra
parte, usar ese alcohol para adicionarlo al gas-oil
significaría un ahorro directo del orden de los 600 mil
barriles de petróleo, lo que al precio actual equivaldría a
reducir la factura petrolera nacional en casi 40 millones de
dólares al año.
-Parece algo muy obvio.
-Sin embargo no lo es para algunos. A pesar de que todo el
mundo reconoce que lo que obliga a comprar tanto petróleo es
el consumo de gas-oil, hay quienes dicen no tener seguridad
técnica de que sea conveniente mezclarlo con el alcohol. Se
debe aceptar que Uruguay no puede darse el lujo de producir
un tipo de gas-oil que le permite a un Mercedes Benz correr
a 200 o 250 kilómetros por hora como lo puede hacer en
Europa o Estados Unidos, donde hay carreteras para eso. Pero
no cabe ninguna duda de que mezclarlo a menos del 10% con
alcohol –como sería el caso– sirve para todos los demás usos
que le damos al gas-oil en nuestro país, incluyendo el
trabajo agrícola, el transporte público, de carga y los
automóviles para los usos comunes y corrientes que les damos
los uruguayos. Pero si aún hubiese dudas, sería
perfectamente posible tener dos gas-oil distintos con
precios diferenciados, para que, opcionalmente, “el que
tiene más pague más y el que tiene menos pague menos”, según
profesa el gobierno actual.
-¿Estas son los puntos que habrá que atender de ahora en
adelante?
-En mi opinión, sí. Instalar una buena destilería, capacitar
un número adecuado de gente, probablemente en Brasil y
Argentina, y optimizar el rendimiento de caña por hectárea,
que es el corazón de la producción de alcohol. Al respecto,
se debería experimentar con técnicas que se usan por ejemplo
en Estados Unidos, como la de disminuir la distancia entre
surcos de 1,50 metros como se deja en Uruguay a 0,60 o 0,50
metros, lo que duplicaría el rinde llevándolo a 80 toneladas
por hectárea.
Pero lo que corresponde destacar hoy es que se ha dado este
primer paso importantísimo, y ANCAP ha asumido un claro
liderazgo. No tengo ninguna duda de que este Proyecto dará
resultado. Es probable que aún haya que vencer algunos
escollos, pero esto saldrá adelante.
Carlos Amorín
© Rel-UITA
27 de enero de 2006
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