El pasado domingo 24
se realizó en Montevideo el I Foro Comunitario “La
Teja Debate”, sobre “Monocultivos forestales y
plantas de celulosa”, organizado por la “Antena
Vivir Sin Plomo” y auspiciado por la Rel-UITA. A
pesar del frío polar que azotó esa tarde a la
ciudad, varias decenas de vecinos y vecinas del
barrio La Teja se acercaron para escuchar y
participar en el debate, que fue trasmitido en vivo
por la radio comunitaria “El Puente”
El panel estuvo integrado por Alice Altesor, doctora
en Ecología, docente de la Facultad de Ciencias,
Pablo Martínez, agricultor de la zona de Mercedes,
en el litoral oeste, el ingeniero agrónomo Andrés
Berterreche, director de la Dirección Nacional de
Forestación del Ministerio de Ganadería, Agricultura y
Pesca (MGAP), y el técnico forestal Ricardo
Carrere, coordinador del Movimiento Mundial por los
Bosques Tropicales (WRM) e integrante del Grupo
Guayubira. Faltaron a la cita, aunque fueron invitados,
la empresa Botnia -que se excusó de comparecer- y
el Ministerio de Industria, Energía y Minería (MIEM)
cuyo representante nunca llegó al auditorio, el
Centro Cultural Vidplan.
Altesor
informó sobre los resultados de una investigación
encomendada por el Consejo de la Facultad de Ciencias
sobre las publicaciones internacionales referidas a los
impactos de los monocultivos forestales. Entre las
consecuencias ya probadas de esta actividad
agroindustrial, Altesor destacó las graves
alteraciones en la disponibilidad de agua bajo las zonas
afectadas a la forestación y alrededores y, para el caso
uruguayo, la pérdida de enormes áreas de praderas
naturales -el ecosistema natural de la región- en
beneficio de la proliferación de variedades de árboles
exóticos.
Ricardo Carrere
destacó que los impactos de la forestación -“de ésta
forestación”, enfatizó- son innumerables y se están
registrando a nivel global. Explicó que se trata de las
mismas empresas que a nivel de todo el mundo aplican el
mismo modelo extractivo. Criticó fuertemente la política
uruguaya de incentivo a la forestación durante los
últimos 20 años, y de la “piedra libre” otorgada a las
plantas de celulosa para su instalación en el país. “El
actual gobierno, lejos de frenar este movimiento de
capitales transnacionales lo está alentando, está
clamando para que vengan nuevos emprendimientos
celulósicos al Uruguay”, remarcó. Asimismo,
recordó que recientemente un grupo de organizaciones
sociales de diverso tipo, agricultores y personas,
lanzaron la “Iniciativa Ciudadana por la Suspensión
de la Forestación”, lo que constituye un “paso
histórico en la lucha contra estos monocultivos”.
Andrés Berterreche,
por su parte, defendió la política del gobierno en
materia de forestación y explicó que, desde 2005, cuando
asumió la nueva administración, se han venido recortando
los subsidios para las empresas forestadoras y que se
abrieron espacios para la sindicalización de los
trabajadores forestales, hecho completamente inédito en
el país. Berterreche afirmó que según imágenes
satelitales proporcionadas por una agencia argentina,
“el Uruguay no llega a las 750 mil hectáreas
forestadas”, y reconoció que las denuncias sobre la
escasez de agua “a nivel superficial” son reales y hay
que hallarles un remedio. Asimismo, opinó que hay que
buscarle la rentabilidad a las plantaciones de eucalipto
más allá de la madera, e informó que “el pasado año una
empresa forestal facturó 800 mil dólares por engorde de
ganado, lo que significa que algo hay para que los
animales coman debajo de los árboles”.
El testimonio del agricultor Pablo Martínez resultó un
momento culminante de la actividad. Su espontaneidad y
llaneza provocó que el auditorio, constituido
esencialmente por citadinos, lo escuchara con enorme
atención y empatía.
Martínez
relató la tragedia que viven los agricultores de esa
zona, intensivamente forestada, muchos de los cuales
deben ser asistidos por camiones municipales que les
llevan el agua hasta la entrada de sus chacras. “Los
pequeños agricultores estamos desapareciendo, y a nadie
parece importarle”, dijo Martínez. Por su
profundidad y relevancia para el tema, reproduciremos su
testimonio a la brevedad y de manera íntegra en otro
artículo.
La asistencia participó de manera activa en el debate
posterior, y el tiempo resultó corto a pesar de las más
de tres horas ininterrumpidas de actividad. Varios de
los presentes afirmaron sentirse fuertemente concernidos
por el tema y expresaron su voluntad de que el debate se
reeditara para continuar el análisis colectivo y plural
del punto, ya que “la información que se recibe
habitualmente desde los medios de comunicación
tradicionales es muy sesgada y acotada, lo que impide
comprender realmente todos los aspectos del problema”.
Carlos Amorín
©
Rel-UITA
27 de junio de 2007 |
|
|
|