Colombia SINDICATOS

 

Ante la cínica respuesta de los palmicultores

Se relanza la huelga general

palmera en Puerto Wilches

 

       

Inmediatamente después de que se levantara el paro tras la firma de un acuerdo con el Sindicato Nacional de Trabajadores en la Industria Agropecuaria (SINTRAINAGRO), los empresarios palmeros ni siquiera se volvieron para reírse en la cara del Ministerio de Trabajo y del Sindicato. La respuesta no tardó: la huelga recomienza en toda la región palmera del Magdalena Medio.

 

Luego de 103 días de paro y huelga en la zona palmera del Magdalena Medio, con epicentro en Puerto Wilches, el 7 de noviembre de 2011, SINTRAINAGRO y los trabajadores tercerizados, con la intermediación del Ministerio de la Protección Social, que aún existía, firmaron un acuerdo para el levantamiento del paro.

 

El acuerdo consistió en postergar por parte de SINTRAINAGRO la negociación del Pliego en la empresa Bucarelia, el inicio de una investigación a fondo sobre los sistemas de contratación laboral tercerizada cuyos resultados se presentarían en 15 días, procediendo luego a la modificación de los contratos temporales por contratos directos e indefinidos, aplicar las sanciones legales a que hubiera lugar y la renuncia por parte de empresarios a cualquier forma de represión laboral o sindical de forma individual o colectiva por la conducción o participación en el paro.

 

La conducta posterior a este acuerdo de los empresarios palmeros agremiados en Fedepalma deja en evidencia que le montaron una celada a SINTRAINAGRO y a los tercerizados, asesorados por al CUT, para detener un paro que inmovilizó 83 mil hectáreas de cultivo y siete extractoras de aceite, que tuvo la presencia activa de más de 3.600 trabajadores y que recibió el apoyo solidario de la población.

   
 

La conducta posterior a este acuerdo de los empresarios palmeros agremiados en Fedepalma, deja en evidencia que le montaron una celada a SINTRAINAGRO y a los tercerizados asesorados por al CUT

   

 

En verdad, el paro conducía a una contundente victoria que instalaría de forma definitiva la contratación directa y la aplicación plena de los derechos de asociación y negociación colectiva.

 

De buena fe, tercerizados y sindicalizados perdieron el Norte en las perspectivas que ofrecía el paro y cayeron en un acuerdo cuya fórmula para levantar la huelga fue propuesta el mismo día que se instaló la negociación con SINTRAINAGRO en Bucarelia e, insólitamente, aceptada 103 días después.

 

Una vez levantado el paro, y de forma totalmente cínica, los empresarios palmeros no solo se han negado al cambio de la modalidad en la contratación sino que, además, han hecho caso omiso a la decisión del Ministerio del Trabajo de sancionarlos con una multa inicial de más de 6 millones de dólares, al constatar la veracidad en las denuncias del sindicato y la población tercerizada.

 

Ahora los palmeros trasladan el debate a los estrados judiciales, manifestando que irán incluso hasta la casación en la Corte Suprema de Justicia, lo que implica un largo camino en los tribunales que algunos calculan en ocho años de proceso.

 

Mientras tanto, no estarán obligados a pagar la multa del Ministerio del Trabajo ni a atender sus requerimientos. Como si esto fuese poco, Bucarelia denunció a SINTRAINAGRO por supuesta huelga y paro ilegal.

 

Es la clásica política de cinismo y de menosprecio por los derechos económicos sociales y sindicales de los trabajadores, similar a la que se enfrenta en el sector de la floricultura.

 

Los trabajadores palmeros, consecuentes con su propia dignidad y conscientes del derecho que les asiste a confrontar semejante ignominia, decidieron en Puerto Wilches y San Alberto declararse nuevamente en paro general, y se trabaja intensamente para replicarlo a toda la zona del Magdalena Medio y los Departamentos del Cesar y Magdalena.

 

El movimiento sindical nacional e internacional, así como los organismos de derechos humanos, deben rodear sin ambages esta nueva acción colectiva de paro laboral, por la dignidad en el trabajo y la real aplicación de la legislación nacional e internacional que protege y garantiza los derechos laborales, económicos y sindicales de los trabajadores y sus familias en el sector de la palma.

  

 

En Bogotá, Luis Alejandro Pedraza

Rel-UITA

28 de febrero de 2012

 

 

 

 

 

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