Importantes bancos de inversión recomiendan el negocio -o
mejor dicho, la especulación- con commodities
mediante contratos “de futuros” (según la jerga de los
especuladores), ya que prevén que sus márgenes de ganancia
superarán incluso los beneficios que podrían lograr algunas
transnacionales del agronegocio.
En la economía capitalista de mercado y con fronteras
abiertas todo producto tangible puede ser comercializado en
grandes volúmenes en la Bolsa, incluyendo productos
agrícolas básicos como trigo, soja o maíz, entre otros. Sus
contratos de venta se negocian, en el caso del mercado más
importante, Estados Unidos, en una docena de Bolsas
con sede en Chicago -centro histórico del agronegocio
norteamericano y uno de los centros financieros mundiales- y
Nueva York. Cada vez más, los acuerdos de compraventa
adoptan la modalidad de contratos “de futuros” (véase
recuadro), con precios, cantidades y fechas de entrega
preestablecidas por meses y años.
Los
contratos “de futuros” y su utilidad
“Un contrato de futuros es un acuerdo, negociado en
una Bolsa o mercado organizado, que obliga a las
partes contratantes a comprar o vender un número
de bienes o valores (activo subyacente) en una
fecha futura y determinada, y con un precio
establecido de antemano”.
Utilidad del contrato de futuros
“Existen dos motivos por los cuales alguien puede
estar interesado en contratar futuros:
Operaciones de cobertura: la persona tiene o va a
tener el bien subyacente al futuro (petróleo,
gas, naranjas, etc.) y lo venderá en un futuro.
Con la operación quiere asegurar un precio fijo
hoy para la operación de mañana.
Operaciones especulativas: la persona que contrata el
futuro sólo busca especular con la evolución de
su precio desde la fecha de la contratación
hasta el vencimiento”.
Fuente: Wikipedia
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Se trata de un tipo de contrato que se presta a la
especulación, y se usa especialmente cuando el bien en
cuestión es escaso y se prevé que la demanda superará la
oferta por mucho tiempo. Dado el riesgo multimillonario que
implica este tipo de negocios, el número de compañías
capaces de participar en él está limitado, al tiempo que
esas mismas compañías adquieren un poder creciente a la hora
de fijar los precios, no sólo en Estados Unidos y
Europa, sino también en América Latina, Asia
y África. La competencia por la tierra y la
subsiguiente implantación de monocultivos implican el
desarraigo de decenas de miles de pequeños agricultores y la
destrucción de la agricultura tradicional y familiar, tal
como ocurre en varios países de América Latina.
Este es el escenario en el cual opera el “juego de la oferta
y de la demanda” para los productos agrícolas básicos. Ante
la creciente producción de agrocombustibles y el aumento de
la demanda de alimentos, desde cereales pasando por lácteos
hasta carnes, sobre todo en América del Norte,
Europa y Asia, se pronostica que por años la
demanda superará la oferta. Sirve asimismo como telón de
fondo para entender algunas previsiones y recomendaciones
del banco de inversiones estadounidense
Merrill Lynch & Co.,
dirigidas a quienes están en condiciones de participar en
esta gigantesca subasta de los comestibles básicos del
mundo.
“Los productos agrícolas se convirtieron en un activo en sí
mismos, sobre los cuales se puede invertir”, subrayan
analistas de este banco, que señalan no prever una
distensión de los precios a corto plazo. Según el analista
en jefe de commodities de
Merrill Lynch,
Francisco Blanch, el ciclo de altos precios de los
commodities agrícolas puede durar de cinco a 15 años
más, a partir del progresivo aumento de demanda de alimentos
en un escenario de oferta que seguirá acotado. “La demanda
está creciendo demasiado rápido para la actual base de
recursos” de la oferta, dijo Blanch en una
conferencia ofrecida en Londres el 20 de febrero.
Agregó que las materias primas con las mejores perspectivas
de ganancia serían la soja y, “en el mediano plazo”, el
azúcar. Otras fuentes hablan de aumentos de hasta 10 por
ciento en los contratos que se negocien en los próximos tres
meses en Chicago, especialmente para trigo, maíz y
soja.
¿Qué es un commodity (mercancía)?
Es un producto físico, como metal, producto agrícola,
etc. sobre el cual se contratan futuros y
opciones. Algunos ejemplos de commodities
pueden ser: productos agrícolas como el maíz,
algodón, soja, trigo; metales como el oro,
plata, aluminio, cobre y platino; comestibles
como el azúcar, cacao, café, jugo de naranja,
leche; productos energéticos como el gas
natural, crudo ligero, gasolina, entre otros.
Fuente: Terra
Invertia
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Un banco de inversiones no cumpliría su función, si no
recomendara las formas más lucrativas para colocar el
dinero. En la ocasión que mencionamos, el conferencista
opinó que las inversiones en empresas relacionadas con el
sector agrícola, tales como
Bunge Ltd. o
Monsanto Co.,
no serían la mejor forma de obtener beneficios del actual
ciclo de altos precios y aconsejó invertir en el negocio de
los commodities. Una de las razones: el Departamento
de Agricultura de Estados Unidos acaba de anunciar
sus proyecciones de exportaciones agrícolas récord para este
año -en gran parte subvencionadas- por valor de 101.000
millones de dólares.
Según otros observadores especializados, estas exportaciones
llevarán a que muchos agricultores en otros países dejen de
plantar trigo, maíz y soja para la cosecha 2009,
manteniéndose así los precios de estos productos en niveles
elevados. Por último, durante 2007 las reservas
estadounidenses de trigo cayeron a sus niveles más bajos en
60 años, como consecuencia de la reducción de las
superficies cultivables debido a la erosión de los suelos y
la urbanización.
En resumen: la lógica de un inversor y un banco de
inversiones indica que vale más hacer “trabajar” el capital
que apostar a los resultados del trabajo.
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