Nicaragua
“Que las transnacionales se sientan seguras” ¿y los
trabajadores qué? |
Durante las primeras semanas de gobierno,
el presidente Daniel Ortega se reunió con empresas
nacionales y transnacionales, que tienen inversiones o
pretenden invertir
en el país.
El objetivo principal de esta política es claramente crear
un clima de estabilidad y tranquilidad, para demostrar a
nivel nacional e internacional que su gobierno no está
ahuyentando la inversión y que Nicaragua va a ser una
magnífica opción para los empresarios extranjeros. Un
respaldo económico, pero al mismo tiempo político, que le va
a permitir empujar su proyecto de gobierno sin mayores
problemas.
Si por un lado resulta comprensible esta actitud del nuevo
gobierno, para encarar las dudas y los perjuicios que han
acompañado la imagen de Daniel Ortega en muchos ámbitos
nacionales e internacionales, por el otro deja mucha
perplejidad el hecho de que, hasta la fecha, no se les ha
pedido a estas empresas transnacionales ningún tipo de
compromiso firme con respecto a los derechos humanos,
laborales y sindicales de los trabajadores y trabajadoras
nicaragüenses.
La reciente llegada al país de Warren Stanley,
presidente de la transnacional Cargill, y el
encuentro que sostuvo con Daniel Ortega y sus asesores,
parece ser un ejemplo más de una política económica que aún
no define que tipo de modelo de desarrollo quiere
implementar este gobierno y a través de qué instrumentos.
Si por un lado el nuevo Presidente arrancó su administración
con el Programa “Hambre Cero” – un programa de entrega al
campesinado en especies para producir alimentos, para
reciclar todo lo que sea posible y salir de inmediato de la
desnutrición – y constituyó el Consejo de Seguridad y
Soberanía Alimentaria, coordinado por el sociólogo y
economista Orlando Nuñez Soto, por el otro brindó total
respaldo a una empresa como Cargill, cuyo modelo de
desarrollo es exactamente el antítesis de la Seguridad y
Soberanía Alimentaria, conformándose con pedir que la
inversión venga acompañada por aspectos sociales en
beneficio de la población.
Cargill y su
filosofía
Delegación de
Cargill |
En el libro “El gigante invisble. Cargill y sus
estrategias transnacionales”, del economista y teólogo
Brewster Kneen se menciona a Cargill como “un
complejo agroindustrial, alimen-tario y financiero que opera
en 72 países, incluyendo varios de América Latina. Ese
“imperio”, fundado hace unos 140 años por William
Cargill, es mucho más poderoso que el de Monsanto.
Tiene unos 80 mil empleados repartidos por el planeta y está
dedicado a la comercialización, fabricación y distribución
de bienes y servicios agrícolas, alimentarios, financieros e
industriales. Cargill es el prototipo de las
corporaciones que hoy dominan la economía mundial. En el año
2000, las corporaciones representaban el 12 por ciento del
Producto Interno Bruto mundial, moviendo unos 3,5 billones
de dólares”.
La filosofía de esta empresa queda muy bien definida en las
palabras de su ex Presidente al momento de dejar su cargo “hay
una creencia equivocada de que la mayor necesidad agrícola
del mundo en vías de desarrollo es alcanzar la capacidad de
producir comida para el consumo local. Esto es un error. Los
países deben producir lo que ellos mejor hacen y
comercializarlo”. Tesis ratificada y fortalecida por el
entonces Vicepresidente, Robin Johnson: “romper el sitio de
la pobreza significa cambiar de la agricultura de
subsistencia a la agricultura mercantilizada. La agricultura
de subsistencia evita que crezca el ingreso de los
campesinos, deja a las poblaciones fuera del sistema de
comercio de los alimentos y por consiguiente los hace más
vulnerables a los desastres naturales, dañando el medio
ambiente”.
Al contrario, muchos apuestan a
la promoción de la agricultura de subsistencia, a la
agricultura familiar, a los mercados locales, es decir a
todo lo que va en contra del modelo Cargill, que es
el modelo productivo que predomina hoy en el mundo. Según el
experto en agroecología Peter Rosset1
“la soberanía alimentaria es el derecho de todos los pueblos
para poder definir su propio sistema de producción,
distribución y consumo de alimento. Es el derecho de los
pueblos rurales a tener acceso a la tierra, a poder producir
para sus propios mercados locales y nacionales, a no ser
excluidos de esos mercados por la importación hecha por las
empresas transnacionales. Es también el derecho de los
consumidores a tener acceso a alimentos sanos, accesibles,
culturalmente apropiados para la gastronomía, la historia
culinaria de su país y producidos localmente. Si un país no
es capaz de alimentar a su propia gente, si depende del
mercado mundial para la próxima comida, estamos ante una
situación profundamente vulnerable. Vulnerabilidad frente a
la buena voluntad de las superpotencias o las fluctuaciones
del mercado. Por eso hablamos de soberanía”.
Daniel Ortega
y Warren Stanley
Presidente de
Cargill |
Pero el problema no es solamente el modelo de desarrollo,
sino también los instrumentos y los métodos que se utilizan
para implementarlo. En el caso de estas transnacionales,
muchas veces los instrumentos son la explotación de la mano
de obra local y la violación a sus derechos humanos,
laborales y sindicales. Para Nicaragua, para su nuevo
gobierno y sus planes de desarrollo no se puede prescindir
de buscar un camino que lleve a una relación entre
empleadores y trabajadores en el pleno respeto de los
derechos garantizado por las leyes nacionales y los
convenios internacionales.
Durante el encuentro con la dirigencia de Cargill,
Daniel Ortega sostuvo que “aquí van a tener todas las
garantías y la seguridad para seguir con sus inversiones,
porque lo que Nicaragua necesita son inversiones a largo
plazo. Hemos estado reuniéndonos con empresarios
nicaragüenses y extranjeros y lo que pedimos es que la
inversión venga acompañada de aspectos sociales que
contribuyan al combate de la pobreza.
“Hemos encontrado una reacción positiva de parte de todos
los inversionistas con quienes hemos conversado sobre el
tema. Incluso, estamos realizando varias reuniones para que
se puedan definir áreas de inversión donde se procure
generar empleo a corto plazo, utilizar materia prima
nacional e incluir aspectos sociales en beneficio de la
población. Estamos convencidos – concluyó Ortega – que la
inversión que usted tiene en el país, el empleo que está
generando, el impacto directo e indirecto en términos
económicos y sociales, van en la dirección del combate de la
pobreza y les pido a todos los inversionistas extranjeros
que nos unamos en esta lucha. Nicaragua es un país que está
dispuesto a seguir trabajando y seguir ampliando estas
inversiones y lo importante es que se sientan bien, que se
sientan tranquilos y que se sientan seguros”.
¿Cuáles va
a ser el precio de
esta
tranquilidad y seguridad?
En agosto de 2006, en São Paulo, Brasil se desarrolló el
Encuentro Internacional de Trabajadores de Cargill,
promovido por la Confederação Nacional dos
Trabalhadores nas Indústrias da Alimentação (CONTAC/CUT). En
aquella ocasión el secretario regional Latinoamericano de la
Unión Internacionald de los Trabajadores de la Alimentación
(Rel-UITA), Gerardo Iglesias, declaró que “en
este encuentro tomamos la decisión de combatir sin tregua a
esta transnacional que ha creado nuevamente el feudalismo,
causando graves lesiones por esfuerzos repetitivos (LER) y
graves enfermedades por el intenso ritmo de trabajo al que
somete a sus trabajadores y trabajadoras, adoptando
prácticas antisindicales y causando serios problemas
socio-ambientales en los países donde se instala”.
Daniel Ortega
y el Vicepresidente Jaime Morales |
El Presidente de la CONTAC, Siderlei de Oliveira, en
ocasión de una gran huelga que se desarrolló en 2005 en
contra de Cargill comentó: “Cargill debería
estar en el Guiness, porque es increíble lo que es capaz de
hacer contra los trabajadores. Es
una empresa oportunista, se desplaza rápidamente hacia
aquellos rubros en los que considera que puede obtener más
ganancias de manera inmediata, y comienza a aplicar una
política que perjudica a las trabajadoras y trabajadores,
pero también al resto de las industrias del sector. En este
caso, la empresa se niega a cumplir con los acuerdos
establecidos entre el sindicato y la industria avícola, lo
que ha generado el rechazo unánime de sus trabajadores. Como
los trabajadores paralizaron la planta, la empresa ha
comenzado a contratar a otros trabajadores para realizar las
tareas. Estas actitudes antisindicales y de desconocimiento
de los más elementales derechos de sus empleados, no han
hecho más que incrementar el rechazo de diversas
organizaciones a estas políticas de una empresa que se ubica
entre las más poderosas de todo el mundo”2.
FUTATSCON se pronuncia
Frente a esta situación la Federación Unitaria de
Trabajadores de la Alimentación de Nicaragua (FUTATSCON)
emitió un pronunciamiento. “En
Nicaragua, igual que en todos los países del mundo, desde
hace muchos años las empresas transnacionales tienen
presencia y han operado sus negocios sin ningún obstáculo de
los gobiernos. El único obstáculo (si así le podemos llamar)
ha sido la presencia de algunos sindicatos. En nuestro país,
desde la “llegada de la democracia” en 1990 se ha masificado
la presencia de empresas transnacionales y el
enriquecimiento indiscriminado de esas empresas. A la par de
eso, los trabajadores comenzamos a desmejorar nuestras
condiciones de trabajo, de salarios, a perder derechos
conquistados con la revolución, maltrato de nuestros
derechos humanos, represión sindical, llegó el trabajo
precario, la flexibilidad, la tercerización y el
solidarismo. Todo esto con la abierta complicidad de los
gobiernos de turno…
…Ante los planteamientos de los empresarios nacionales y el
gobierno respecto a la inversión y las garantías que piden
para desarrollar la misma, nuestra Federación Unitaria de
los Trabajadores de la Alimentación considera lo siguiente:
“No nos oponemos a la inversión extranjera y nacional
siempre y cuando se respeten los derechos de los
trabajadores, el estado de derecho, las normas fundamentales
de la OIT y los derechos sindicales. Es decir, nosotros
también pedimos las garantías necesarias para que se nos
trate como seres humanos. Si bien es cierto que el país
necesita de inversión para generar empleo y ayudar a
combatir la pobreza heredada por los tres gobiernos
anteriores, esto no debe significar un cheque en blanco para
los inversores, en cuanto al trato y trabajo precario para
los trabajadores nicaragüenses”.
El pronunciamiento sigue redactando el perfil de la empresa
Cargill, propietaria en Nicaragua de la empresa de
pollos Tip Top Industrial y de sus constantes violaciones a
los derechos laborales y sindicales en diferentes países de
América Latina.
“En consecuencia Cargill no es la transnacional que
viene a contribuir a sacar al país de la pobreza, como lo
pide el presidente Ortega. Como toda empresa de su tipo, su
único interés es el lucro y la explotación de los
trabajadores. Para poder creer lo que le dijo al Presidente
de Cargill, Warren Stanley, deberá empezar por
permitir la creación de sindicatos en sus plantas
procesadoras y sus restaurantes, donde actualmente lo que
hay es solidarismo como un instrumento para no
permitir el sindicato...
…¿Con esas actitudes podrán contribuir a sacar de la pobreza
a Nicaragua? No lo han hecho ni lo van hacer. Para poder
creerle es necesario que permitan la libre sindicalización,
que no maltraten ni humillen a los trabajadores, que tengan
voluntad de negociar y cumplir los convenios colectivos y
que mantengan la estabilidad laboral.
Una forma real de contribuir a bajar los índices de pobreza
será mejorando las condiciones de trabajo, mejorando los
salarios, respetando las leyes del país en materia fiscal,
laboral, de libre competencia, mejorando el medio ambiente a
lo interno, en el entorno y en la comunidad y abstenerse de
sobornos a los funcionarios públicos, sin corrupción y con
transparencia en sus estados financieros. Si eso lo
cumplieran, sí estaríamos diciendo que vale la pena la
inversión extranjera, de lo contrario son sólo palabras y
promesas nada más”.
En Managua,
Giorgio Trucchi
© Rel-UITA
30 de enero de 2007 |
|
|
|
1-
Entrevista de Ernest Cañada de la Fundación Luciérnaga –
Nicaragua
2- Ariel Celiberti - Rel-UITA 9-12-2005
Volver
a Portada
|
UITA - Secretaría Regional
Latinoamericana - Montevideo - Uruguay
Wilson
Ferreira Aldunate 1229 / 201 - Tel. (598 2) 900 7473 - 902 1048 -
Fax 903 0905
|