Denuncian violaciones a los derechos
humanos y laborales en Wal-Mart
Sueldos bajos,
discriminación de género, explotación a menores
de edad, falta de pago por horas extras son sólo
algunas de las violaciones laborales que la
filial de Wal-Mart comete en México. Así lo
demuestra el estudio “Lo barato sale caro:
Violaciones a los derechos humanos laborales en
Wal-Mart México” presentado en la capital por el
Proyecto de Derechos Económicos, Sociales y
Culturales, A.C. (PRODESC) el pasado 18 de
febrero en presencia de medios de comunicación
nacionales y extranjeros, organizaciones
internacionales y civiles e investigadores
sociales de las distintas universidades públicas
del país.
Los datos fueron recolectados durante el verano
de 2005 y la segunda mitad de 2006 en
entrevistas con 80 menores trabajadores sin
sueldo en 18 tiendas de Walmex de la
ciudad de México. Además, entre junio y
julio de 2007se realizaron entrevistas con 254
mujeres trabajadoras de esa empresa en ocho
estados de la República.
Marta Lamas,
presidenta de la Sociedad Mexicana pro Derechos
de la Mujer (Semillas), hizo un llamado para que
haya una presión pública y un boicot a esta
tienda debido a la falta de un contrato legal de
los empacadores y la violencia psicológica y
simbólica que sufren las mujeres trabajadoras.
Unos 75.000
chicos de entre 14 y 16 años no reciben un
salario ni prestaciones laborales. Su pago
proviene únicamente de las propinas de los
clientes, y muchas veces se les asignan tareas
de carga y descarga que ponen en peligro su
integridad física.
En la presentación del informe se enfatizó en
que esta es prácticamente una forma de
esclavitud y no de trabajo.
Por otra parte, las cajeras también tienen que
realizar tareas de carga y descarga, no cuentan
con un plan de salud que las proteja, trabajan
horas extras que no les son remuneradas, se les
da poco tiempo para ir al baño o descansar y
sufren violencia psicológica, ya que si plantean
sus necesidades siempre existe la amenaza velada
de que pueden ser despedidas.
Los empleados y empleadas de Wal-Mart no
están sindicalizados pues se les hace creer que
son “asociados” de la empresa.
Lamas
señaló además que los supuestos precios bajos de
esta cadena están ahogando a las tiendas de
menudeo que durante años han dado trabajo y
medios de subsistencia a muchas familias
mexicanas.
Por su parte,
Alejandro Calvillo Unna, director del
Poder del Consumidor, aseguró que
de no contar
con el ejército de niños empacadores, Wal-Mart
multiplicaría el tiempo de atención al cliente
en un 40 por ciento y tendría que aumentar el
número de cajas registradoras. “Los empacadores
son una necesidad y al mismo tiempo un costo que
se está ahorrando la empresa”.
Denunció también que a los chicos se les imponen
duras condiciones laborales, se disfraza su
reclutamiento como “trabajo voluntario” y su
salud es pagada por los contribuyentes, puesto
que es el gobierno local el que los atiende
frente a la falta de prestaciones por parte de
la empresa.
Además, señaló que los chicos también realizan
labores varias, no solamente de empaque, y que
se ha comprobado que si las trabajadoras padecen
de migrañas u otras dolencias producto de las
condiciones de trabajo reciben la burla de los
supervisores.
Calvillo
reflexionó sobre el hecho de que los empacadores
de Wal-Mart también están sujetos a
estrés por la amenaza permanente de ser
despedidos porque, a pesar de su corta edad, ya
son proveedores de una entrada de dinero
significativa para sus familias, no porque la
paga sea mucha sino porque provienen de grupos
familiares muy pobres.
Entre otras cosas, denunció que
la empresa cuenta con el respaldo del Centro
Mexicano de la Filantropía, y se encubre con un
“maquillaje verde y social”, aún siendo un grupo
empresarial explotador y fomentador de prácticas
monopólicas. “Sin embargo -aseguró Calvillo- a
Wal-Mart se le puede estremecer con campañas
consecuentes y el uso adecuado de los medios
electrónicos”.
Para finalizar, aseguró que los supuestos
precios bajos de la tienda no lo son, ya que el
Poder del Consumidor realizó una comparación de
precios entre el supermercado y los mercados
rodantes, y son estos últimos los que ofrecen
mejores precios a los consumidores.
Emilienne de León Aulina,
directora ejecutiva de Semillas, subrayó que la
importancia de este estudio reside en que hasta
ahora nadie había tomado la tarea de ver qué
pasa realmente con esta gran empresa empleadora
en México. “Nuestras autoridades no están
haciendo lo que deberían para defender los
derechos laborales”, apuntó, y criticó que el
secretario de Economía, Gerardo Ruiz Mateos,
aplauda y respalde públicamente a esta empresa.
Afirmó que
el mercado mexicano está en manos de unos
pocos, y que otro de los daños que le está
causando Wal-Mart al país es que marca una pauta
negativa, puesto que otras empresas bajan sus
condiciones laborales para poder competir con
ellos.
“Como si fuera poco -dijo-, carecen de
responsabilidad empresarial, pues hacen la vista
gorda frente a las malas prácticas laborales de
las maquilas de productos que ellos distribuyen.
Tenemos que actuar con la fuerza del
consumidor”, concluyó.
Durante la presentación del estudio, el grupo de
teatro independiente “Las costureras de sueños”
reprodujo testimonios de empacadores y mujeres
trabajadoras. Así, los presentes pudieron
enterarse de que para darles trabajo a los niños
empacadores se les exige su boleta de
calificaciones, certificado médico y se les
somete a jornadas que sobrepasan un medio
tiempo; además, se les hace comprar sus propios
uniformes. Se sospecha incluso que algunos de
los entrevistados eran menores de 14 años.
Por otra
parte, muchas mujeres han sufrido accidentes
laborales que la empresa no ha cubierto; lo más
común es que presenten problemas en la espalda y
en los riñones. Por todo remedio o tratamiento
se les entrega una faja. Antes de ser
contratadas se les pregunta si están embarazadas
o directamente se les pide que realicen una test
de embarazo. Demás está decir que el resultado
debe ser negativo.
En el documento presentado PRODESC se
recalca que “Este análisis respalda la creencia
común de que, en muchas áreas de la legislación,
Walmex opera con virtual impunidad, e
inclusive busca reescribir la ley para adaptarla
a sus prácticas laborales. El Proyecto de
Derechos Económicos, Sociales y Culturales
recomienda una inmediata y plena aplicación de
la ley, y exige el absoluto cumplimiento de las
normativas por parte de Walmex, que debe
estar sujeto a las penalidades pertinentes con
base en las violaciones cometidas, pasadas y
presentes”.
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