El principal desafío del país –desarrollo económico con
responsabilidad social– está evidente en el esfuerzo
que hace Sidrolandia para industrializarse. El
municipio (Sidrolandia) es dueño de uno de los
mayores parques industriales del Estado y tiene por
delante la tarea de mejorar las condiciones de
trabajo de sus funcionarios.
Son personas en la faja etárea de 18 a 30 años, que reciben
un salario mensual de 533 reales (190 dólares)
promedio, y están pidiendo reducción de la jornada
de trabajo que en la actualidad comprende 8 horas.
El Motivo: las lesiones causadas por el esfuerzo
repetitivo, las bajas temperaturas y también los
riesgos de accidentes.
Dos
personas murieron en los últimos diez años en la
fábrica de CARGILL SEARA.
“Pesamos un pollo por segundo. Lo ideal sería reducir la
jornada porque no queremos ser sustituidos por una
máquina”, dice una trabajadora de 29 años, que del
lado de afuera de la fábrica apoyaba la
manifestación. Ella pidió que su nombre no
fuera revelado.
Garantizar el empleo y desplazar a las mujeres embarazadas de
las áreas insalubres, forman parte de las
reivindicaciones de los funcionarios.
Los que prefirieron no adherir a la protesta y tampoco
quisieron que sus nombres se mencionaran,
manifestaron que todos los equipos de seguridad son
utilizados. Ellos creen que las muertes que
ocurrieron dentro de la fábrica hasta ahora fueron
accidentes.
Jarcinei Paes de
Oliveira,
39 años, trabajó 14 meses en la fábrica, y tuvo
problemas en el brazo derecho por cuenta de las
Lesiones por Esfuerzo Repetitivo (LER) y
acabó dejando la empresa. Hoy, él vive en una choza
detrás de la fábrica. Fue despedido meses antes de
que el colega “terena” muriera (Marco Antonio
Pedro). “Yo limpiaba el tanque y siempre tuve
miedo del caracol donde el cayó y murió”.