Sobre la responsabilidad
social corporativa
de Nestlé |
En la década de los 90 del siglo pasado Nestlé
estaba comandada por Helmut Maucher y la filosofía
que éste le imprimió a la compañía puede resumirse
en una de sus declaraciones a la prensa: “Para una
empresa como la nuestra el mundo es nada más que un
pueblo. Podemos ir dondequiera que sea y lo hacemos.
Ya no hay más barreras, ni políticas, ni económicas,
ni siquiera físicas.
En este mundo abierto, existen regiones con costos
mucho más bajos y perspectivas de crecimiento mucho
más fuertes que en Europa. Lo que me preocupa es que
los europeos no parecen haber entendido que ahora
están en competencia permanente con el resto del
mundo por puestos de trabajo e inversiones.
Cuando les pido a los empleados de Nestlé que
sean más competitivos, ¿qué es lo que les estoy
diciendo? Que estoy luchando por ellos. Y esa es la
verdad exacta: en cuanto a mí, yo sé que si no se
esfuerzan más, sus empleos y salarios irán a otra
parte. No pueden olvidar una cosa: el capital es
móvil. No así las personas.”
Aquella supuesta lucha no resultó exitosa, pues la
administración de Maucher se caracterizó por la
disminución de los puestos de trabajo, además de la
descentralización de la sede en Vevey en la toma de
decisiones y la adquisición de empresas. En
realidad, fue un avanzado de lo que ahora llamamos
“globalización” y sus advertencias a los
trabajadores y trabajadoras europeas todavía son
lamentablemente válidas para cualquier trabajador en
cualquier parte del mundo.
Retirado Maucher en 1997, asume la dirección Peter
Brabeck, quien en ocasión del Foro Económico Mundial
celebrado en medio de masivas protestas en Nueva
York en el año 2002, develó los principales
elementos de su política futura. En aquella
oportunidad, entre otras cosas, expresó: “En vez de
tomar la defensiva y permitir que los activistas
monopolicen el debate, debemos salir y difundir las
bondades de los mercados libres. Somos malos para
comunicar los éxitos de la globalización.” La
revista América Economía lo entrevistó durante el
Foro y frente a la pregunta de cómo habría que
comunicar mejor el mensaje respondió: “Primero
tienes que convencer a tu propia gente. Por ejemplo,
si puedo convertir a cada uno de los 255 mil
empleados de Nestlé en embajadores de la
globalización, entonces ese es un gran paso
adelante”.
El concepto de responsabilidad social corporativa de
Nestlé
Siguiendo los anteriores principios fue que
Nestlé se sumó a la nueva política empresarial
de marketing denominada “Responsabilidad Social
Corporativa”, donde las grandes compañías exponen en
versión libre sus buenas intenciones en materia
social y detallan sus proyectos y logros, pero que
en realidad no se trata de otra cosa que el mero
cumplimiento de las normas laborales, ambientales y
sociales mínimas. La compañía acaba de publicar “El
Concepto de responsabilidad social corporativa de
Nestlé, según se ha implementado en
Latinoamérica”.
En otra oportunidad habremos de analizar por qué
Nestlé decidió colocar a América Latina como
ejemplo, pero en su introducción Brabeck afirma que
en América Latina Nestlé tiene un compromiso
de impulsar el progreso, indica que vivió y trabajó
17 años en la región (Chile, Ecuador y Venezuela) y
habla de proporcionar a “nuestra gente una fuente de
ingresos estables y prestaciones sociales a sus
familias” y de beneficiar a la sociedad mediante la
creación de valor a largo plazo. Agregando: “tenemos
que darnos cuenta de cuándo otros perciben que
estamos dañando a la sociedad o el medio ambiente,
investigar sus acusaciones objetivamente y, si son
fundadas, corregirlas. Siempre habrá temores y
objeciones por parte de la sociedad y tenemos que
estudiarlos detenidamente. La peor respuesta es
saltar de inmediato al carro de la responsabilidad
social corporativa o encubrir los problemas con una
campaña de relaciones públicas.”
El documento le brinda una magnífica oportunidad a
la UITA –organización que representa
mayoritariamente a los trabajadores de Nestlé
en el mundo– de desmitificar su contenido, no
obstante, debido a su extensión nos vemos obligados
a comentarlo por partes.
Comenzaremos con el apartado “Agricultura y
suministro”, que ilustra sobre la política de
Nestlé en materia de proveedores y productores
agrícolas, investigación y desarrollo en la materia;
donde “se privilegian los métodos de cultivo que
preserven el suelo, el agua, el aire, la energía y
la diversidad genética”, para todo lo cual los
agrónomos de Nestlé ayudan a los campesinos
para cumplir con esas metas.
Nescafé amargo
No
estaba seca la tinta del lujoso y multicolor
folleto, cuando las noticias se encargaron de
desmentir las idílicas afirmaciones de Peter Brabeck
. Vamos a situarnos:
·
Nestlé
generó durante el año pasado una cifra de negocios
récord de 91.100 millones de francos suizos (74.342
millones de dólares) con un crecimiento de 7,5 por
ciento respecto a 2004. El beneficio neto fue de
7.990 millones de francos suizos (6.520 millones de
dólares). Las mayores ventas y beneficios se
registraron en Norte y Sudamérica, con ventas por
30.700 millones de francos suizos (25.051 millones
de dólares). Para 2006 Peter Brabeck espera un
crecimiento de entre 5 y 6 por ciento, así como
mejoras en el margen operacional.
·
En
1938 Nestlé lanzó Nescafé, un café
instantáneo en polvo que para producirlo, en lugar
de usar el método de tambor en el que el café ya
preparado queda reducido a cristales, se pulveriza
el líquido en torres calientes donde las gotas se
convierten en polvo, al cual le agregan igual
cantidad de hidratos de carbono (dextrina, dextrosa
y maltosa) que, según los fabricantes, ayuda a
mantener el sabor. El sabor del café instantáneo era
tan malo que no importaba que clase de granos se
utilizaba en su elaboración, de manera que se
recurría al grano barato de la variedad robusta,
proveniente de las colonias africanas. El mal café
se compensaba con buena y abundante propaganda,
rubro en el cual Nescafé invirtió en 1952 un millón
de dólares en Estados Unidos.3
·
Actualmente, según la compañía, se consumen en el
mundo 4.000 tazas de Nescafé cada segundo, para
lograrlo se recurre, como hemos dicho, a la
propaganda. Un ejemplo lo tenemos en España –cuya
población consume cada día 6,5 millones de tazas de
Nescafé y un millón de sobrecitos del producto en
bares y cafeterías– donde desde 1984 se aplica la
promoción “Un sueldo para toda la vida”, en la cual
su ganador o ganadora accederá de por vida a un
sueldo de 1.520 Euros mensuales. No obstante, si
existiera una verdadera responsabilidad social de
Nestlé, esta consistiría en garantizarle a sus
trabajadores y trabajadoras en España no un sueldo
para toda la vida, pero si al menos hasta la edad de
jubilarse.
Instantáneo y transgénico
Pero nada detiene a Nestlé en su afán de
maximizar ganancias. No alcanza con utilizar la
variedad de granos más barata, ahora la compañía
pretende recurrir a una planta de café genéticamente
modificada. Según Greenpeace –ONG que efectuó la
denuncia el pasado abril– Nestlé obtuvo la
autorización de la Oficina Europea de Patentes para
producir una planta de café transgénica cuya
característica sería la de otorgar mayor solubilidad
al café en polvo.
México produce 4,2 millones de sacos de 60 kilos de
café al año y es líder en la producción de café
orgánico, los estados cafetaleros son Chiapas,
Oaxaca y Veracruz, donde el 66 por ciento del grano
proviene de plantaciones familiares menores de 10
hectáreas. Por ello es que la Coalición Nacional de
Organizaciones Cafetaleras (CNOC) argumenta que de
aprobarse la patente solicitada por Nestlé
–cuyo número es MXPA04000332A– los productores
estarían en mayor desventaja y los que exportan café
orgánico –México es líder mundial de este producto–
pueden perder sus mercados.
Los productores mexicanos de café han demandado al
secretario de Agricultura, Ganadería, Desarrollo
Rural, Pesca y Alimentación, la suspensión de
cualquier autorización de patente solicitada por
Nestlé. Los productores argumentan que la
compañía ya obtuvo la eliminación de aranceles en la
importación de café verde y apoyo gubernamental para
fomentar la producción de café robusta, cuando la
producción tradicional en el país es de café arábiga
de mejor calidad. El temor de los campesinos sobre
el poder de Nestlé no es infundado en la
medida que tomemos en cuenta que el presidente
Vicente Fox es un hombre de Coca-Cola y ésta
y Nestlé son socios.
Ante la denuncia, la respuesta de la compañía es de
antología. Su vocero Francois-Xavier Perroud declaró
en Vevey que Greenpeace “sufre una confusión”, ya
que la patente aludida “fue autorizada en abril de
2003 y no en 2006” como denuncia la ONG. No hay nada
nuevo –argumenta Perroud– y tiene razón, pese a sus
lujosas publicaciones…nada nuevo en Nestlé.
En
Montevideo, Enildo
Iglesias
© Rel-Uita
8 de mayo de 2006 |
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Tomado de Nestlé: “Somos malos
comunicadores”, página Web de la Rel-UITA, junio
2003.
Mark Pendergrast, El café, historia de la semilla
que cambió el mundo.
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