Colombia

La otra Colombia,  autónoma y soberana   El Presidente Uribe le pide audiencia   (segunda parte)

La Plazoleta de San Francisco, frente al edificio de la Gobernación del Valle del Cauca, fue testigo de la presencia de aborígenes Yanaconas, Eperada–Siapidaria, Guambianos, Paeces, Coconucos, Totoroes. Todos protegidos por su propia guardia con bastón, la misma que ha mantenido a los grupos armados violentos fuera de sus territorios, y que no ha permitido la ingerencia de la policía ni el ejercito en la seguridad de su protesta, en un homenaje de fidelidad a la inspiradora de ese tipo de custodia, la cacica La Gaitana, quien adoptó esta modalidad para confrontar la invasión española.

EFE

El motivo de la concentración en este lugar fue entregar públicamente a la Gobernación del Valle del Cauca las conclusiones de las cuatro mesas de trabajo que sesionaron durante el Congreso del Concejo Regional Indígena del Cauca (CRIC). Los temas enunciados por el consejero mayor, Clímaco Álvarez, fueron:

“Derechos humanos”. Se decidió hacerle llegar un ultimátum al gobierno para que informe sobre su gestión para esclarecer la muerte violenta de 500 nativos y más de 180 desaparecidos. Si el gobierno no da respuesta satisfactoria, se preparará un nuevo Congreso que esta vez marchará a la capital del país, Bogotá.

Asimismo, se rechazó la política gubernamental de seguridad democrática en territorios indígenas, y se exige la desmilitarización de sus zonas. Se reclama con vehemencia a los actores armados el respeto por la autonomía y la soberanía de sus pueblos.

“Tratado de Libre Comercio”. Se manifestó abierta oposición a la negociación del TLC por considerar que atenta contra las reservas naturales, y proponen un referendo social sobre los temas negociables, con la participación directa de las organizaciones sociales.

“Reforma constitucional”. Se expresa una clara oposición a las pretensiones de reforma a la Constitución del 91, que apunta a limitar los derechos indígenas.

“Mecanismos de resistencia y autonomía”. Continuarán trabajando para implementar las políticas del (CRIC), sobre su resistencia civil a ser confinados en el olvido y la marginación social, basados en el desarrollo y fortalecimiento de su autonomía.

El sol radiante del inicio de la tarde, los espíritus tutelares de los aborígenes y la masa popular caleña que siempre vivió el acontecimiento como ejemplo de unidad y lucha, fueron testigos de cuando los bastones ceremoniales se alzaron para indicar que una nueva tarea de la Minga concluía, para iniciar el retorno de la gran concentración de 60 mil aborígenes, en donde Etelvina Taquinaz desde la madrugada, coordinaba a todas las mujeres para ordenar los asuntos de cocina, con varias toneladas de alimentos, y María Encina Ipia, de apenas 16 años, ejerció como vigilante para velar el sueño de la Minga pues fue la última en recibir el honor de ser aceptada en la guardia indígena del Cauca. Cuando un periodista extranjero le preguntó cuál es la edad para ser guardia, María Encina afirmó “La menor edad es 12 años, y el límite hasta cuando el cuerpo resista, porque esta no es una obligación, es un sentimiento que heredamos de nuestros mayores y de nuestros espíritus tutelares, y estamos presentes donde nos golpea la violencia en los territorios”.

Llegó la orden de levantar las carpas, ollas, alimentos, animales de pelo y pluma que sobraron de las provisiones traídas desde las montañas, los bomberos y trabajadores de las empresas públicas de Cali acudieron solidariamente a recoger los baños y duchas provisionales, para contribuir con la limpieza del vasto campamento.

Mientras una comisión de 44 gobernadores indígenas tomaba rumbo hacia Bogotá para gestionar la libertad de Alcibíades Escué, dirigente Paez que según los indígenas fue detenido para debilitar su movimiento, en otro lugar de la geografía, Acacías, pequeña población de los llanos en el Departamento del Meta, el presidente Álvaro Uribe dirigiéndose a un consejo comunitario anunciaba que realizaría otro consejo específicamente con las comunidades indígenas en protesta, para analizar su problemática y explicar los efectos “positivos” que tendrá el TLC para la cuestión social. Más allá de que los resultados de ese consejo parecen previsibles si se tienen en cuenta las conclusiones leídas en la Plazoleta de San Francisco, lo importante es que la poderosa movilización, sin proponérselo, logró que el presidente Uribe le solicitara audiencia a “La Otra Colombia”.

Luis Alejandro Pedraza

© Rel-UITA

29 de setiembre de 2004