Paraguay

Con el Paí Oliva, sacerdote jesuita

"El campesino se cansó"

 Una reciente carta pública dirigida al presidente de la República, puso en relieve, una vez más, la férrea personalidad de Francisco de Paula Oliva, más conocido como Paí Oliva, así como su compromiso inclaudicable con los desposeídos.

 

Nació en Sevilla, España, en 1928. Con 36 años llegó al Paraguay. En 1969 fue expulsado del país por la dictadura del general Stroessner, unos meses antes de adoptar la nacionalidad paraguaya. "Me acusaron de 'abrirles los ojos a los jóvenes'”, recuerda con una sonrisa. Pero la gota que colmó la paciencia de los militares fue la celebración de una misa a los estudiantes en huelga de hambre en la Facultad de Medicina. “Los de 'investigaciones' fueron a buscarme y luego de un interrogatorio fui invitado a abandonar el país”, dice.

 

En Argentina, su primera escala, trabajó durante nueve años con los paraguayos residentes en Buenos Aires. En 1970 da cursos de guiones de radio, cine y televisión en la Universidad de El Salvador de esa capital. "En Buenos Aires fundamos el Equipo Pastoral Paraguayo en Argentina (EPPA), que todavía está vigente. Entre 1979 y 1985 me instalé en Nicaragua, donde constituimos y dirigí la Agencia de Noticias y la revista Envío. También fui columnista de Barricada y el Nuevo Diario de Managua. Luego fui a España, trabajé con los jóvenes y escribí para el Diario Huelva y tuve un programa en Radio Popular de esa ciudad. Volví al Paraguay después de 27 años de ausencia, el 27 de julio de 1996". Oliva parece sorprenderse del camino recorrido, y su sonrisa un tanto maliciosa dibuja un: ¿qué tal?

Las grandes empresas que han llegado al campo paraguayo para plantar soja transgénica, no han generado empleo. Lo que necesitan son 4 o 5 tractoristas, nada más. Esa soja se exporta sin ningún procesamiento, y el dinero ni siquiera ingresa a nuestro país.

La entrevista se desarrolla en Radio Caritas, al término de su Programa "La siesta despierta", en una Asunción a punto de derretirse.

 

-Su carta abierta al Presidente denota mucha indignación y coraje.

 

-Mira, la mitad de la población de este país está en la pobreza y un tercio de ellos está en la pobreza extrema. Quitando la gente que vive en los cinturones pobres de las grandes ciudades, se calcula en unos 2 millones aproximadamente los campesinos sin tierra. Esta situación ocurre en medio de grandes extensiones, haciendas que no te imaginas, de hasta 400 mil hectáreas. Los campesinos que han sobrevivido con sus parcelas son islotes en medio de un océano de soja transgénica. Esos campesinos no sólo se ven acosados por el latifundio. Tienen otro problema: las fumigaciones. Las avionetas lo fumigan todo, incluyendo a la gente. Una escuela fue sometida a fumigaciones reiteradas, y varios niños resultaron con quemaduras espantosas. Hasta hubo campesinos muertos a consecuencia de los agrotóxicos. Esta situación contribuye al desplazamiento de la gente hacia la ciudad, mientras otros resisten. Lo cierto es que el campesino se cansó.

 

Este presidente, que viene de una familia campesina, inició su gestión de gobierno con un discurso muy populista, en el que hizo mención reiteradamente a la problemática campesina. Los grandes estancieros y la Sociedad Rural del Paraguay llegaron a acusarlo de estar a favor de los campesinos, ante lo cual él respondió: "si algún día yo estoy favor de la Sociedad Rural ellos me van a llamar estadista y eso no va a ocurrir". Pero ya ocurrió. Hace unos días el presidente de la Sociedad Rural felicitó al presidente de la República por ser un gran estadista. Curiosamente el presidente, hijo de una familia campesina –su madre era una campesina total– ahora está del lado de los terratenientes. ¿Por qué pasó eso? Hay que indagar quién le pagó la campaña electoral, quién es el verdadero dueño del circo y quiénes son los payasos. Los verdaderos dueños del circo son las transnacionales que se están quedando con nuestra tierra, los grandes empresarios y la mafia internacional, que también está metida.

 

-Hace algunas semanas usted hacía referencia a la adquisición de 400 mil hectáreas por parte de la secta Moon.

 

-400 mil hectáreas con una ciudad y todo. Menos el cementerio, que nos han "regalado", el resto pasó a manos de la secta.

 

-A pesar de toda la labor de denuncia y sensibilización pública, nada ha pasado con este caso.

 

-Efectivamente, nada ha pasado porque también el gobierno ha sido comprado por la secta Moon.

 

-Algunas autoridades señalan que las movilizaciones campesinas pueden generar nerviosismo en los inversionistas y empresas que están invirtiendo en el país creando fuentes de trabajo.

 

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Carta abierta al Presidente de la República

 

Francisco de Paula Oliva, Sacerdote Jesuíta

 

 

-Las grandes empresas que han llegado al campo paraguayo para plantar soja transgénica, no han generado empleo. Lo que necesitan son 4 o 5 tractoristas, nada más. Esa soja se exporta sin ningún procesamiento, y el dinero ni siquiera ingresa a nuestro país. Se llevan lo mejor de nuestra tierra, no generan trabajo y para colmo estos empresarios pegaron el grito en el cielo cuando se les dijo que tenían que pagar impuestos.

 

-¿Recibió alguna respuesta del presidente luego de su carta?

 

-No. Y me gustaría decírselo personalmente. Al anterior presidente de la República le di un buen consejo: ¡que se fuera! Para bien suyo y del Paraguay. Al actual le solicitaría que nos diga a favor de quién está.

 

-Otro Paraguay más justo y solidario no parece ser posible por los caminos que ha elegido el presidente

 

-Claro que no. Hay signos que indican que nos estamos acercando a una dictadura. Por ejemplo, se hacen cosas por orden superior, como en la época de Stroessner. Y se está reprimiendo descomunalmente ante incidentes menores, generando miedo.

 

Un politólogo amigo me decía: "estás equivocado, la dictadura nunca se fue". La dictadura está bajo tierra y brota de tiempo en tiempo. Prácticamente todos los presidentes electos en estos últimos 15 años son del mismo partido y fueron servidores del dictador.

 

-Desde afuera se tiene la percepción que no hay oposición política.

 

-No hay oposición verdadera. El Paraguay es como un gran teatro, donde todas las sillas las tiene ocupada un solo partido. De vez en cuando presta unas butacas por un tiempo, para que vean la función de cerca. Nada más.

 

 

En Asunción, Gerardo Iglesias

© Rel-UITA

2 de diciembre de 2004

 

 

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