Decenas de miles de personas se han
movilizado en todo el país para
garantizar el orden democrático que en
los días pasados se ha visto amenazado
por un intento de golpe de estado contra
el presidente José Manuel Zelaya, y por
obscuras maniobras que tenían el
objetivo de boicotear la consulta
popular del próximo domingo.
Mientras el país vuelve lentamente a una
situación de aparente calma, las
organizaciones sociales y sindicales se
están disponiendo a involucrarse
directamente en el proceso de
distribución del material en las
diferentes juntas receptoras de votos, y
a garantizar que la del domingo sea una
verdadera fiesta cívica para el pueblo
hondureño, por primera vez en su
historia, podrá expresar su opinión
sobre un tema tan trascendental como es
el inicio de un posible proceso que
podría cambiar la historia de
Honduras con la conformación de una
Asamblea Constituyente en 2010.
Para analizar la situación actual y los
acontecimientos de los días pasados,
SIREL dialogó con Carlos H. Reyes,
secretario general del Sindicato de
Trabajadores de la Industria de las
Bebidas y Similares (STIBYS), y
candidato independiente en las próximas
elecciones presidenciales.
-¿Qué lectura política podemos dar a
los acontecimientos de estos últimos
días?
-Cuando en 1981 se estaba discutiendo la
nueva Constitución, lo que imperaba en
el país y en la región era la guerra de
baja intensidad impulsada por Estados
Unidos y su embajador John
Dimitri Negroponte.
Había un gobierno civil, pero los que
mandaban eran los militares al mando de
los cuales estaba Gustavo
Álvarez Martínez, un asesino
que mandó a matar una gran cantidad de
personas. En este contexto, los
empresarios, por instrucciones de la
misma embajada de Estados
Unidos, lanzaron dos consignas:
vender Honduras y reducir el
Estado para supuestamente salir de la
pobreza. Estos principios permearon la
Constitución, y efectivamente a ésto ha
servido, es decir a impulsar el
neoliberalismo y todo lo que ese modelo
ha conllevado.
En 2005 se llegó al momento más crítico
para el país con la firma del Tratado de
Libre Comercio con Estados Unidos (DR-CAFTA*)
y los movimientos sociales
desencadenamos una fuerte lucha. El
DR-CAFTA dio el golpe final a
nuestra Constitución y nosotros dijimos
que ya era tiempo de conformar una
Constituyente que reformara la
Constitución para rescatar la soberanía
perdida.
En la actualidad el presidente Zelaya
ha retomado ese tema y aunque la
Constitución no tiene ningún mecanismo
para consultar al pueblo, propuso una
Consulta Popular que fue atacada muy
fuertemente por diferentes sectores, con
una campaña mediática y psicológica
llena de mentiras y calumnias para
meterle miedo a la gente.
Se llegó hasta al uso de la violencia
contra quienes se demostraban a favor de
la Consulta popular.
Fabio Ochoa, un dirigente
popular del departamento de Colón que ha
luchado al lado de los ex bananeros
afectados por el Nemagón, fue herido de
bala muy gravemente al salir de una
canal de televisión donde había apoyado
públicamente la necesidad de crear una
Constituyente y una reforma a la
Constitución. Ningún medio informó sobre
ese crimen.
En este sentido, lo que ha pasado en
estos últimos días demuestra la clara
intención de no querer dejar que el
pueblo se exprese y decida de si quiere
o no una reforma a la Constitución.
-Casi todos los poderes e
instituciones del Estado se han
declarado en contra de la Consulta y de
la Cuarta Urna. ¿A qué se debe?
-El hecho de que están en contra y que
el Presidente se encuentra en esta
situación de aislamiento institucional,
es porque no quieren que el pueblo se
exprese. ¿Y cuál es el temor de ellos?
Que con una nueva Constitución el pueblo
va a tener la posibilidad y la
correlación de fuerzas en el seno de la
Asamblea Nacional Constituyente para
rescatar los recursos naturales, sobre
todo los del subsuelo. Estoy hablando de
la presencia segura de petróleo y los
grandes empresarios nacionales y las
transnacionales temen perder el negocio
de su vida, si es que en la nueva
Constitución se va a plantear que estos
recursos van a ser del Estado.
Lo que interesa
es que en Honduras empecemos
a debatir a fondo sobre
política y sobre el resultado
desastroso que ha dejado el
modelo neoliberal. Y eso es
lo que no quieren. No
quieren que el pueblo se
politice, que empiece un
debate político sobre los
problemas nacionales. |
Actualmente, el 30 por ciento del
territorio nacional ha sido entregado en
concesiones a empresas mineras
extranjeras y lo mismo ocurre con las
cuencas hídricas. Una Constitución que
prohíba esta explotación es algo que
crea terror en los empresarios
nacionales y extranjeros.
Pero también estamos hablando de
empresarios que no quieren pagar
impuestos. Antes de 1970, el Estado
recibía como ingresos fiscales el 25 por
ciento del PIB, hoy recibe el 14 por
ciento. Una Constitución que determine
una política fiscal redistributiva de
los ingresos es otro tema que los
empresarios siquiera quieren oír
mencionar. No quieren perder los
privilegios que tienen, mientras tanto
el 80 por ciento de la población vive en
pobreza y pobreza extrema.
-¿Los movimientos sociales están
apoyando al presidente Zelaya?
-El presidente Zelaya recibió el
apoyo directo de gran parte de su
partido, mientras que las tres centrales
obreras, el Bloque Popular de Honduras y
toda una serie de organizaciones
sociales están apoyando la Consulta del
domingo y no al presidente Zelaya.
Nosotros apoyamos la necesidad de una
nueva Constitución y creemos que el
presidente Zelaya debe entregar
su cargo el 27 de enero del próximo año.
Lo que interesa es que en
Honduras empecemos a debatir a fondo
sobre política y sobre el resultado
desastroso que ha dejado el modelo
neoliberal. Y eso es lo que no quieren.
No quieren que el pueblo se politice,
que empiece un debate político sobre los
problemas nacionales.
-¿Cree que el domingo se pueda
desarrollar el proceso de votación?
-El hecho de que el Ejército no va a
participar en la logística para el
desarrollo de la votación seguramente va
a crear problemas. Sin embargo, hay
muchísima gente que está dispuesta a
colaborar y a trabajar en eso. Van a haber
dificultades, pero creo que al final
vamos a lograr que la gente vote.
La gente se está movilizando y está
dispuesta a defender ese derecho.