Un autodenominado
Foro por la Libertad y la Concordia integrado por ex militares que
participaron en violaciones a los derechos humanos durante la dictadura
uruguaya (1973-1985) amenaza al periodista, colaborador y amigo de la
Rel-UITA, Roger Rodríguez por sus investigaciones en el tema. Sirel dialogó
al respecto con Jair Krischke, del Movimiento Justicia y Derechos Humanos de
Porto Alegre, Brasil.
-¿Qué opinas ante las
amenazas contra el periodista Roger Rodríguez?
-Antes que nada, queremos expresar nuestra más firme y total
solidaridad con Roger, amigo y compañero de luchas desde hace muchos
años.
Esto demuestra que esta gente sigue muy cercana a ciertos
espacios de poder. Tiene acceso a datos personales de cualquiera. Un amigo
suele decir que nuestros países recuperaron aparentemente la democracia,
pero “los militares apenas desocuparon la plaza”. Ellos siguen muy atentos,
y esto ocurre no sólo en Uruguay, también en Brasil,
Argentina, Chile, Paraguay.
Es muy preocupante, porque los datos personales son
particulares y nadie debería tener acceso.
-¿De dónde provienen estos
grupos?
-En la raíz de estos movimientos están los próximos
interrogatorios judiciales que deberán pasar unos cuantos militares
uruguayos que hasta ahora se habían mantenido alejados de los juzgados.
También está pasando en Argentina. Hay militares
argentinos que están apoyando y hasta patrocinando financieramente estos
grupos, así como una organización llamada
Unoamérica.
-¿De qué se trata esta
organización?
-Tiene su sede principal en Venezuela, pero se mueve
en todo el continente. Es una organización de empresarios de ultraderecha
que invierten mucho dinero en esto; están bien organizados.
Roger
fue distinguido en el Premio Derechos Humanos de Periodismo,
instituido entre otros por nuestro Movimiento y la Rel-UITA |
Aquí en Brasil tiene una presencia activa, intenta
cooptar empresarios, periodistas influyentes, mediante actividades que duran
todo un fin de semana en hoteles de lujo, como por ejemplo en Salvador de
Bahía.
Allí discuten las preocupaciones propias de la gente de
derecha, que se siente amenazada por los gobiernos progresistas de la
región.
También intentan llamar la atención de los medios, de la
prensa, y manejan bien las estrategias de comunicación. Tal vez recién
empiezan a moverse públicamente en Uruguay.
-Este grupo de ex militares
y civiles han irrumpido en el escenario político con métodos que antes nunca
habían usado otras agrupaciones de este tipo en Uruguay…
-Esta organización rompe con los hábitos locales porque tiene
una actitud virulenta y muy activa. No es media docena de loquitos quien
está haciendo esto, sino que es un conjunto de personas con poder económico
que promueve estos intentos desestabilizadores porque no aceptan que los
países de la región hayan optado por gobiernos de tono progresista, con
preocupación por lo social, por los derechos humanos e intentando una cierta
redistribución de la riqueza.
Esto de colocar en Facebook todos los datos personales
de Roger, y hasta un mapa de su domicilio, son los mismos métodos
utilizados en Colombia.
En todos los países existen los “trastornados”, los llamados
“fanáticos”, cuyo accionar no es previsible y que pueden cometer crímenes
guiados por estas técnicas de manipulación, creyendo que le están haciendo
un bien a la humanidad. Esto es muy peligroso, es algo meditado para crear
la posibilidad de que ocurra un ataque.
Roger
es uno de los raros periodistas que en la región siguen
investigando estos hechos perpetrados por militares durante las
dictaduras |
-Están atacando un símbolo,
un emblema, para medir fuerzas…
-Roger fue distinguido en el Premio Derechos Humanos
de Periodismo, instituido entre otros por nuestro Movimiento y la
Rel-UITA. También se le realizó un reconocimiento en Uruguay por
su compromiso con la investigación de las violaciones a los derechos
humanos, especialmente por su destacado papel en la investigación del caso
Simón Riquelo y sobre el llamado “segundo vuelo” que llevó
clandestinamente detenidos-desaparecidos desde Buenos Aires a Montevideo.
Roger
es uno de los raros periodistas que en la región siguen investigando estos
hechos perpetrados por militares durante las dictaduras. Acá en Brasil
ya no existe casi nadie que haga esa tarea porque hay una “juvenilización”
de las redacciones de periódicos y revistas, y la enorme mayoría de los
jóvenes no conoce estos hechos.
Aquí hay dos o tres periodistas que continúan, en
Argentina alguno, una periodista en Chile y Roger en
Uruguay. Ya son raros estos profesionales. Por eso lo atacan a él.
Debemos permanecer alerta contra estos estertores de insomnes
trasnochados, pero no por eso menos peligrosos. No lograrán amedrentar a
nadie, y mucho menos a Roger, que calza unos cuantos puntos más que
cualquiera de ellos.