El pasado 24 de diciembre la
magistratura italiana decidió enjuiciar
a 146 miembros de cuerpos represivos
sudamericanos (61 argentinos, 33
uruguayos, 23 chilenos, 7
bolivianos, 4 peruanos, 11
brasileños, y 7 paraguayos, 6 de los
cuales ya fallecieron) que operaron
durante las dictaduras latinoamericanas
de los años 70 y 80 en el marco del
tristemente famoso Plan Cóndor.
La jueza de investigaciones preliminares (GIP, por sus
siglas en italiano), Luisanna
Figliolia, emitió las órdenes de
detención acogiendo de esa manera la
solicitud del fiscal adjunto del
Tribunal Penal de Roma, Giancarlo
Capaldo, quien a partir de 1998 y a
raíz de las denuncias presentadas por
los familiares de 25 ciudadanos y
ciudadanas de origen italiano
desaparecidos*, condujo una larga
investigación sobre el Plan Cóndor,
recogiendo las pruebas necesarias para
pedir el enjuiciamiento y la extradición
de todos los investigados.
Entre los destinatarios de las órdenes de detención figuran
los ex dictadores Jorge Rafael Videla
y Emilio Massera (Argentina),
Juan Maria Bordaberry y su
sucesor, Gregorio Álvarez (Uruguay),
el jefe de
Manuel
Contreras, el ex
presidente de Perú (1975-80)
Francisco Morales, y el ex primer
ministro Pedro Richter Prada
(1979-80), los ex ministros uruguayos
Walter Ravenna (Defensa), Juan
Carlos Blanco y Alejandro Rovira
(Exteriores), el ex jefe de la marina
uruguaya Víctor Ibargoyen, y el
ex ministro del Interior paraguayo,
Sabino Augusto Montanaro Ciarletti
(1967-89), el ex coronel brasileño
Carlos Alberto Ponzi y el general
brasileño retirado Agnaldo del Nero
Augusto.
Para tratar de entender el sentido más profundo, pero también
el significado simbólico de esta nueva
etapa en la búsqueda de la verdad y
justicia, Sirel conversó con
Jair Krishke, del Movimiento de
Justicia y Derechos Humanos de Rio
Grande do Sul (MJDH) y
principal
interlocutor de las familias de italo-argentinas
desaparecidas en Brasil durante
el régimen dictatorial.
-Antes de abordar la acción emprendida
por la justicia italiana, quisiera que
habláramos un poco de qué fue el Plan
Cóndor para el continente
latinoamericano.
-El Plan Cóndor fue creado en una reunión
en Santiago de Chile en noviembre de
1975, donde las fuerzas represivas de
diferentes países de América del Sur
se pusieron de acuerdo para combatir a
los que consideraban “subversivos”, con
medios totalmente ilegales y sin ningún
tipo de respeto a las leyes nacionales.
Ya no importaban las fronteras
geográficas sino solamente las
ideológicas, y se comenzaron a organizar
operativos para secuestrar y trasladar
personas a otros países. La mayor parte
de las veces estos detenidos
clandestinamente eran torturados,
asesinados o desaparecidos. En el caso
de Brasil, esta práctica ya
estaba desarrollada antes del Plan
Cóndor.
-¿Qué papel jugaron en el Plan Cóndor
estas 146 personas que están siendo
enjuiciadas por la magistratura
italiana, y cómo se logró que la
justicia italiana actuara de una forma
tan incisiva?
-En 1998 los familiares de 25 italo-argentinos e
italo-uruguayos desaparecidos se
presentaron al fiscal Giancarlo
Capaldo para denunciar y pedir que
se investigaran estos casos. El fiscal
viajó a la Argentina para tomar
las declaraciones, y yo también
participé testificando sobre lo
ocurrido. Regresando a Italia, el
doctor Capaldo siguió las
investigaciones pidiendo también el
apoyo de diferentes organizaciones de
derechos humanos. En mi caso, me pidió
que explicara cómo funcionó la
organización de la represión brasileña.
Fue un largo trabajo, pero fue muy
interesante sentarme a pensar y escribir
cómo funcionaba exactamente este
monstruo represivo y con qué dinámica.
Pude reconstruir cómo estaba organizado y qué
personas conformaban la cadena de mando
del aparato represivo brasileño,
responsable, entre otros, de los casos
que está manejando la justicia italiana
de Horacio Domingo Campiglia y
Lorenzo Ismael Viñas. Sin lugar a
duda las personas que ahora están siendo
enjuiciadas en Italia estaban al
mando de las operaciones represivas.
-¿Cuál es el significado de esta acción
judicial y qué importancia puede tener
para el futuro?
-En el caso de algunos países, como por ejemplo
Argentina, Uruguay y en
menor parte Chile, el proceso de
enjuiciamiento a los responsables de
estos crímenes está bastante avanzado.
En cambio, en Brasil nunca se
hizo nada. Es por eso que esta acción
judicial italiana ha impactado mucho y
está provocando diferentes reacciones
entre las personas que estaban
convencidas de que nunca se les iba a
enjuiciar, de que prácticamente eran
inmunes, y también provoca reacciones en
el seno del actual gobierno de Lula,
donde hay ministros que fueron víctimas
de la dictadura. Lo que
está pasando en Italia
es muy importante, porque está nuevamente despertando
el interés por algo que se estaba
olvidando. Hubo una gran cobertura de
los medios informativos y ahora un
senador de la República está pensando
llamar a la Comisión de Derechos Humanos
del Senado para que convoque a declarar
a los militares involucrados.
-El MJDH, y por supuesto, tu persona,
tienen muchos años de estar trabajando
el tema de las violaciones a los
derechos humanos ocurridas en las
décadas de los 70 y 80 en Brasil y en el
continente latinoamericano. ¿Qué
significado concreto, pero también
simbólico, tiene la memoria para ustedes
y para los familiares de las victimas?
Saber lo que pasó es un derecho fundamental de
las personas y de la democracia. La
democracia tiene exigencias. Yo siempre
digo que la democracia es muy parecida a
una señora embarazada: o está embarazada
o no lo está, no hay otra alternativa.
Lo mismo pasa con la democracia: o es
democracia en toda su plenitud o no es
democracia. No podemos pensar en una
democracia, fortalecerla, apoyarla,
consolidarla si no tenemos claro qué fue
lo que pasó en aquellos años. Para poder
mirar adelante es importante saber quién
hizo qué cosa y rescatar esta historia
reciente de nuestros países. Sin
resolver este pasado, que acá en la
región llamamos “años de plomo”, por lo
pesado, lo duro y lo grises que fueron,
no es posible seguir adelante. Con esta
acción de la justicia italiana ese tema
vuelve a la mesa y los familiares de las
personas desaparecidas en todos estos
países (Argentina, Uruguay,
Chile, Perú, Brasil,
Paraguay, Bolivia) están
con un mismo sentimiento, que no es de
venganza, sino de justicia. Es decir que
quieren que a estos señores se les dé un
amplio derecho de defensa, lo que ellos
no dieron a sus victimas, pero hay que
juzgarlos por los crímenes cometidos.
-Actualmente, de las 146 personas
enjuiciadas sólo el
ex miembro del servicio de Inteligencia
de la Armada uruguaya (FUSNA), Nestor
Jorge Fernández Tróccoli, está detenido
en cuanto ya residía en Italia. ¿Qué
posibilidad hay de que también los demás
sean extraditados a Italia?
-En Brasil la Constitución no permite la extradición
de un ciudadano brasileño, pero el Poder
Judicial tiene el deber de juzgar a
estos criminales en Brasil y no
se puede ignorar lo que Italia
está pidiendo. Yo siempre digo que el
último poder en redemocratizarse después
de una dictadura es la justicia, pero en
este caso hay también convenios
bilaterales y un compromiso
internacional directo entre Italia
y Brasil relativo al Derecho
Penal, que obliga Brasil a actuar
de esta manera. Al mismo tiempo, se
necesita que la gente y las
organizaciones presionen para que la
justicia cumpla con su deber. Otro tema
que ahora se está metiendo en el debate
es lo de la amnistía y en este sentido,
el ministro de Justicia de Brasil,
Tarso Genro, ya declaró algo al
respecto A Genro lo conozco desde
hace mucho tiempo y es una persona que
sufrió directamente la represión; estuvo
exiliado en Uruguay. Hay que
aclarar que la Ley de Amnistía en
Brasil tiene la fecha del 28 de
agosto del 1979, así que no tiene nada
que ver con estos casos, porque se
refieren a hechos ocurridos en 1980.
Además, se está diciendo que los
crimines están prescritos. Es cierto que
las causas de homicidio pueden
prescribir, pero los casos tratados en
Italia son desapariciones y según
el Código Penal brasileño, la
desaparición es un crimen continuado.
Mientras no aparezca el cuerpo o la
persona el crimen sigue. La justicia
brasileña tiene en sus manos un desafío:
decidir sobre este tema, lo cual puede
servir además para otros casos. Hay
algunos países que sí pueden extraditar,
y mi percepción es que varios lo van a
hacer, en todo caso, con estas órdenes
internacionales de detención, estas
personas no van a poder salir de sus
países por temor a ser capturadas y
trasladadas a Italia.
-¿Cuál ha sido la reacción de la gente
ante esta noticia?
-Te voy a dar un ejemplo. Después de que salió la noticia
proveniente de Italia, muchas
personas que no conozco me paran y me
saludan en la calle, me felicitan. Lo
mismo me pasó en Argentina y en
Uruguay. Creo que si esta
brutalidad que pasó en nuestra región
hubiese pasado en Europa ya
habrían hecho libros, películas,
estudios académicos, pero en esta parte
del mundo es mucho más difícil, y cuando
pasa algo como lo que ocurrió en
Italia, la gente se anima y tiene
nuevas esperanzas.
-¿De qué forma en Italia y en el mundo
la gente puede participar en esta nueva
etapa de lucha para llegar a la verdad?
-Puede manifestarse dirigiéndose a las instituciones que
están involucradas en nuestros países, e
incluso puede enviar a nuestro correo
las cartas de apoyo al trabajo que se
está haciendo.