-¿Cómo nació la idea de premiar al
periodismo desde la mirada de los
derechos humanos?
-Entendimos que para trabajar el tema de
los derechos humanos era fundamental la
colaboración de la prensa y, cuando
hablo de los medios me refiero a los
periodistas con interés en el tema, que
buscan información y datos. Asimismo,
estoy haciendo mención a aquellos
periodistas que, de alguna manera,
“traducen” los documentos
internacionales que tratan los derechos
humanos, ya que en su mayoría están
elaborados en un lenguaje que resulta
dificultoso para el pueblo.
Además, para hacer llegar la información
y divulgar qué son los derechos humanos
y sus alcances, hay que tener una
complicidad cotidiana con la prensa y
con los periodistas.
Es por estas razones que en 1984
–todavía en dictadura-, con una amiga
periodista decidimos crear este premio,
que cuenta con el apoyo de la Orden de
Abogados de Brasil (OAB-RG),
de la Asociación Profesional de
Reporteros Gráficos y Cinematográficos (ARFOC)
de Río Grande, ARFOC - Brasil
y de la Rel-UITA.
-¿Cuántas categorías tiene el premio?
-Las clásicas de reportaje periodístico,
radio, televisión, imagen televisiva;
fotografía, caricatura y crónica; en
este espacio abrimos la posibilidad de
integrar trabajos que el periodista
realizó y la empresa no publicó. Por
último, hace unos años se creó con la
Rel-UITA la llamada “categoría
especial” sobre un tema específico de
interés latinoamericano.
-Para esta XXIV premiación,
Rel-UITA sugirió los agrocombustibles
como tema especial. ¿Por qué el
colectivo de derechos humanos aceptó la
propuesta y cómo vincularon los
agrocombustibles cómo una problemática
de los Derechos Humanos?
-Acceder a una alimentación adecuada es
un derecho fundamental, y la defensa de
los derechos humanos pasa, entre otros
capítulos, por la lucha contra el hambre
y por el acceso a la tierra. Hoy se
produce lo suficiente como para
alimentar sin problemas a toda la
humanidad, sin embargo, uno de cada seis
habitantes del planeta padece hambre
crónica. El modelo imperante sólo
persigue el lucro, la inmediatez de las
ganancias sin importar los resultados
desastrosos que esté causando en materia
social, económica y ambiental
Por ello vemos con especial preocupación
cómo, en beneficio de la producción de
agrocombustibles, se estará desplazando
el suelo destinado a la agricultura y a
la producción de alimentos. Esto es un
fenómeno impresionante, parece que la
gente no se da cuenta de lo que está
pasando. Estamos en el inicio de un
proceso que acelerará las dinámicas de
exclusión social, de concentración de la
tierra y del capital, y en el que,
además, se vislumbra una espiral alcista
de los precios de los productos
alimenticios.
¿Y todo esto para qué? ¿Para alimentar
el parking automotriz? ¿No será que
estamos ante una dramática ausencia de
políticas públicas que, entre otras
cosas, hagan más eficiente, digno y
seguro al transporte público, donde se
termine con “la orgía energética” que
realizan los países del primer mundo,
como bien decía nuestro querido amigo
Jose Lutzenberger?
El presidente Lula ha hecho de
los agrocombustibles su buque insignia.
Donde llega habla de “esta nueva matriz
energética” del siglo XXI. Sin embargo,
no habla
que las condiciones de trabajo en los
cañaverales brasileños son del siglo XVI,
donde en la siembra del cultivo, la
cosecha y la producción industrial se
masacra sistemáticamente a los
trabajadores y sus derechos humanos son
violados flagrantemente.
Durante la zafra azucarera somos
informados con frecuencia sobre
trabajadores que mueren agotados, porque
para llevar un real más a su casa cortan
15, 17 y hasta 20 toneladas de caña en
un día. Por ello acostumbro decir: ¡en
cualquier parte del mundo donde hay
caña, hay miseria!
Brasil
fue uno de los países que por más años
convivió con la esclavitud. En aquel
entonces un esclavo costaba entre 12 y
14 mil reales (6 y 7 mil dólares).
Entonces el dueño del esclavo cuidaba
ese capital, era bien alimentado, y si
enfermaba se trataba de curarlo.
Hoy no hay esclavitud como régimen
generalizado, pero si un trabajador
muere, o una trabajadora joven de una
avícola padece dolores permanentes
porque sufre de Lesiones por Esfuerzos
Repetitivos (LER), no importa, nada
importa, ya vendrá otro.
-El MJDH ha sido pionero en apoyar la
lucha por la reforma agraria, como un
derecho humano.
-Es verdad, pero esto no ha funcionado,
porque hoy Brasil está asistiendo
a un proceso de contrarreforma agraria y
de extranjerización de la tierra. En
nuestro estado, Río Grande del Sur, a
través del monocultivo sojero y el
plantío de eucaliptos, se viene
perpetrando un ignominioso proceso de
devastación de la agricultura familiar.
Con los agrocombustibles, la situación
se complicará aún mucho más.