Como
siempre, recojo las interrogantes que se hacen en mi entorno. Hoy se refieren a
las elecciones internas de la Asociación Nacional Republicana (ANR); léase
Partido Colorado.
¿Por qué los jóvenes no votaron
demasiado? Alguien insinuaba que por rebeldía o porque estaban frustrados.
¿Frustrados por qué? ¿Será porque
ellos, siendo jóvenes, exigen más y vieron como todos la compra generalizada de
votos, como si así se hiciera democracia?
¿Será que este partido tiene el 1,8
millones de afiliados que dice tener? ¿Serán sus afiliados los que votaron ahora
o fueron votos comprados?
Sin embargo el Tribunal Supremo de
Justicia Electoral (TSJE) le paga dinero por cada uno de esos supuestos 1,8
millones de afiliados. ¿No será ésta una manera de robar los recursos del
Estado, que se podrían emplear mejor en salud y educación?
El candidato perdedor habló mucho en
la campaña. El ganador no habló mucho, y sin embargo le sacó un 20 por ciento de
ventaja sobre los votos emitidos.
No se explica esto, a no ser que
haya habido una cierta “ayuda efectiva” de la que habló el director de un
programa político en TV. ¿Qué significado tiene eso de “ayuda efectiva”?
“Todo el desarrollo del acto
electoral fue normal. No hubo incidentes como los que ocurrían antes”, dijeron.
Creo que se referían a peleas.
Ciertamente los tiempos van
mejorando, y les felicito. Pero, ¿se puede calificar como normal la gran
cantidad de votos comprados, cosa expresamente prohibida en el Código Penal
paraguayo (capítulo II, arts. 277-280)?
¿Se puede saber qué hizo la Justicia
Electoral con los miles de casos de compra de votos o de cédulas rechazadas para
que no votaran por el candidato contrario?
En una democracia, reflexiva y libre
el elector elige al que va a ser su representante. Entre nosotros, parece que
muchas veces sucede al revés: un grupo con dinero compra los votos.
La pregunta es: ¿a qué ciudadanos
representa el más votado?
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