Más de 5 millones de niñas, niños y
adolescentes trabajan en América Latina,
y muchos de ellos sufren diferentes
tipos de violencia en los lugares de
trabajo, de acuerdo con el Estudio
mundial sobre violencia contra la niñez,
de las Naciones Unidas.
El documento indica que existe muy poca información sobre la
violencia contra menores de edad en los
lugares de trabajo, especialmente de
aquellos que se encuentran en la
economía informal, donde está la mayoría
de estas y estos trabajadores.
Según la Organización Interna-cional de Trabajo (OIT), el 10
por ciento de toda la población de 5 a
17 años en América Latina realiza
las peores formas de trabajo infantil, a
pesar de que las niñas y los niños de
menos de 14 años no deberían de
trabajar, según la legislación
internacional.
Isa Ferreira,
directora para América Latina y
el Caribe de la OIT,
señaló que esta organización “defiende
la acción para combatir la violencia
contra niños y niñas en el trabajo con
tolerancia cero. El trabajo infantil y
la violencia en el trabajo no son la
misma cosa, pero es necesario eliminar
ambos. La violencia en el trabajo es
inaceptable, se trate de niñas y niños,
adolescentes o de adultos".
El trabajo infantil “es la actividad que implica la participación
de niñas y niños menores de 15 años en
la producción y comercialización
familiar de los bienes no destinados al
autoconsumo o en la prestación de
servicios a personas naturales o
jurídicas que les impidan el acceso,
rendimiento y permanencia en la
educación o se realicen en ambientes
peligrosos, produzcan efectos negativos
inmediatos o futuros o se lleven a cabo
en condiciones que afecten el desarrollo
psicológico, físico, moral o social de
los niños”, según la OIT.
El informe de la ONU destaca que las formas más comunes de
violencia contra la niñez en los lugares
de trabajo son: física (golpes, patadas,
cachetadas, latigazos, quemaduras y en
casos extremos incluso asesinato);
psicológica (gritos, regaños, insultos,
amenazas, lenguaje obsceno, acoso,
aislamiento, marginalización,
discriminación); y sexual (acoso sexual
y violación).
El daño más frecuente al bienestar de las niñas y niños
trabajadores parece ser la baja
autoestima resultante del abuso verbal,
la humillación y el acoso físico. Los
niños y niñas se quejan frecuentemente
de la falta de respeto con que son
tratados, puntualiza el informe.
La violencia como un problema específico no ha tenido mucha
atención de parte de los programas
relacionados al trabajo infantil. Un
reto que surge del estudio de Naciones
Unidas es hacer que la violencia contra
niñas y niños en los lugares de trabajo
sea un tema más visible, y darle una
prioridad más alta entre quienes
elaboran políticas públicas.
La ONU recomienda enfrentar esta problemática promoviendo
una política de cero tolerancia a la
violencia contra las niñas y niños que
están trabajando, así como el acceso
universal a la educación básica y el fin
del empleo de menores de edad en las
peores formas de trabajo infantil.
Comfia
10 de enero de 2008