El día 10 de septiembre, los trabajadores rurales Antonio
da Penha Xavier y Manoel Ferreira dos Santos,
del municipio de Bom Jesús, en el interior de Mato
Grosso, enviaron a la Federación de Trabajadores en
la Agricultura del estado (Fetargri-MT) una
carta de denuncia solicitando protección.
Ellos y otros cuatro
trabajadores están amenazados de muerte debido a los
conflictos en los asentamientos Massif y en la
hacienda Bordolândia. Uno de ellos, el trabajador João
Maffei, fue asesinado el 29 de diciembre de 2006.
“¿Cuándo las autoridades tomarán una actitud?
¿Será que vamos a morir?”, preguntó Manoel Ferreira
dos Santos.
En
la carta, da un nombre del pistolero que pretende
matarlo, conocido como Demá, cuenta que su casa es
vigilada y dice que ya denunció el caso al
representante* del Instituto Nacional de
Colonización y Reforma Agraria (Incra),
Gercindo Filho. El Incra encaminó el pedido a la
Secretaría de Seguridad Pública de Mato Grosso, pero
hasta el momento, nada fue hecho.
Ese no es un caso
aislado. El viernes 14, en Porto dos Gaúchos (MT),
el sindicalista Décio Vitor Leôncio, de 25 años, fue
asesinado a palazos dentro de su propia casa.
Leôncio trabajaba desde hacía más de 5 años en el
Sindicato de Trabajadores y Trabajadoras Rurales (STTR)
de la ciudad. El era el responsable de las
negociaciones de la expropiación de la Hacienda
Mansaguari donde 350 familias esperaban hace años
para ser asentadas.
Desatención
Para el presidente de Fetagri-MT, Adão da Silva,
la muerte de Décio ya estaba anunciada.
Además de él, otros líderes del STTR fueron
amenazados de muerte. “La presidenta del sindicato,
Lucinéia Bergamin, no se queda más allá”,
comentó, Adão cuenta que varios documentos
fueron encaminados, con relatos de la situación, a
las autoridades competentes. “Mandamos por escrito
documentos al Incra y al Ministerio Público
Federal del Estado sobre la situación de la región,
pero nada fue hecho”. Para Silva, la
situación no mejorará hasta que el gobierno federal
no tome cartas en el asunto.
“No pedí protección hasta ahora porque estoy descreído. No
creo que resulte en algo”, se desahogó Raimundo
Nonato, presidente del sindicato de Porto Acre
(AC). La semana pasada, fue amenazado de muerte por
el empresario Irani Damian. El empresario
compró un área de la Hacienda Bandeirante destinada
a la reforma agraria, pero que aún no fue
expropiada. Actualmente 300 trabajadores rurales
ocupan la tierra. Según la Federación de los
Trabajadores en la Agricultura de Acre (Fetracre),
existen 40 conflictos en el estado, aún sin
solución.
El presidente de CONTAG, Manoel dos Santos,
dijo que el gobierno
necesita acelerar los procesos de expropiación de
tierra, pues la morosidad en la reforma agraria
continúa siendo la causa principal de los asesinatos
en el campo. “El poder judicial, el legislativo y la
policía necesitan actuar de forma efectiva con
relación a la reforma agraria y a la violencia en el
campo, combatir los crímenes que azotan
principalmente la región norte y condenar a los
culpables. Generalmente eso no sucede”.
El informe anual de la
Comisión
Pastoral de la Tierra (CPT) señaló que, en el año
2006, 40 personas murieron en el medio rural, entre
niños, adultos y ancianos, debido a conflictos
agrarios. Datos parciales de la misma entidad,
señalan 17 muertes de enero a agosto de 2007.
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