Brasil

Violencia en el campo

Nota de Rel-UITA al

Ministro de Justicia

 

 

Mientras la Confederación Nacional de Trabajadores y Trabajadoras de la Agricultura de Brasil denuncia que 2005 ha sido uno de los años con mayor violencia rural –30 asesinatos en once meses– y reclama la acción gubernamental para detener este flagelo, la Rel-UITA, que está realizando una campaña internacional contra la violencia rural en el estado de Pará, apoyó la iniciativa de la CONTAG enviándole la siguiente carta al doctor Márcio Thomaz Bastos, Ministro de Justicia de Brasil.

 

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Brasil

21-11-2005
 

Nota da CONTAG ao Ministro de Estado da Justiça

 

Secretaría Regional Latinoamericana de la

Unión Internacional de Trabajadores de la Alimentación,

Agrícolas, Hoteles, Restaurantes, Tabaco y Afines


 

Montevideo, 6 de diciembre de 2005

 

Señor Ministro de Estado de Justicia

Doctor Márcio Thomaz Bastos

Fax: (55) 61-3322 6817

Brasilia - DF

 

Ref.: Violencia en el medio rural

 

Señor Ministro:

 

Sirva la presente para apoyar en todos sus términos la nota que nuestra organización afiliada, la Confederación Nacional de Trabajadoras y Trabajadores de la Agricultura (CONTAG), y las Federaciones Estaduales de Trabajadores de la Agricultura de Mato Grosso, Pará y Pernambuco entregaron a usted el pasado 26 de noviembre.

 

La violencia en el campo es un flagelo que se agrava de forma alarmante. Un relevamiento recientemente publicado por la Comisión Pastoral de la Tierra (CPT) informa que 30 personas fueron asesinadas en este año, tres más que en el mismo período de 2004. La mayor violencia se registró en el estado de Pará con 16 asesinatos. Mientras ocurren estos homicidios, en varios estados se multiplican los actos intimidatorios contra dirigentes sindicales y activistas de los derechos humanos.

 

Está claro que el móvil de los homicidios va más allá de segar la vida de tantos queridos compañeros y compañeras. Con estas muertes se pretende paralizar por medio del terror todos los reclamos de reforma agraria, amedrentar la acción colectiva de la sociedad organizada, socavar el apoyo a los sindicatos en su lucha por dignificar las condiciones de trabajo y de vida de los asalariados rurales, única garantía de que la ignominia del trabajo esclavo deje de ser una execrable realidad que degrada no sólo al medio rural sino a la sociedad brasileña en general. Asimismo, se intenta reprimir y acallar a las organizaciones que defienden y promocionan los derechos humanos denunciando las diversas formas de impunidad y corrupción que sustentan este régimen semifeudal que parasita la democracia.

 

Los asesinos, los ejecutores directos, son sicarios al servicio de madereros y latifundistas, milicias particulares que forman parte de un modelo de producción excluyente y violento, que constituye un anacronismo absurdo en términos sociales, económicos, ecológicos y éticos. Mientras el desierto verde de los monocultivos arremete contra la supervivencia de miles de campesinos y arrasa la naturaleza, los mercenarios disparan sus armas sabiendo que la impunidad las volverá a cargar.

 

A este contexto hay que anexarle la inacción del Estado. De nada sirvieron las denuncias que realizaron la Hermana Dorothy Stang o Anilton Martins ante autoridades del gobierno federal en Brasilia. Ellos advirtieron oportunamente que sus vidas corrían peligro: Dorothy cayó asesinada de seis tiros, en Anapu, Pará, y Anilton de 18 balazos en Itaiba, Pernambuco. Ante la ausencia del Estado, los violentos y su lógica de guerra y terror han ocupado su lugar. De esta forma, mientras crece el número de homicidios, crece también la lista de amenazados de muerte.

 

Señor Ministro: el documento de la CONTAG y sus Federaciones configura un grito de repudio e indignación ante el padecimiento de miles de familias rurales, pero también llama vuestra atención con la voz responsable y firme de una organización nacional que plantea caminos que pongan fin a tanta barbarie.

 

CONTAG demanda una intervención estratégicamente articulada y permanente de parte del gobierno para el combate de la violencia en el campo, para que se adopte de manera urgente una serie de medidas concretas, las cuales están sugeridas en el referido documento.

 

En nombre de nuestra Internacional y sus 353 organizaciones afiliadas en 125 países, le exhortamos, señor Ministro, a que utilice usted su mayor influencia con la finalidad de que no tengamos que lamentar nuevos sucesos trágicos, y el trabajo y la vida en el campo deje de ser el privilegio de unos pocos y se convierta en una oportunidad para muchos en beneficio de todos.

 

Atentamente,

 

 

Gerardo Iglesias

Secretario regional UITA

 

 

C/c:   CONTAG

         UITA – Ginebra

         OIT

 

 

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