Montevideo, 6 de diciembre de 2005
Señor Ministro de Estado de Justicia
Doctor Márcio Thomaz Bastos
Fax: (55) 61-3322 6817
Brasilia - DF
Ref.: Violencia en el
medio rural
Señor Ministro:
Sirva la presente para apoyar en todos sus términos la nota
que nuestra organización afiliada, la Confederación Nacional
de Trabajadoras y Trabajadores de la Agricultura (CONTAG), y
las Federaciones Estaduales de Trabajadores de la
Agricultura de Mato Grosso, Pará y Pernambuco entregaron a
usted el pasado 26 de noviembre.
La violencia en el campo es un flagelo que se agrava de forma
alarmante. Un relevamiento recientemente publicado por la
Comisión Pastoral de la Tierra (CPT) informa que 30 personas
fueron asesinadas en este año, tres más que en el mismo
período de 2004. La mayor violencia se registró en el estado
de Pará con 16 asesinatos. Mientras ocurren estos
homicidios, en varios estados se multiplican los actos
intimidatorios contra dirigentes sindicales y activistas de
los derechos humanos.
Está claro que el móvil de los homicidios va más allá de
segar la vida de tantos queridos compañeros y compañeras.
Con estas muertes se pretende paralizar por medio del terror
todos los reclamos de reforma agraria, amedrentar la acción
colectiva de la sociedad organizada, socavar el apoyo a los
sindicatos en su lucha por dignificar las condiciones de
trabajo y de vida de los asalariados rurales, única garantía
de que la ignominia del trabajo esclavo deje de ser una
execrable realidad que degrada no sólo al medio rural sino a
la sociedad brasileña en general. Asimismo, se intenta
reprimir y acallar a las organizaciones que defienden y
promocionan los derechos humanos denunciando las diversas
formas de impunidad y corrupción que sustentan este régimen
semifeudal que parasita la democracia.
Los asesinos, los ejecutores directos, son sicarios al
servicio de madereros y latifundistas, milicias particulares
que forman parte de un modelo de producción excluyente y
violento, que constituye un anacronismo absurdo en términos
sociales, económicos, ecológicos y éticos. Mientras el
desierto verde de los monocultivos arremete contra la
supervivencia de miles de campesinos y arrasa la naturaleza,
los mercenarios disparan sus armas sabiendo que la impunidad
las volverá a cargar.
A este contexto hay que anexarle la inacción del Estado. De
nada sirvieron las denuncias que realizaron la Hermana
Dorothy Stang o Anilton Martins ante autoridades del
gobierno federal en Brasilia. Ellos advirtieron
oportunamente que sus vidas corrían peligro: Dorothy cayó
asesinada de seis tiros, en Anapu, Pará, y Anilton de 18
balazos en Itaiba, Pernambuco. Ante la ausencia del Estado,
los violentos y su lógica de guerra y terror han ocupado su
lugar. De esta forma, mientras crece el número de
homicidios, crece también la lista de amenazados de muerte.
Señor Ministro: el documento de la CONTAG y sus Federaciones
configura un grito de repudio e indignación ante el
padecimiento de miles de familias rurales, pero también
llama vuestra atención con la voz responsable y firme de una
organización nacional que plantea caminos que pongan fin a
tanta barbarie.
CONTAG demanda una intervención estratégicamente articulada y
permanente de parte del gobierno para el combate de la
violencia en el campo, para que se adopte de manera urgente
una serie de medidas concretas, las cuales están sugeridas
en el referido documento.
En nombre de nuestra Internacional y sus 353 organizaciones
afiliadas en 125 países, le exhortamos, señor Ministro, a
que utilice usted su mayor influencia con la finalidad de
que no tengamos que lamentar nuevos sucesos trágicos, y el
trabajo y la vida en el campo deje de ser el privilegio de
unos pocos y se convierta en una oportunidad para muchos en
beneficio de todos.
Atentamente,
Gerardo
Iglesias
Secretario
regional UITA
C/c: CONTAG
UITA – Ginebra
OIT
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