El ex comandante guerrillero, por
segunda vez presidente de la República
de Nicaragua, llegó a su segundo mes de
gobierno entre
luces y sombras, pero al
mismo tiempo, manteniendo todavía
intacta en buena parte de la población
la esperanza de poder salir, por fin, de
la dramática situación en que se
encuentra el país, después de 17 años de
desastrosas políticas neoliberales.
Las
relaciones internacionales
Que el nuevo gobierno presidido por
Daniel Ortega iba a
desencadenar diferentes reacciones
dentro de la sociedad nicaragüense, era
fácil de imaginar. En estos dos meses,
la administración Ortega ha
consolidado y fortalecido las relaciones
con países considerados estratégicos,
como Cuba, Venezuela,
Taiwan, pero sin descartar la opción
norteamericana. Con el gobierno cubano
ha seguido impulsando diferentes
programas médico-sanitarios y
educativos, con énfasis en el proyecto
de alfabetización “Yo, sí puedo”, que
tiene el objetivo de declarar a Nicaragua libre de analfabetismo en
el 2009.
La adhesión de Nicaragua a la
Alternativa Bolivariana para las
Américas (ALBA) permitió la firma
de una impresionante cantidad de
acuerdos con Venezuela,
focalizados sobre todo en el suministro
de petróleo a precios preferenciales, en
la generación de energía, crédito para
la pequeña y mediana empresa y las
cooperativas rurales, suministro de
medicamentos, instalación de fábricas
para producir diferentes tipos de
productos y hasta un megaproyecto para
la construcción de una refinería, que
rompería por fin el monopolio de la
ESSO en el país. Esta primera fase
arrojaría una cantidad de 430 millones
de dólares entre cooperación y fondos no
reembolsables.
Daniel Ortega y
Hugo Chávez |
Próximamente, Ortega viajará a
Brasil para analizar con el
Presidente Luiz Inacio Lula da Silva
un importante proyecto para renovar el
sistema de transporte público de Managua
y sobre todo, para impulsar la
producción de etanol en Nicaragua.
Ortega mantuvo también las
relaciones políticas y comerciales con
los países asiáticos ya presentes en el
país, como Taiwán y Corea del
Sur, y estableció relaciones con Irán,
firmando importantes acuerdos de
cooperación.
En aras de mantener buenas relaciones
con todo el mundo, Ortega comenzó
negociaciones con los organismos
financieros internacionales (FMI,
Banco Mundial y BID), con
importantes empresas transnacionales
interesadas en invertir en Nicaragua
y con la propia administración
norteamericana. Un pragmatismo que
parece querer olvidar la campaña “sucia”
lanzada por los Estados Unidos,
en la cual Ortega fue acusado de
representar “el pasado nefasto que no
debe volver”.
La misma política dirigida a aplacar las tensiones
electorales ha sido adoptada con los
empresarios nacionales, con los cuales
el nuevo presidente se ha reunido de
inmediato garantizandoles su apoyo.
Alternando encendidos discursos anti
capitalistas y anti neoliberalistas con
cordiales reuniones junto a los principales
exponentes de estas doctrinas, Ortega
ha comenzado a cumplir con algunas de
las tantas promesas de su campaña.
Primeras
medidas
Se decretó la gratuidad de la educación
y de la salud, invirtiendo nuevos
recursos presupuestarios en estos
sectores. Se anunció una política de
austeridad, reduciendo los salarios de
todos los funcionarios del Poder
Ejecutivo y proponiendo la misma medida
en los demás poderes del Estado. La
medida contempló también la eliminación
del uso de tarjetas de crédito,
préstamos personales, celulares, viajes no
justificados para los funcionarios
estatales, compra de vehículos, así como
una
reducción en el consumo combustible. Además,
comenzó una reestructuración del
personal y de los cargos en todos los
ministerios e institutos y una revisión
de los convenios, muchas veces firmados
con sindicatos oficialistas pocas
semanas antes de entregar las
instituciones a las nuevas
autoridades.Se redujo también la
publicidad gubernamental en los medios
de comunicación, privilegiando a los
medios con menos recursos económicos y a
los medios comunitarios. En el pasado,
la publicidad fue fuente de corrupción y
los gobiernos la utilizaron para premiar
a los medios afines al gobierno y
castigar a los opositores, en el afán de
comprar conciencias y favores. Todas
estas medidas de austeridad liberaron
una gran cantidad de recursos económicos
que fueron destinandos a programas
sociales.
Reunión de la Comisión Mixta
Nicaragua-Venezuela |
Entre las otras medidas implementadas en
estos meses, se destaca el arranque,
aunque mucho más lento de lo esperado,
del Programa "Hambre Cero", dirigido a
miles de familias extremadamente pobres,
para salir de inmediato del hambre y la
desnutrición y poder comenzar a producir
a mediano plazo. Con los acuerdos
firmados con Venezuela arrancó
también la política de crédito a la
pequeña y mediana empresa en la zona
rural. Según el nuevo Ministro de
Agricultura, existiría una
disponibilidad de 55 millones de dólares
para la próxima siembra.
Desde un punto de vista organizativo, el
presidente Ortega comenzó una
reforma de la organización, competencias
y procedimientos del Poder Ejecutivo,
con la creación de los controvertidos
"consejos" nacionales, departamentales y
municipales. Según el gobierno, estas
instancias, cuyos participantes no
pueden devengar salarios ni manejar
directamente recursos económicos,
tendrán un carácter consultivo y serán
la expresión de las necesidades y las
propuestas de la sociedad hacia los
diferentes ministerios y tienen el
objetivo de encaminar el país hacia un
sistema de democracia directa.
Finalmente, el nuevo gobierno cumplió
sólo en parte la promesa de redistribuir
el 50 por ciento de los cargos públicos
a las mujeres, alcanzando, por el
momento, el 38 por ciento.
Las críticas
La decisión unilateral de reformar la
Ley 290 sobre "Organización,
Competencia y Procedimientos del Poder
Ejecutivo" y de promulgar el Decreto
03-2007, que de hecho reestructuraron
buena parte del aparato del Poder
Ejecutivo, generó muchas polémicas. Los
Consejos parecen ser estructuras
paralelas de los ministerios y si
Ortega considera estos cambios como
un primer paso hacia la "democracia
directa y el gobierno del pueblo", la
derecha nicaragüense y buena parte de la
sociedad civil presionó para que estas
instancias se mantuvieran con un
caracter consultivo subordinado a los
ministerios mismos y que se reactivaran
las instancias de participación popular
que ya están contempladas en la Ley de
Participación Ciudadana.
Rosario Murillo y
Daniel Ortega |
Además, el haber nombrado como
coordinadora del Consejo de Comunicación
y Ciudadanía- una instancia que se va a
encargar de coordinar una gran cantidad
de sectores y actividades- a la
esposa-factótum, la poetisa Rosario
Murillo, el hecho de seguir
ejerciendo sus funciones de presidente
dentro de la Secretaría del Frente
Sandinista y de haber nombrado al
Cardenal Obando y Bravo
como coordinador del Consejo de
Reconciliación y Paz, ha aumentado el
temor de que se esté reeditando la
confusión Estado-partido de los años 80,
agregandole ahora dos elementos más, la
familia y la Iglesia, lo cual llevaría a
una excesiva concentración de poder. Al
final, la falta de claridad y de
comunicación está creando muchos
problemas a este gobierno.
Trabajo, sindicato, ocupación
Otro tema que está despertando mucha
discusión es lo relacionado al trabajo y
a la ocupación. El proceso de
reestructuración del personal en los
ministerios e institutos públicos parece
estar violando la Ley de Servicio Civil
y de Carrera Administrativa, que fija
las normas para poder despedir a un
empleado público y que aparentemente, no
se está tomando en cuenta. Al mismo
tiempo, no es un secreto para nadie que,
a lo largo del 2006, el gobierno
Bolaños contrató a una gran cantidad
de personal, creando inclusive departamentos
ficticios para dar trabajo a sus
allegados o parientes y firmando
convenios con sindicatos “blancos”, para
que el nuevo gobierno heredara una
situación económicamente insostenible.
Daniel Ortega con
Warren Stanley,
presidente Cargill |
Además, existe una cierta preocupación
por la actitud condescendiente con
las políticas gubernamentales por parte
de algunas federaciones sindicales,
cuyos dirigentes son al mismo tiempo
altos funcionarios o diputados del
FSLN. Si por un lado esta situación
crea estabilidad laboral y tranquilidad
social, como es el caso de los maestros,
del sector salud, del sector rural, por
el otro amenaza con generar nuevamente una
situación de homologación y falta de
criticidad de los trabajadores hacia el
nuevo gobierno.
Diferente es el caso de los sindicatos
presentes en empresas privadas, sobre
todo en la maquila o en empresas
transnacionales, donde los sindicatos
reivindican su propia autonomía y están
dispuestos a juzgar el nuevo gobierno
dependiendo de sus políticas y de como,
en realidad, sabrá defender los
intereses y los derechos de los
trabajadores y trabajadoras. En ese
sentido será fundamental la actitud del
Ministerio del Trabajo y de su
disponibilidad en la defensa de los
derechos sindicales y laborales en todas
las empresas. Las proclamas de Ortega
de querer garantizar las inversiones
extranjeras, su seguridad y
tranquilidad, pidiendo a cambio
solamente algunas formas de
responsabilidad social, dejó claramente
inconformes a estos sectores de
trabajadores organizados.
Entre luces y sombras, esta nueva
administración parece estar rompiendo
con el pasado reciente y en los próximos
meses, se va a enfrentar a nuevos retos
que van a poner a prueba la verdadera
consistencia del discurso del
presidente. Van a comenzar las
negociaciones para el 5º Programa
Económico con el FMI y Ortega
tendrá que comenzar a cumplirles a todos
los sectores sociales y políticos que
apoyaron su campaña electoral. La ex
Contra y la Convergencia Nacional ya
están golpeando la mesa.
En Managua,
Giorgio Trucchi
© Rel-UITA
15 de
marzo
de 2007 |
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Fotos:
Giorgio Trucchi
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