Las próximas elecciones presidenciales
atrapan la atención de propios y
extraños, por involucrar, por primera
vez en la historia democrática de esta
nación enclavada en el corazón de
América del Sur, a un ex obispo católico
de izquierda, a una mujer, a un militar
mesiánico y a un empresario neoliberal.
Además, estos comicios representan la
posibilidad real de una alternancia en
el poder, dominado por el Partido
Colorado durante 61 años, en una
contienda que promete ser mucho más
reñida que otras. En esta segunda
entrega, la presentación de los dos
candidatos que, según las encuestas, no
tendrían chance de ganar.
Un
militar mesiánico
Para tornar aún más turbulento el panorama político del país,
se sumó a la contienda electoral el ex
general sedicioso Lino César Oviedo,
al haber purgado la mitad de su condena
de diez años por el intento de golpe
militar contra el gobierno del ex
presidente colorado Juan Carlos
Wasmosy, en abril de 1996.
Oviedo
obtuvo su libertad gracias a la evidente
e ilegal ingerencia de Nicanor Duarte
Frutos en la Corte Suprema de
Justicia, donde logró que dos de sus
tres ministros votaran a favor de la
liberación del reo.
Este ex militar, con ínfulas mesiánicas, fue dejado en
libertad con la abierta intención de
embarrar la cancha ante el avance
irrefrenable de Fernando Lugo.
Los colorados pensaron que Oviedo
podría restar votos a la Alianza
opositora, de la cual el Partido Unión
Nacional de Colorados Éticos (UNACE),
liderado por el ex general -un
desprendimiento del Partido Colorado-,
también formaba parte hasta la
liberación de su líder.
De ahí en adelante, como el ex militar no estaba dispuesto a
renunciar a su candidatura a la
Presidencia bajo ningún concepto,
decidió dejar de lado a la Alianza y
lanzarse a la carrera electoral por sí
sólo. Obsesionado con ostentar el poder
absoluto en el país, este ex general de
baja estatura y de discursos
grandilocuentes y populistas, es capaz
de ofrecer las más delirantes y absurdas
promesas, típicas de la época de los
caudillos colorados -como entregar un
caballo a cada habitante rural en caso
de que salga triunfador-, con tal de
alzarse con la preferencia del
electorado. De hecho, se sabe que
entrega una bolsa de víveres a todos
quienes asisten a sus concentraciones
proselitistas. En una de sus
presentaciones en el interior del país,
hasta fue capaz de dar demostraciones de
alta destreza arriba de un caballo,
dejando demostradas así sus dotes de
buen jinete, como no puede ser menos en
un ex comandante del Regimiento de
Caballería, unidad militar a la cual
pertenecía el ex general.
De todas maneras, parece que sus artilugios electorales con
alto grado de populismo aún surten
efecto en un gran porcentaje del
electorado, sobre todo en el de
extracción más humilde, que lo ve como
al salvador de los desprotegidos, pues
Oviedo va tercero en la intención
de votos.
El politólogo Víctor Jacinto Flecha asegura que el ex
militar, al igual que Ovelar,
pudo repuntar el caudal electoral a su
favor, aunque como tiene un alto
porcentaje de votantes cautivos, tal vez
no pueda avanzar más arriba en la
preferencia de los sufragantes.
“Oviedo está llevando adelante una campaña centrada,
muy bien dirigida, con efectos
contundentes, pero está llegando a su
tope, porque normalmente el electorado
del ex militar es cautivo y no existen
independientes que voten por él. En
cambio, existen personas sin banderías
políticas, sin partido, que votan por
Lugo o por Blanca. Por
primera vez aparece gente sin afiliación
que está votando por una colorada. En
cambio, a Oviedo no lo votan”,
dijo.
Flecha
agregó que es muy posible que Oviedo
pueda ser favorecido el 20 de abril por
la fuga del voto castiglionista de las
tiendas coloradas, porque de hecho, el
partido del ex militar es un
desprendimiento del Colorado. Dijo que
el apoyo de los seguidores del ex
vicepresidente Castiglioni le
puede ayudar a conseguir un buen
resultado en las urnas, aunque sin poner
en peligro a los candidatos que pugnan
por el primer lugar. “Indudablemente que
Lino llama más la atención de los
colorados disidentes que Lugo,
porque el ex obispo presenta un
planteamiento y un tipo de pensamiento
que dista mucho de la tradición
colorada, con otro tipos de propuestas,
muy diferentes a las del histórico
Partido Colorado. En cambio, los
planteamiento de Lino se parecen
más a los de ese partido que sostuvo la
dictadura durante 35 años. Propone
muchas cosas absolutamente descabelladas
e irracionales y, de hecho, es el más
irracional de todos los candidatos. Creo
que la emergencia de Oviedo
dentro de las candidaturas pudiera ser
mucho más perjudicial para los colorados
que para el propio Lugo”, indicó
Flecha.
Al final
y sin esperanzas
Último en las preferencias de los
electores se encuentra el empresario
Pedro Fadul, líder del partido
Patria Querida, de tendencia
conservadora y neoliberal, quien ostenta
apenas entre un 2 y 3 por ciento de la
preferencia electoral.
Fadul
responde a intereses netamente
empresariales, y a pesar de no tener
posibilidades de ganar, insiste con
seguir en carrera, afirmando con
vehemencia que prefiere “perder en la
cancha, que fuera de ella”. El partido
Patria Querida también formaba parte de
la Alianza opositora, pero cuando se
rechazó la propuesta de Fadul de
realizar una elección interna para
elegir al candidato de la oposición que
hiciera frente al Partido Colorado, éste
decidió lanzarse sólo en pos de la
Presidencia de la República. Sin contar
con un fuerte caudal electoral, y líder
de un partido formado, casi
exclusivamente en torno a su persona,
Fadul carece de arraigo popular y
solamente cuenta con alguna adhesión
dentro del sector empresarial y entre
los católicos ultraconservadores, que
rechazan a Lugo por su
desobediencia al Papa Benedicto XVI.
Fadul
defiende a ultranza la privatización de
los entes estatales, el aumento de los
impuestos y la creación de industrias
con la venida de capitales extranjeros
al país.
“Fadul fue novedad durante las elecciones de 2003,
cuando los electores independientes
vieron en él al candidato ideal para
hacer frente al coloradismo en las
urnas. Pero posiblemente los mismos
electorales sin afiliación política que
votaron a Patria Querida en esa ocasión,
ahora opten por Lugo”, indicó el
politólogo Flecha.
Muchas
posibilidades, ninguna certeza
El politólogo Víctor-Jacinto Flecha sostiene la
hipótesis de que el Partido Colorado
podría llegar a perder el poder en estas
elecciones presidenciales, aunque
tampoco descarta que, como lo hace
siempre, esta agrupación política ponga
a trabajar a toda su maquinaria
electoral para trasladar a sus votantes
a las urnas y revertir el resultado del
domingo 20 a su favor. “Pienso que
existe la posibilidad de que pierda el
Partido Colorado, pero no existe ninguna
certeza. Sobre todo si tenemos en cuenta
las últimas encuestas -aunque esos
resultados varían mucho, dependiendo de
las preferencias políticas de las
empresas encuestadoras-”.
En caso que llegue a triunfar Lugo, el analista indicó
que es evidente que los colorados
utilizarán todos los medios a su alcance
para realizar una revisión exhaustiva de
cada papeleta de voto, “Pero creo que no
están dadas las condiciones, ni
nacionales ni internacionales, para que
no entreguen el poder”. Aunque sí
predijo que en caso de que gane el
domingo, a Lugo le espera un
intrincado futuro para alcanzar la
gobernabilidad debido a que tendrá en
contra a los colorados.
Así las cosas, las campañas
proselitistas siguen en marcha hasta el
jueves 17. Los debates presidenciales se
han sucedido por estos días en diversos
medios de comunicación, e incluso la
cadena CNN emitió en directo
desde Asunción uno de ellos. Lo
negativo de esta contienda electoral es
el alto voltaje de los discursos de los
candidatos, muchos de ellos, incluso,
violentos, altamente ofensivos y
descalificativos hacia los otros
contrincantes políticos. Si ésta hubiera
sido una competencia de insultos y
ofensas, Nicanor Duarte Frutos
llevaría todas las de ganar.
De todas maneras, se espera que la
violencia verbal no se convierta en otro
tipo de violencia mucho más grave, y el
domingo 20 todo el proceso electoral se
desarrolle con normalidad y, sobre todo,
que se respete la voluntad popular, sin
titubeos de ninguno de los sectores en
pugna.