El sector conservero español de
pescados y mariscos calcula que en
los próximos años se verá abocado a
cerrar entre 50 y 70 plantas de
producción y a reducir unos 8.000
empleos. Los cuatro mayores
conserveros españoles explican que,
al igual que han hecho los
productores de otros países (Francia,
Italia, EE UU), las
plantas de producción tienden a
ubicarse en países más cercanos a
los caladeros de atún y con mano de
obra más barata.
Las empresas dicen ser víctimas de una guerra de precios
y de su tardía incorporación a fabricar productos con
mayor valor añadido, como ensaladillas, ensaladas y
otros preparados.
"Yo no descarto que mañana hagamos latas de carne. Es la
nueva estrategia: dejemos de hacer el pack de
tres latas de atún a un euro", expuso Juan Alonso,
director de operaciones de Rianxeira.
"Yo no veo a ningún conservero feliz. Esta situación es
dramática y no se arregla vendiendo cada vez más
barato", expuso el presidente del grupo Salica Albacora,
Ignacio Lachaga Bengoechea, quien advirtió
que "hay el doble de capacidad instalada de la que
necesita el mercado". Según expuso Pilar García
de AC Nielsen, el 50% de la producción de las
conserveras españolas ya depende de las marcas
blancas.
La Asociación Nacional de Fabricantes de Conservas (Anfaco),
organizadora del encuentro, anunció ayer una subida de
los precios de las latas de atún para mejorar la
rentabilidad de las empresas y pidió que la UE
mantenga un 24% de arancel para las importaciones de
atún.
"En Galicia (80% de la producción española) hay un
exceso de capacidad muy claro y, sin el recurso del atún
en aguas cercanas, no hay salida, salvo la
reestructuración y buscar el nicho de mercado adecuado",
declaró Manuel Calvo, consejero delegado de
Calvo. "Lo mejor sería racionalizar este proceso de
reducción de empleo", indicó Juan Corrales
Garavilla, consejero delegado de Garavilla Isabel.
CCOO
pidió ayer una mesa sectorial para negociar los despidos
y la reconversión.