El Comité reunió
cerca de cincuenta dirigentes mujeres de todo el mundo. La lucha por la igualdad de
oportunidades, las políticas antisindicales, el femicidio y los impactos
negativos de la proliferación de los agrocombustibles, fueron los principales
temas abordados.
El pasado 15 de
abril, el Comité Mundial de la Mujer de la UITA adoptó sus prioridades y
líneas de trabajo para el próximo año en ejercicio. Un número sin precedentes de
resoluciones dirigidas al Comité Ejecutivo de la UITA, dan testimonio del
nivel y la participación alcanzados en la reunión.
Tal como se había anunciado oportu-namente desde este medio, Neuza
Barbosa de Lima, de la Confederación Nacional de Trabajadores de la
Alimentación (CNTA) y secretaria de la Mujer de Força Sindical de
Brasil, denunció a la transnacional española
Calvo
y su política de discriminación sindical en su planta en La Unión, El
Salvador. En tal sentido, destacó las acciones de solidaridad que se están
promoviendo en Brasil y la nota que la citada central envió a la
dirección de la empresa en ese país.
En otro punto, la Rel-UITA brindó un informe sobre la problemática de la
violencia contra la mujer en Guatemala y
la reciente aprobación
de la Ley que declara como delito el femicidio y otras formas de violencia
contra la mujer. En tal sentido, se estableció reconocer al Congreso de
Guatemala por la aprobación de este instrumento legal que aportará un cambio
cualitativo a la lucha contra la violencia de género.
Recordemos que en Guatemala, el
femicidio se expresa crudamente en
los 3.900 asesinatos de mujeres ocurridos desde 2000 a la fecha,
y que este país es uno de
los países del mundo con más elevado índice de crímenes por razones de género,
con unos 600 casos anuales.
Adicionalmente, las delegadas de todo el mundo, se dirigieron al Comité
Ejecutivo de la UITA, manifestando su preocupación y rechazo ante el
desplazamiento de los cultivos alimentarios por los destinados a los
agrocombustibles, como está sucediendo en la zona bananera de Urabá,
Colombia con la palma africana. “La producción de
agrocombustibles, además de agravar la pobreza, la falta de alimentos y la
concentración de la propiedad de la tierra, eliminará millones de empleos y se
constituye en un ataque directo y mortal a la agricultura familiar, donde la
mujer tiene un importante y destacado protagonismo”, enfatizó el Comité.
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