En el marco
del mes de la Mujer, Sirel recoge el testimonio de Carolina Llanos
secretaria de Igualdad de Oportunidades y Género
de la Unión
Argentina de Trabajadores Rurales y Estibadores (UATRE)
En los tiempos que corren, toda concepción social se basa en
el respeto y ejercicio de los derechos humanos. La disminución de la
pobreza, el desarrollo sostenible y la participación de la mujer en
los procesos de desarrollo deben ser núcleo de una estrategia
política e institucional que garantice el cumplimiento de esos
derechos básicos.
En las relaciones
de poder se manifiestan las mayores asimetrías que han circunscrito
la participación de la mujer, por tanto
es pertinente comprender que invertir en información y capacitación
beneficia a toda la familia. También contribuye a construir
sociedades equitativas e igualitarias, donde existan
oportunidades equivalentes para varones y
mujeres en un marco de respeto y progreso.
En el
mundo del trabajo, y más precisamente en los países en desarrollo,
el proceso de globalización de las últimas décadas ha profundizado
las inequidades, flexibilizando las relaciones laborales y
precarizando las condiciones de trabajo. Las mujeres son las más
afectadas por el subempleo, el desempleo y el deterioro general de
las condiciones de vida.
Es
oportuno trabajar para promover
acceso y participación de las trabajadoras en las estructuras y en
la toma de decisiones, reconociendo y valorando su capacidad de
liderazgo en un proceso dinámico y de transformación continua de una
sociedad centrada en el bien común.
Es preciso transitar nuevos caminos para
disminuir las inequidades, generando tácticas que favorezcan la
participación e inclusión de las mujeres, otorgándoles herramientas
que permitan fortalecer el desempeño y mediante iniciativas que
profundicen la convivencia democrática.
La implementación de políticas que atiendan la
perspectiva de género, disminuyan las prácticas discriminatorias,
posibiliten el acceso a los beneficios de la seguridad social,
faciliten la coordinación y cooperación mutua, implican un arduo
trabajo en red focalizado en construir el capital social que es
único e insustituible.
Rescatando las luchas sociales que tuvieron como
protagonistas a mujeres trabajadoras se entrecruzan situaciones,
hechos y acontecimientos que definen escenarios complejos; el voto
femenino, la defensa de los derechos laborales de las trabajadoras y
el creciente auge de su participación sindical, son ejemplo de
ello.
El Día Internacional de la Mujer, es una fecha
propicia para revalorizar, enaltecer y visualizar su rol en la
evolución de la humanidad, en cada una de las áreas, actividades y
tareas que realiza.
En este 8 de marzo, mi más sincero reconocimiento
a todas aquellas mujeres trabajadoras que, con el compromiso puesto
en lograr la armonía y el equilibrio en el plano social, político y
económico, generan día a día condiciones que posibilitan el
mejoramiento de la calidad de vida de la familia con un presente
digno y un futuro promisorio para las nuevas generaciones.
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