España

Sin igualdad

 

Las mujeres soportan mitos machistas en su trabajo. La opinión

 de la mujer se cuestiona en el 84 por ciento de los casos.

 

¿Tener o no tener hijos? Esa no es la cuestión. Sí, en cambio, quién los tiene. La particular duda de Hamlet se parafrasea de forma habitual en los procesos de selección de personal de las empresas con intenciones premeditadas y malintencionadas. Si el candidato a un puesto de trabajo es un padre contará, sencillamente, con más oportunidades que una madre a la hora de ver reconocida su valía profesional.

 

La doble etiqueta

 

El hecho de ser varón y haber llenado las listas de filiación del libro de familia garantizan, per sé, las elogiables etiquetas de hombre responsable, diligente y que pone cuidado y atención en todas sus acciones.

 

Si la aspirante es una madre, las cosas se complican. Las trabas comienzan desde el primer momento, durante una entrevista de trabajo: a las féminas se les atribuyen mitos -nada halagüeños- sobre el desarrollo de su actividad y estos empeoran con el ejercicio de la maternidad. La conciencia generalmente extendida de que las trabajadoras abandonan con más asiduidad que los hombres, tienen miedo a viajar, se niegan a realizar ciertas actividades, aprovechan las horas de oficina para resolver trámites domésticos o faltan para cuidar de sus familiares, son algunos de los estereotipos que, aún lejos de la realidad, pesan sobre la mujer.

 

Éstas son algunas de las conclusiones que se desprenden del estudio Los mitos de la igualdad en el ámbito laboral, realizado por la asociación de secretarias, administrativos y directivos, Secretariaplus y Directivosplus.com, y apadrinado por el Ministerio de Igualdad.

 

Los resultados, que recogen las respuestas de una muestra de 3.000 trabajadores, dejan claro que queda mucho camino por andar: la equiparación no se pasea por las oficinas y, muy al contrario, los mitos sexistas en el ámbito laboral siguen abonando el terreno de la discriminación.

 

A favor y en contra

 

Otro factor diferencial. El citado estudio refleja que el ascenso profesional sigue siendo un terreno vedado para las trabajadoras. El informe reconoce que, si bien las mujeres tienen más facilidad para desenvolverse con habilidad y relacionarse, el hombre cuenta con más autoridad, mito que nuevamente vuelve a situarse a su favor y que le coloca al mando, en el vértice de la pirámide.

 

En este sentido, mientras las opiniones del hombre se acogen sin muchos miramientos, los encuestados tuvieron la sensación de que las impresiones realizadas por una mujer se cuestionan en el 84 por ciento de los casos.

 

Las empresas temen, no obstante, ciertos defectos de sus empleados. Uno de ellos, la falta de puntualidad (76 por ciento). Los hombres también tienen fama de despistarse y perder el tiempo en horas de trabajo, especialmente cuando bajan a fumar o desayunan con excesiva parsimonia (47 por ciento). También juega en su contra el hecho de no sentirse libres a la hora de pedir permiso para atender asuntos familiares (sólo el 1 por ciento dice solicitarlas a razón de este particular) o a pedir la baja por paternidad: El 85 por ciento considera que está mal visto por sus superiores, por sus compañeros (58 por ciento) y por la empresa (61 por ciento).

 

El fantasma de la desigualdad asoma más allá del reconocimiento legal que, en teoría, equipara a hombres y mujeres.

 

María L. Nalda

Tomado de La Gaceta

28 de octubre de 2008

 

 

 

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