Uruguay
Roxana Márquez -integrante de la Unión de Trabajadores
Azucareros de Artigas (UTAA)- sobrevivía, hasta hace poco de
los jornales comunitarios en Bella Unión: 75 pesos por día.
Es madre de cinco niños. Su esposo, cortador de caña de
azúcar, está desocupado, por lo que debe realizar changas
esporádicas. "De lo que sea. Desde lavar un auto, pintar
una casa o cortar el césped", acota Roxana.
La realidad de Magui Alvez, del Sindicato Único de Obreros
Rurales y Agroindustriales (SUDORA), no es muy diferente.
Madre de tres niños, desde 1996 trabaja en la recolección de
naranjas en el departamento de Salto. Los testimonios de
estas dos mujeres ejemplifican la crítica situación que
deben enfrentar a diario las trabajadoras rurales. Una
persona distraída podría suponer que se trata de dos
historias de vida decimonónicas, pero ocurren en el Uruguay
del siglo XXI, a pocos quilómetros de Montevideo.
-¿En que condiciones se encuentran las trabajadoras rurales
del norte del país?
Magui Alvez:
-Estamos peleando por un sueldo mejor y porque se mejoren
las condiciones de trabajo que son deplorables. La zafra
comienza en marzo y termina en octubre. Percibimos un jornal
de ciento diez pesos.
Las quintas a
las que somos trasladadas para recolectar naranjas muchas
veces no cumplen con las normas de salubridad requeridas. Ni
siquiera las herramientas de trabajo están en condiciones.
Si no rendimos lo que la empresa pretende nos apuran y,
muchas veces, no tenemos el tiempo suficiente para ir al
baño.
Roxana Márquez:
-Los jornales comunitarios se nos terminaron. Ahora existe
otro proyecto en huertas comunitarias, a través de la Junta
Nacional de Empleo. También hay gente que está trabajando en
limpieza de cunetas, que es una tarea inmunda, donde hay que
limpiar las aguas servidas porque no hay saneamiento. Este
proyecto es de la Intendencia Municipal de Artigas. El de la
UTAA abarca solamente huertas, en convenio con los
productores. Un porcentaje de lo producido es donado a las
escuelas, merenderos y hogar de ancianos.
Mujeres que luchan por sus
derechos
-Infiero que no debe ser fácil ser mujer, trabajadora rural
y sindicalista.
M.A.:
-Hay mucha marginación. Ahora estamos luchando por la
libertad sindical en el trabajo. Nosotros cumplimos con
nuestro trabajo, queremos entonces que las empresas cumplan
con sus obligaciones. En Salto han ocurrido varios problemas
con algunos subcontratistas, por lo que el gremio está
luchando por sus derechos y reivindicaciones.
-¿Qué tipo de irregularidades?
M.A.:
-Llevan menores a trabajar, cuando es sabido que está
prohibido. Trabajan a destajo y, después de que lo hacen
durante quince días el contratista no les quiere pagar,
alegando que son menores. Entonces los gurises se juntan a
apedrearlos para que los tipos les paguen lo adeudado. Esto
sucede en Salto, en los sectores tercerizados. Nosotras le
pedimos al presidente de la República, Tabaré Vázquez, y
sabemos que es uno de sus compromisos, que haga cumplir el
artículo 184 que ampara la libertad sindical.
R.M.:
-En Bella Unión han ocurrido muchas cosas lamentables. Es un
pueblo muy olvidado. De hecho, mucha gente de Montevideo
conoce Artigas, pero no Bella Unión. Hoy somos más conocidos
por la muerte de los niños por desnutrición, la epidemia de
hepatitis y la falta de trabajo. La UTAA ha realizado varias
marchas por la tierra, trabajo y salario digno, tres de
nuestros postulados históricos. La UTAA tiene su historia,
su luchador y líder, que fue Raúl Sendic. Seguimos
reivindicando las mismas luchas de él. La gente quiere un
pedazo de tierra para plantar y volver a sus raíces. Antes
eran los hombres los que salían a reclamar. Hoy también
estamos las mujeres luchando por nuestros derechos ante el
patrón, el gobierno y la sociedad. Como, mujeres pedimos que
valoricen y respeten nuestros derechos.
Esperanza en el nuevo
gobierno
-¿Sienten un vacío legal en lo que respecta al trabajo de la
mujer?
M.A.:
-Por ejemplo, te encontrás que, después que Caputto, la
empresa más importante de cítricos de Salto, tercerizó las
cuadrillas y vinieron los capataces fantasmas, trabajás todo
el mes, vas al BPS y te informan que, cuando mucho, aportó
quince días. Hay casos en los que por un mes de trabajo
aportaron cinco jornales. Cuando se termina la zafra, nos
ofrecen a las mujeres trabajo por dos semanas en las
quintas. Trabajamos en negro y corremos el mismo riesgo que
durante la zafra. Y ganamos cincuenta pesos por día. Algunas
veces viene el capataz y te dice: "che, no coman de esa
fruta porque se curó ayer". Por los agroquímicos que
utilizan, las naranjas deben cortarse quince días después de
fumigadas.
Hasta el año
pasado la recolección la hacíamos con "camisas", que es una
bolsa que va ajustada a la cintura, y las frutas se van
depositando en ella, lo que tarde o temprano termina
perjudicándote la columna.
R.M.:
-Tiene que haber una ley que proteja el trabajo de la mujer.
Creemos que eso es algo fundamental para comenzar a cambiar
las cosas.
M.A.:
-Tenemos una plataforma, que va a presentar la Unión
Nacional de Trabajadores Rurales Asalariados (UNATRA), donde
se incluye la actividad sindical y los derechos de la mujer.
La esperanza está en este nuevo gobierno.
R.M.:
-El nuevo gobierno anunció que se va a aumentar la
producción de caña de azúcar, por lo que se generará empleo.
Estamos luchando por la integración de la mujer en el
sindicato y por una vida digna. En definitiva, por un futuro
para nuestros hijos.
Nelson Díaz
Suplemento La República de las Mujeres
11 de abril de 2005
|