Ponencia
realizada por la
Federación
Uruguaya de Cooperativas de
Vivienda
por Ayuda Mutua (FUCVAM)
FUCVAM
y la
SOBERANIA ALIMENTARIA
Las
cooperativas de vivienda son organizaciones de trabajadores que
asumen como principios rectores la autogestión y la participación
democrática en la búsqueda de mejores condiciones de vida.
El
acceso a la vivienda decorosa es el disparador de un esquema
organizativo que trasciende largamente la propia cuestión de la
vivienda y abre espacios de construcción social-comunitaria de
variado alcance.
Tradicionalmente las cooperativas se han constituido a partir de
nucleamientos de trabajadores asalariados, en un muy alto
porcentaje desde los propios sindicatos.
Este
factor ha determinado que exista un componente clasista muy fuerte,
un sentido de pertenencia marcado y una producción de sentido
cultural orientado hacia las transformaciones sociales y políticas.
Durante las últimas décadas se han operado profundas
transformaciones en el mundo del trabajo, las que han tenido su
directa repercusión en las cooperativas. La fragmentación, la
precariedad, el cuentapropismo son fenómenos cotidianos en las
cooperativas. Los nuevos grupos se constituyen a partir de
trabajadores informales, profundizando los niveles de pobreza y
generando nuevas pautas culturales y también nuevas demandas.
La
pobreza, en nuestros países, está asociada a complejos procesos de
exclusión social producto de la aplicación sistemática de políticas
recesivas y recortes en la inversión social del estado.
El
agotamiento de las reservas, la falta de crédito, el constelado cese
de la cadena de pagos y brusco cambio de la política cambiaria,
determinó que el país esté sumido en la peor crisis económica y
social de sus historia.
En
este marco, el acceso al alimento comenzó a adquirir una centralidad
nunca antes conocida en los sectores populares.
Las
cooperativas no han estado ajenas a ese fenómeno y han comenzado de
manera activa a delinear estrategias al respecto.
Desde
hace un año se vienen instrumentando acciones de recolección y
distribución de alimentos, en lo que se ha denominado Plan Social
Alimentario. En dicha actividad se involucran los propios
beneficiarios logrando un mecanismo de solidaridad activa horizontal
que garantiza la eficacia de la propuesta y la transparencia.
Coligado a este proceso se han ido generando ollas comunitarias y
huertas en las cooperativas, al tiempo que se multiplican las
propuestas de autoempleo y bolsas laborales.
Si
bien el proceso es incipiente existen algunas consideraciones que
ameritan ser debatidas de cara a construir una propuesta
programática basada en la sustentabilidad.
En
FUCVAM existe una concepción muy específica sobre la vivienda. Los
metrajes, los niveles de confortabilidad, las soluciones técnicas
vinculadas a la aislamiento termo-acústico, drenajes,
condensaciones, funcionalidad y apropiación del entorno en el marco
de una racionalidad urbana que no descuida la estética son
parámetros básicos en la definición del objetivo central de las
cooperativas. No es casual la lucha frontal de FUCVAM contra los
Núcleos Básicos Evolutivos (NBE), suerte de menú único para los
sectores populares por parte de los gobiernos neoliberales. Los NBE
representan la antítesis de la “vivienda digna” que reclama FUCVAM,
al tiempo que posibilitan el asistencialismo y el clientelismo
político, extremos opuestos a la autogestión.
En
función de esa “forma de pensar” que ha ido delineando el movimiento
cooperativo, la cuestión de la Soberanía Alimentaria tiene un
encuadre casi natural en este ámbito. No sólo se trata de comer,
sino también se trata de considerar todo el proceso comunitario
vinculado a la gestión del alimento y la propia calidad del mismo
No en
vano las ollas cooperativas se desarrollan en el marco de una
intensa actividad social que las encuadra en la estrategia de
desarrollo social evitando la acción asistencialista de “dar de
comer” . Las huertas de las cooperativas tienen una unánime opción
orgánica, eludiendo la tentación de la fertilización química o
nutrientes de laboratorio, o semillas modificadas genéticamente. La
propia estructuración operativa del Plan Social Alimentario, en el
que el propio beneficiario asume un rol activo sin falsos prejuicios
son coincidentes con las definiciones que oponen Soberanía a
Seguridad Alimentaria.
En
tal sentido suscribimos plenamente las definiciones del Foro de ONGs
y Organizaciones de Base Comunitaria reunido en Roma/06/02, que
dice:
“La
Soberanía Alimentaria es el DERECHO de los países y los pueblos a
definir sus propias políticas agrarias, de empleo, pesqueras,
alimentarias y de tierra de forma que sean ecológica, social,
económica y culturalmente apropiadas para ellos y sus circunstancias
únicas. Esto incluye el verdadero derecho a la alimentación y a
producir los alimentos, lo que significa que todos los pueblos
tienen el derecho a una alimentación sana, nutritiva y culturalmente
apropiada, y a la capacidad para mantenerse a sí mismos y a sus
sociedades.”
En
términos estratégicos se trata de avanzar en consideraciones del
tipo “no solo se trata de comer, sino que debemos tener control
sobre el proceso de acceso al alimento”, como –analógicamente- hemos
definido una estrategia de acceso a determinado tipo de vivienda
producida socialmente.
Reorganizar el consumo, fortalecer los procesos comunitarios de la
alimentación, estrechar las alianzas con los productores genuinos,
los técnicos comprometidos y los trabajadores de la industria
alimentaria son parte de los desafíos que debemos trazarnos
Javier
Vidal
FUCVAM
FORO SOCIAL URUGUAY |