El 3 de
diciembre se cumplen 18 años del accidente en Bophal, India, donde la fábrica de
plaguicidas de la Union Carbide Corporation causó la muerte
a 8.000
personas. A partir de entonces, en esta fecha se denuncian los daños y riesgos
que entrañan los plaguicidas.
Con la
imposición de un modelo agrícola que se basa en el monocultivo y en el uso
creciente de insumos, se ha generalizado el uso de agrotóxicos como práctica
habitual. Los agrotóxicos contaminan los suelos, las aguas y la atmósfera,
afectando la salud de millones de personas (trabajadores del campo, consumidores
y población en general). Según un informe elaborado por la OIT a partir de los
datos oficiales suministrados por gobiernos y organizaciones internacionales,
40.000 trabajadores agrícolas mueren en el mundo cada año por intoxicación aguda
con plaguicidas de un total de entre 3 y 5 millones de casos. Pero las
intoxicaciones agudas son sólo parte visible de los daños causados por estos
productos.
Este modelo agroalimentario
predominante
ha
otorgado enormes ganancias a las transnacionales que detentan el control sobre
los insumos (las semillas y los agroquímicos) y sobre el comercio de los
productos agropecuarios. Logros que han costado la expulsión del campo de gran
número de agricultores y trabajadores, y el sostenido aumento de las cifras de
exclusión,
miseria
y
hambrientos.
En
Uruguay, en plena recesión, las importaciones de productos fitosanitarios
realizadas durante 2001 superaron en casi un 14% a las del año 2000, alcanzando
los 33 millones de dólares y creciendo más de un 25 % en kg. totales de
sustancia activa, datos del Ministerio de Ganadería Agricultura y Pesca (MGAP).
Cabe señalar que la Dirección General de Servicios Agrícolas (DGSA) del
Ministerio de Ganadería, Agricultura y Pesca (MGAP), autoriza la libre
comercialización de 294 principios activos y 805 marcas comerciales de
pesticidas, 43 de los cuales están prohibidos o severamente restringidos en
el mundo.
Esto ocurre a pesar que
Uruguay se ha comprometido frente a organismos internacionales en relación al
Convenio de Estocolmo sobre Contaminantes Orgánicos Persistentes (COP) y al
Protocolo de Montreal sobre las sustancias agotadoras de la capa de ozono.
Las organizaciones abajo
firmantes reclamamos que se suprima el uso de dos de los agrotóxicos que están
contemplados dentro de estos compromisos, el MIREX y el BROMURO de METILO, para
los cuales existen alternativas de probada eficacia, que permiten obtener
productos sanos, protegiendo la salud humana y ambiental y disminuyendo además
los costos.
El mirex es un
insecticida, ampliamente difundido en el control de hormigas tanto en la
forestación como a nivel doméstico. El bromuro de metilo es un
desinfectante de suelo, de categoría toxicológica I, la más peligrosa, además de
producir graves efectos en la salud de los trabajadores agrícolas, es uno de los
principales responsables de la reducción de la capa de ozono.
Firmantes:
Rel-UITA
– Regional Latinoamericana de la Unión Internacional de los Trabajadores de la
Alimentación y Agricultura.
CEUTA
- Centro de Estudios Uruguayo de Tecnologías Apropiadas
REDES
- Amigos de la Tierra
RAP-AL
- (Uruguay) – Red de Acción en Plaguicidas y sus alternativas para América
Latina
SUDORA
- Sindicato Único de Obreros Rurales y Agroindustriales de Salto (PIT-CNT)
Grupo de Productores
Orgánicos de Bella Unión
(Artigas)
FUCVAM
– Federación Uruguaya de Cooperativas de Vivienda de Ayuda Mutua
APODU
– Asociación de Productores Orgánicos del Uruguay
Mesa de Sindicatos de la
Alimentación (PIT–CNT)