España
El 60,7% de las familias españolas
no puede afrontar la
compra de una vivienda
El 60,7% de
las familias españolas no puede afrontar la compra de una vivienda en
virtud de su salario medio mensual y el importe al que asciende la cuota
mensual del crédito hipotecario, según concluye un estudio sobre vivienda
y suelo hecho público hoy por la Fundación Encuentro, que ha sido recogido
por diversas agencias de noticias.
La tasa de
hogares españoles que cuenta con dificultades financieras para acometer la
adquisición de una casa supera en 11 puntos porcentuales a la del 49,2% de
1999. Los expertos de la fundación atribuyen la creciente dificultad para
acceder a un piso al "constante encarecimiento de su precio de venta", a
pesar de los reducidos tipos de interés. En concreto, el estudio señala
que el precio de la vivienda ha subido un 40,4% entre 1999 y 2002, al
pasar de 1.187 euros por metro cuadrado que suponía en el último año de la
década de los noventa, hasta los 1.667 euros con que cerró el pasado año.
El informe de
la Fundación Encuentro parte su estudio de la compra de una vivienda de 75
metros cuadrados y un precio de 125.000 euros, para cuya compra se
requiere una hipoteca de 100.000 euros. Según sus cálculos, la cuota de
amortización mensual del préstamo será de 580 euros al mes, teniendo en
cuenta que el préstamo se obtiene por el 80% del precio de la vivienda, a
20 años y a un tipo de interés del Euribor más medio punto.
Así, una
familia necesitaría ingresar un salario medio de 1.160 euros al mes para
destinar al pago de la cuota hipotecaria mensual, remuneración a la que,
según el informe no llega el 60,7% de las familias españolas.
Unión General de Trabajadores (UGT)
España, septiembre, 2003.
Globalización y Pobreza
La
globalización hace mucho más ricos a los ricos. Cualquiera de las 100
mayores empresas del mundo vende hoy más de lo que exporta cualquiera de
los 120 países más pobres. Al 20 por ciento más adinerado corresponde el
86 por ciento del consumo, y el 20 por ciento más pobre se reparte apenas
el 1,3 por ciento. La fortuna de los tres individuos más ricos de la
Tierra suma más que el producto interno de los 48 países más pobres. En
Estados Unidos, cuna del neoliberalismo, esta doctrina tampoco ha sabido
repartir mejor sus beneficios: los 400 más pudientes doblaron sus ingresos
en los últimos ocho años, y la renta de los 400 más ricos creció quince
veces más rápido que la del 90 por ciento menos afortunado. Se sabe que si
los países ricos destinaran apenas un 0,7 del PIB a ayudas al desarrollo
se solucionarían los problemas más urgentes de los pobres del mundo. Pocos
los hacen. En cambio, aumentan los gastos de guerra y el despilfarro
suntuario: 17 mil millones de dólares destinan Europa y Estados Unidos a
la comida anual de gatos y perros. Y los pobres, que se pudran.
En América
Latina los pobres llevan rato pudriéndose, y el neoliberalismo ha
acelerado su pudrición. El promedio de desigualdad social es peor que el
mundial; entre 1980 y el 2000 el producto per cápita subió escasos 213
dólares: de 3.739 a 3.952. La masa de pobreza absoluta, en cambio, pasó de
190 millones a 209 millones, y más de un tercio de los 18 países
estudiados acusan bolsas de miseria superiores al 50 por ciento. La brecha
es cada vez mayor. El índice Gini, que mide la desigualdad económica (1 es
la desigualdad perfecta; 0 es lo opuesto), revela que en América Latina el
coeficiente subió entre 1990 y 1999 de 0.554 a 0.580. Es decir, que la
distancia entre nuestros pobres y nuestros ricos se ve cada día más
grande. La situación es crítica, pues está en prueba el sistema
democrático como generador y distribuidor de riqueza. Por primera vez en
la historia, todos los países de la región funcionan bajo regímenes al
menos formalmente democráticos. Hay que lograr que esto tenga un
significado social, o de lo contrario volverán a aterrizar las dictaduras
militares y lo fantoches populistas.
Daniel Samper Pizano
"Que se pudran los pobres". Cambalache. El Tiempo, Bogotá. Julio, 2003.
Ojo
económico Nº 02
29 de
setiembre de 2003
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