“Los transgénicos no salvarán al banano” |
Tras el
revuelo provocado por un artículo de la revista New Scientist,
que pronostica la desaparición en diez años de una variedad de
la fruta, el INIBAP aclara su postura en una
entrevista concedida a Tierramérica |
PARIS
"Ni los plaguicidas ni la
manipulación genética salvarán de la desaparición al banano
Cavendish",
dijo a Tierramérica el científico Jean Vincent Escalant,
coordinador de investigaciones mundiales de la Red Internacional
para el Mejoramiento del Banano y el Plátano (INIBAP).
A
mediados de enero, el científico Emile Frison, director de la
INIBAP, advirtió que la variedad Cavendish, la más consumida en el
mundo industrializado, podría desaparecer en 10 años debido al
ataque del hongo fusarium, que no puede combatirse con plaguicidas.
"La única opción es hallar una nueva variedad
resistente", sostuvo Frison en un artículo publicado
por la revista New Scientist
(1). La
publicación daba a entender que Frison, quien encabeza esfuerzos por
descifrar el genoma de la fruta, apuesta por la manipulación
genética en este caso. "Más allá del interés académico en la
biotecnología, Frison la ve como la única esperanza para el banano",
concluía el artículo.
Jean Vincent Escalant,
doctor en
fisiología vegetal, profesor universitario y autor de numerosas
publicaciones científicas, dialogó en exclusiva con
Tierramérica.
- El
artículo publicado por New Scientist lanzó una alarma sobre la
extinción del banano Cavendish. ¿Es fundada o exagerada?
-
Tengo que admitir que hemos utilizado un título un poco
exagerado, pero lo hicimos así porque queríamos llamar la atención
sobre un problema real que los plantadores de banano afrontan desde
hace algunos años en Asia, Australia y África. Se trata de la
existencia del hongo fusarium, que provoca la llamada raza 4 de la
enfermedad de Panamá, y que ataca a la variedad Cavendish de banano.
Tememos que, a corto plazo, esta enfermedad se expanda también en
América Latina y en el Caribe.
- ¿Qué
reacciones recogieron tras la publicación de esta información?
-
La mayoría son positivas y vienen de investigadores en
países productores, quienes dicen que el artículo les será útil para
convencer a gobiernos y otras instituciones a que mejoren los
esfuerzos de investigación contra la enfermedad. Las reacciones
negativas son de personas y agencias que creen que hemos exagerado.
Sobre todo se nos reprocha una impresión falsa, dada por el New
Scientist, de que apoyamos la manipulación genética del banano como
mejor solución contra la enfermedad. Lo que la redacción de New
Scientist hizo fue publicar una suma de opiniones aparentemente
positivas sobre la manipulación genética, pero dando a entender que
el INIBAP era la fuente de esa información. Eso no es cierto.
Estamos convencidos de que los métodos convencionales de cruce son
los más eficientes a largo plazo.
- ¿Hay
similitudes entre el peligro que corre el Cavendish hoy con la
extinción de la variedad Gros Michel, hace 50 años?
- Sí. En los años 50, el
Gros Michel era la variedad más cultivada en el mundo. Pero entonces
apareció la primera forma de la enfermedad de Panamá, también un
hongo, que obligó a casi todos los productores del mundo a cambiar
cientos de miles de hectáreas cultivadas con Gros Michel, al
Cavendish, resistente a la plaga. En menos de 10 años, el Gros
Michel desapareció. Queremos evitar que le ocurra lo mismo al
Cavendish. El problema sería mucho más grave ahora, porque no
disponemos de una variedad de recambio.
- ¿Cómo
se contagia el hongo fusarium?
- El hongo es un organismo
del suelo, que penetra en la planta a través de heridas en raíces u
hojas. Cuando entra en la planta, se expande a través de las vías
vasculares, bloqueándolas. El resultado es que la savia no puede
circular en la planta, porque las venas de la planta están
bloqueadas, y ésta muere.
- ¿Hay
algún plaguicida efectivo?
- No. Y si lo hubiera, sería
muy problemático. El uso intensivo de plaguicidas tiene resultados
secundarios negativos en el ambiente, además de que su costo es muy
alto, y por tanto prohibitivo para pequeños y medianos agricultores.
- ¿Y la
manipulación genética?
- Tampoco es una solución a
largo plazo. Con el conocimiento actual de la manipulación genética,
los científicos sólo serían capaces de intervenir sobre uno o dos
genes del banano. Un agente patógeno cualquiera, ya no digamos el
hongo fusarium, necesitaría muy poco tiempo para superar un bloqueo
genético tan simple.
-
¿Existe entonces forma de combatir el hongo?
- Sí, a través del cruce
biológico convencional, que nuestro instituto pregona en América
Latina y en África. El banano que consumimos es una fruta
sexualmente estéril. Los biólogos pueden fertilizar artificialmente
ciertas variedades del banano, usando grandes cantidades de polen.
De esta manera se obtiene una variedad fértil femenina que cruzamos
con bananos silvestres, masculinos, que son resistentes a la raza 4
de la enfermedad de Panamá, pero que no son comestibles. Del cruce
de bananos hembras fertilizados artificialmente y de bananos machos
silvestres y resistentes, obtendremos una variedad que sea a la vez
comestible e inmune a la enfermedad.
- ¿Qué
se necesita para lograrlo?
- Medios financieros. El
banano es el cuarto alimento vegetal mundial, detrás del arroz, el
maíz, y el trigo. Pero, mientras casi mil institutos en todo el
mundo se ocupan de incrementar la seguridad alimentaria del arroz,
para el banano sólo existen cinco: la Fundación Hondureña de
Investigación Agrícola (FHIA), la Empresa Brasileña de Investigación
Agropecuaria, dos en África y uno en el Caribe.
- ¿Por
qué faltan recursos?
- Por un malentendido. El
banano padeció de mala imagen, como un producto en manos de unas
cuantas multinacionales que sólo quieren exportar. Pero se trata de
un cultivo muy importante también para cientos de miles de pequeños
y medianos agricultores. Gracias a campañas del INIBAP, los donantes
están comprendiendo que financiar investigación sobre el banano es
también una forma de ayudar al desarrollo.
Julio
Godoy
El autor es
corresponsal de IPS
Tierramérica
6 de marzo de
2003
NOTA
1
"Going bananas", 18 de enero, 2003.
|