La
Comunidad de Madrid registró 1.228 casos de dolencias por la
actividad profesional en 2008 - El sindicato CCOO denuncia
que los casos reales son 10 veces más
La mujer
de Mario Marrupe no puede usar una colonia demasiado
fuerte. Eso podría ahogar a su marido. Mario padece una
hiperreactividad bronquial: al menor agente externo, sus
débiles bronquios responden cerrándose y se le hace
imposible respirar. "Nada, esa tontería", cuenta con guasa.
Y todo por una máscara equivocada. No es un caso tan
aislado. En Madrid se declaran oficialmente más de 1.000
casos anuales de enfermedades asociadas directamente al
trabajo. En 2000 fueron 893, y desde entonces la cifra no ha
parado de subir. En 2008, 1.228 según datos del Ministerio
de Trabajo. Unas cifras con las que Comisiones Obreras, que
presenta hoy su informe anual sobre este asunto, el ISTAS
(Impacto de las Enfermedades de Origen Laboral en España),
discrepa: "Los casos reales multiplican por 10 los
declarados, pero cuesta que administraciones y empresas lo
acepten", denuncian en vísperas del Día Internacional de la
Salud en el Trabajo.
Mario
Marrupe
trabajaba en Cecosa, encargada de fabricar las monedas de
euro. Era oficial de una línea de producción cuando, un día
de 2001, se rompió una tubería de ácido sulfúrico. Mario
se puso el mono y las protecciones y paró el vertido. Al día
siguiente pasó lo mismo, y tras arreglar la fuga se empezó a
sentir mal. En el hospital le explicaron que el ácido
sulfúrico había quemado sus pulmones. Resultado: una
incapacidad total permanente y un tratamiento de corticoides
de por vida. "Vas sobrellevándolo", dice con optimismo, "lo
bueno es que tengo tiempo para dedicárselo a mis hijos". Un
juicio demostró la falta de medidas de seguridad en la
empresa, ya que las máscaras que tenían no eran las
adecuadas para el ácido sulfúrico. Mario no tiene
dolores, pero pasar al lado del tubo de escape de un autobús
o tener cerca un bote de lejía le puede resultar
insoportable. "Un día me tuve que salir del ascensor de un
centro comercial porque entró una mujer con un perfume muy
fuerte", explica entre risas. "Hay días que me tengo que
encerrar en casa enganchado al Ventolín", cuenta. "Eso es lo
que tengo que agradecer al trabajo".
Las
causas de los accidentes y las enfermedades "están
relacionadas directamente con la falta de aplicación de las
normas de seguridad y salud en las empresas", insisten desde
Comisiones. Piden una "implicación de la salud pública" para
que se considere el trabajo como un factor determinante de
la salud, explica Carmelo Plaza, secretario de Salud
Laboral. Mañana se reunirán con la ministra de Sanidad para
explicarle estas peticiones, que incluyen también un nuevo
listado de las enfermedades profesionales y una vigilancia
sobre la labor de las mutuas.
Las tablas del Instituto
Regional de Seguridad y Salud en el Trabajo (IRSST) muestran
que la sordera por ruido se cobró 38 víctimas en 2006. Por
detrás de las infecciosas (75), las de la piel (146) o las
osteomusculares (773).
De
sordera sabe mucho Isidoro Mateos. Tras 30 años
trabajando en una fábrica de bombas de agua, empezó a notar
que no oía bien. Lo mismo le pasaba a una docena de
compañeros que habían pasado mucho tiempo trabajando sin
protección. "Ahora tenemos que llevar casco", cuenta
Isidoro, "pero antes estábamos al lado del foso de pruebas
sin nada". Y el foso de pruebas provocaba mucho ruido. Tanto
que a cinco trabajadores se les ha tenido que reconocer una
enfermedad profesional no invalidante. Isidoro ha
perdido un 20 por ciento de audición en ambos oídos. "Estoy
viendo la tele y no me entero de nada", confiesa, "sólo con
los anuncios, que tienen la música muy alta". La lucha para
que se les reconociera la enfermedad ha sido "tenaz y
larga". Isidoro,
de 55 años, no recibió hasta enero de 2008 los 2.990 euros
que le correspondían de indemnización.
Denunciaron su situación en 2004, después de que los
reconocimientos médicos fueran detectando "una pérdida
notable de oído". CC OO estima que, realmente, hubo 1.697
casos en 2006.
Las osteomusculares fueron las enfermedades
profesionales más extendidas en 2006: 773 casos,
que en el sindicato elevan hasta 4.637. Ester
Pérez conoce bien estos males. "En casa no puedo
hacer algo tan sencillo como tender",
cuenta Ester, que para barrer o fregar el
suelo tiene que "parar dos o tres veces". Y eso
que se gana la vida barriendo. Es trabajadora de
limpieza viaria y tiene una tendinitis crónica.
"Por los movimientos repetitivos con el cepillo
y la pala", explica. Desde 2000 trabajaba en los
camiones que limpian las calles con manguera,
pero en 2003 le cambiaron al barrido manual "y
empezaron los problemas". Al poco tiempo le
diagnosticaron una tendinitis en el pectoral
mayor. "Encima del pecho hacia la axila",
explica, "pero me ha cogido hasta el hombro y el
codo". Como su empresa no reconocía su
enfermedad y no le cambiaba de puesto, acudió al
juzgado de lo social. Ganó el juicio, pero la
situación se ha enredado en recursos y Ester, de
36 años, sigue trabajando en el mismo puesto.
Datos de 2006
- Las enfermedades osteomusculares son las más
habituales: 773 registradas por el Instituto
Regional de Seguridad y Salud de la Comunidad de
Madrid.
- El sindicato CC OO estima que hubo 4.637 casos
en 2006.
- El sindicato cree que 1.380 trabajadores
sufrieron enfermedades mentales. No se registró
oficialmente ningún caso.
- Según el Instituto Regional, 38 personas
sufrieron sordera por el ruido en el trabajo. CC
OO dice que hubo 1.697.
- Desde el año 2000, con 893 registros, el
número de casos no ha parado de subir.
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