Perú

Hace un par de meses, apenas surgido el sindicato nos ocupábamos de las prácticas represivas de Ajeper. Dábamos cuenta igualmente de antecedentes que en el mismo sentido presentaba la firma en México.

Esta vez la empresa se ha superado a sí misma.

La ley peruana establece que un porcentaje de las utilidades debe ser pagado a los trabajadores. Cerrado el ejercicio 2003, Kola Real abonó a sus empleados la cantidad que se desprendía de los balances. Pero olvidó un pequeño detalle: hacer firmar a los trabajadores un recibo por los montos recibidos.

Ahora, el Ministerio de Trabajo de Perú, al no existir constancia de que los trabajadores hubieran recibido lo que establece la ley, decidió multar a la empresa. Prestamente, el personal fue convocado a firmar los recibos. Varios de los trabajadores pidieron tiempo para hacerlo, para intentar verificar, dos años después, si lo que se les estaba haciendo firmar coincidía con lo efectivamente recibido. Alguno se negó a suscribir el documento, al considerar que es muy difícil establecer esa coincidencia en virtud del tiempo transcurrido.

La empresa, tan lenta en descubrir e intentar subsanar sus propios errores, no dudó un momento y procedió a despedir a ocho trabajadores, todos afiliados al sindicato y dos de ellos integrantes de la directiva, por falta grave.

¿Pero de quién es la falta grave? ¿De los trabajadores que quieren certeza de que lo que firman corresponde a lo que recibieron? ¿O de los responsables de la gerencia, que olvidaron algo tan obvio como hacer firmar un recibo por lo que se paga?

Lo real y concreto es que la empresa arremete nuevamente contra los trabajadores organizados, buscando debilitar al sindicato. ¿Hasta cuándo estos malos empresarios insistirán en estas prácticas?

Ariel Celiberti

© Rel-UITA

14 de julio de 2005