Uruguay
Con Robert Batista, asesor
legal de la Federación
de Transportistas de la Bebida,
FETRABE.
La
soberbia transnacional perdió una partida
|
Los transportistas de bebidas de Uruguay lograron, tras 15
días de conflicto, que dos empresas controladas por
multinacionales aceptaran sus demandas. Los transportistas
reclamaban a Fábricas Nacionales de Cerveza (FNC), manejada
por AmBev-Quinsa (monopolio cervecero), y a la Compañía
Salus, controlada por Danone, el pago de una deuda acumulada
durante 2 años y cercana al millón de dólares. Durante casi
dos semanas las compañías se negaron a satisfacer esos
reclamos, pero al ver que poco a poco sus productos
desaparecían de las góndolas de los supermercados y que los
transportistas no aflojaban, accedieron a pagar lo adeudado
y a firmar un nuevo convenio por dos años que mejora
sustancialmente los márgenes de los distribuidores.
-¿Qué quedó de estos 15 días de huelga?
-La conclusión es que la única chance de lograr cosas es que
todos los trabajadores, todos los empresarios, todos
aquellos que estén involucrados en el tema trabajen unidos.
Nosotros trabajamos muy unidos con todos los distribuidores
del interior del país para llegar a una solución. Y
estuvimos muy firmes desde el primer minuto, con gente y
camiones apostados en la ciudad de Minas (al este del país),
en Montevideo, y contamos con el apoyo de la Intergremial
del Transporte. Se invirtió mucho dinero en propaganda y
logramos movilizar a un grupo de gente que se dedicó las 24
horas del día al tema, como lo hicimos, no sólo durante los
15 días que estuvimos parados sino desde un mes antes. En
vísperas de alcanzarse el acuerdo, teníamos distribuidores
de todos los lugares del interior involucrados en este
conflicto. Gracias a este enorme despliegue avanzamos en las
negociaciones.
-¿Por qué finalmente las empresas se sentaron a negociar?
-Creo que ellos estaban pulseando para ver hasta dónde
íbamos, cuántos días aguantaba la gente, y a su vez
esperaban ver el mercado y saber cuántos días permanecía la
cerveza y el agua que había en plaza. Cuando ambos productos
comenzaron a escasear y vieron que nosotros estábamos muy
firmes, y que además día a día más camiones adherían a la
medida -camiones de otras ramas que apoyaban nuestra
movilización- creo que decidieron negociar, porque con el
correr de los días nuestros transportistas fueron poniéndose
más firmes. La asamblea final del día 17 fue dura. Para
nosotros era un acuerdo satisfactorio, pero fue dura. Muchos
transportistas no querían aceptar el acuerdo, querían seguir
peleando. Al final, dentro de un gran clima de concordia
entre nosotros, se aprobó el convenio. Tenemos
distribuidores del interior con 30, 40 años de labor. Hay
uno con más de 70 años de edad que tiene 50 como
distribuidor, conocido por ser muy mesurado pero que esta
vez era de una firmeza absoluta.
-¿Las reuniones y la negociación final con quién la
mantuvieron?
-Todos los encuentros fueron con Fábricas Nacionales de
Cerveza, y algunos detalles se concretaron con Compañía
Salus. Algunos temas tuvimos que resolverlos con
Danone a
través de su estudio de abogados.
Finalmente el convenio se firmó con Salus y con FNC. Es un
convenio que mejora nuestros porcentajes y que se extenderá
hasta mediados de 2006. En cuanto a la deuda que reclamamos
logramos que se nos reconociera y saldara una cantidad
importante.
-¿Cómo queda la relación con las empresas luego de este
choque?
-Tuve contactos con
Danone, y
fueron muy positivos. La lucha nuestra es muy clara y muy de
frente, no hay nada sucio por detrás. Probablemente por unos
días las relaciones sean un poco tensas. Algunas heridas
siempre quedan, pero todo se va a normalizar porque tenemos
que trabajar en conjunto.
-¿Manejan algún dato del comportamiento de las otras marcas
durante estos días?
-Datos, no. Lo que sí vimos es que Nativa y Bonaqua (Coca
Cola) ocuparon el espacio de Salus y Matutina, las bebidas
fabricadas por las dos multinacionales. Ahora será cuestión
de Compañía Salus y de los distribuidores pelear por
recuperar ese mercado.
-¿Quiénes fueron las caras visibles de las empresas durante
estas negociaciones?
-Los abogados de Fábricas Nacionales de Cerveza y la
gerencia de FNC.
-¿Cuántos camiones estuvieron plegados a la huelga y cuántos
trabajadores que dependen de FETRABE abarcó este conflicto?
-Fueron 200 camiones y 1.500 empleados, a quienes resolvimos
pagarles diariamente sus jornales. Durante estos días se
montaron 4 fogones en las inmediaciones de los galpones de
la fábrica de cervezas Pilsen en los cuales se daba almuerzo
y cena a nuestros empleados. Los choferes y ayudantes
pasaban buena parte del día allí también, conversando,
tomando mate. El que quería iba o no iba. Se convivió y
estuvimos codo con codo con ellos.
-Los trabajadores de las plantas, ante este tipo de
conflictos, quedan atados de pies y manos. ¿Cómo pueden
articularse futuras medidas?
-La raíz histórica de la Federación de Transportistas de la
Bebida se encuentra en fleteros que fueron empleados y
dirigentes de los sindicatos de la bebida. Los dirigentes de
FETRABE, hoy, tienen vocación de dirigentes y en su momento,
hace 15, 20 años fueron dirigentes de la Federación de
Obreros y Empleados de la Bebida, de modo que hay un tronco
común en muchas cosas. Los fleteros se sienten muy próximos
a los empleados, con quienes además pasan 10, 12 horas por
día en el camión. Creemos que se pueden hacer cosas
conjuntamente con los trabajadores de las empresas.
Rubén Yizmeyián
© Rel-UITA
24 de marzo de 2004
|