FLORICULTURA | SINDICATOS

Flores Splendor:

Otro atraco de los Nannetti

 

Continúa en los ámbitos local e internacional el debate sobre la situación del sindicalismo en Colombia, el respeto a los derechos humanos y las modalidades de contratación laboral. La engañosa imagen promovida por el gobierno y los empresarios llamada “Colombia, un país en progreso”, prosperó como un triunfo de la diplomacia, mas no como una evidencia sustentada por la realidad.

 

La Central Unitaria de Trabajadores (CUT), por intermedio de su delegación a la reciente Conferencia Internacional de la OIT, mantuvo su posición y sus denuncias ya presentadas en los informes anteriores a dicha Conferencia.

 

Los asesinatos de sindicalistas continúan, la tercerización en el empleo no cede y las Cooperativas de Trabajo Asociado (CTA) supuestamente serán sometidas a “revisión reglamentaria”. Pero es necesario recordar que durante la campaña electoral, quienes hoy gobiernan prometieron con demagogia una inmediata liquidación de las formas de intermediación del empleo, incluidas las CTA.

 

En este momento los trabajadores del sector petrolero -fundamentalmente en Puerto Gaitán- libran una gran batalla para erradicar la neo esclavitud laboral allí imperante, a pesar de que el Ministerio de la Protección Social –no es de extrañar- niegue su existencia.

 

Obviamente, los empresarios muestran ante la opinión pública sólo las supuestas garantías salariales y las prestaciones que recibe un reducido número de trabajadores directos -que no pasa de 400- de la Pacific Rubiales, cuando el total de los asalariados tercerizados es de aproximadamente 17 mil trabajadores.

Quienes hoy gobiernan prometieron con demagogia una inmediata liquidación de las formas de intermediación del empleo, incluidas las CTA

 

Si en el sector mineroenergético la situación es grave, en el de la floricultura y la Palma de Aceite ocurre algo similar, e incluso de devastadoras consecuencias para la estabilidad en el empleo, la presencia sindical y la negociación colectiva, consagrados como derechos constitucionales en Colombia y también establecidos en los Convenios Internacionales de OIT.

 

Recientemente se desarrolló una huelga muy prolongada en la empresa productora de flores Splendor, una de las tantas propiedades de la familia Nannetti.

 

El motivo de la huelga no fue avanzar en conquistas económicas, sociales o sindicales, sino exigir el pago de salarios atrasados, seguridad social, prestaciones sociales, y denunciar el saqueo a los fondos de los trabajadores controlados y administrados por los Nannetti.

 

Luego de innumerables reuniones de delegados del Sindicato de Trabajadores de Splendor (SINTRASPLENDOR) con representantes de la familia Nannetti, y participación del Ministerio de la Protección Social e integrantes del Ejecutivo Nacional de la CUT, los empresarios acordaron que cesarían las violaciones a los derechos de los trabajadores y trabajadoras. Pero esto jamás ocurrió.

 

Antes bien, argumentando la pérdida total de los cultivos, ordenaron el despido colectivo de los trabajadores y trabajadoras, sin que se produjera ninguna acción eficaz o real del Ministerio de la Protección Social para impedirlo.

 

Luego de la resistencia de los y las huelguistas, los empresarios optaron por reconocer parcialmente indemnizaciones por retiro voluntario y sólo a una minoría, configurándose así un aberrante saqueo a los derechos económicos y sociales de los y las trabajadoras.

 

Ante la pasividad e indiferencia del Ministerio de la Protección Social, los Nannetti ejecutaron un verdadero atraco contra sus trabajadores en Splendor, además de quitarles el empleo, su organización sindical y su negociación colectiva.

Un atraco como el que le hicieron al Estado colombiano con los miles de millones recibidos por el programa Agro Ingreso Seguro.

 

Un atraco similar como el que le hicieron al Estado colombiano con los miles de millones recibidos por el programa Agro Ingreso Seguro. Mientras unos pocos chivos expiatorios están en una cárcel de cinco estrellas, los Nannetti y otros empresarios de la floricultura y la palma que se beneficiaron con esa estafa permanecen solazándose con sus nuevos negocios.

 

A esto se suma la huelga que está realizando el Sindicato Nacional de Trabajadores de la Industria Agropecuaria (SINTRAINAGRO) en la empresa de palma de aceite Oleaginosas Bucarelia, ubicada en Puerto Wilches, Santander.

 

Allí, los empresarios plantean sin ruborizarse la necesidad de disminuir el número de contratos de trabajo permanentes, de incrementar los trabajadores cooperativizados y eliminar de la Convención Colectiva algunas conquistas -entre ellas garantías sindicales- como condición para iniciar la negociación colectiva.

 

Ante la posición inclaudicable de SINTRAINAGRO, la empresa ha preferido la huelga, y en ella se encuentran los trabajadores sin que hasta la fecha, y luego de insistentes llamados y reclamos, el gobierno nacional y el Ministerio de la Protección Social reaccionen para ejercer su responsabilidad como veedores y garantes de los derechos adquiridos de los trabajadores.

 

A pesar de los serios conflictos que se desarrollan en el país en defensa de los derechos básicos de los trabajadores, el  gobierno y los empresarios continúan sosteniendo cínicamente ante el país y el mundo que esa realidad no existe, y que las acciones del movimiento obrero -particularmente de la CUT- son manifestaciones violentas instigadas por fuerzas clandestinas.

 

Ante esta posición del gobierno y los empresarios, no queda otra alternativa que continuar con el proceso hacia la preparación y realización eficaz de una gran movilización de la sociedad en su conjunto, como está previsto en la agenda de la CUT.

En Bogotá, Luis Alejandro Pedraza

Rel-UITA

31 de agosto de 2011

 

 

 

 

Ilustración: Allan McDonald - Rel-UITA

 

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