Cuando la tendencia
global apunta al incremento de los años de trabajo para obtener la jubilación,
la
Federación Gremial del Personal
de la Industria de la Carne y sus Derivados logró bajar cinco años la edad
mínima para retirarse. Sobre esto dialogó Sirel con Carlos Molinares, secretario
de Organización de la Federación.
-En el sector de
carnes rojas los hombres se jubilan a los 55 años y las mujeres a los 50. ¿De
cuándo data esta conquista?
-De 1973. Nació a partir de un decreto que
declaraba ese trabajo como insalubre y riesgoso.
-Y ahora ese
beneficio se extiende a los trabajadores y trabajadoras avícolas…
-Es así. Para nosotros es una conquista
histórica, algo por lo cual la Federación venía luchando desde hacía mucho
tiempo. En agosto pasado se aprobó una resolución como extensión del decreto que
rige al sector de las carnes rojas, y que ahora engloba a todos los que están
dentro del Convenio.
Esto es muy importante, porque antes no todos los
trabajadores y sectores estaban incluidos; ahora, en esta resolución están
contemplados también los trabajadores y trabajadoras de la industria avícola.
Para nosotros esto es muy positivo, porque si lo
comparamos al de carnes rojas el sector avícola tiene sus particularidades: el
trabajo es más rápido, existen más esfuerzos repetitivos y por lo tanto más
lesiones por esta razón. La propia resolución describe muy bien al sector cuando
expresa que las condiciones de trabajo llevan al “envejecimiento precoz”.
-¿Cómo fue el
proceso de esta resolución?
-Como ya se contaba con el decreto que
beneficiaba al trabajador de las carnes rojas, solicitamos su ampliación ante la
secretaría de Seguridad Social del Ministerio de Trabajo de la Nación, que es el
que tiene facultades para ampliar un decreto preexistente, logrando así que el
proceso fuera muy rápido.
-¿Cómo evaluaron
los trabajadores esta resolución?
-La opinión general es que ha sido muy positiva.
Es una buena noticia dentro de la grave crisis que tenemos en el sector. Si bien
es cierto que en este tipo de tareas es muy difícil alcanzar con salud la edad
de 55 o 60 años, para los trabajadores que están próximos a esa edad es un gran
éxito, y ahora tenemos esta herramienta para continuar la lucha por mejores
condiciones de trabajo para el resto, para que la gente en los frigoríficos deje
de hipotecar su salud.
-Y está muy bueno
que desde el propio Estado se reconozca que la actividad tiene sus dificultades…
-Claro, y desde ahí debemos ir a más, porque no
es poca cosa que desde la Superintendencia de Trabajo, el Ministerio de Trabajo
y especialistas en medicina laboral, se reconozca que esta actividad produce
envejecimiento prematuro.
A partir de esta interesante plataforma tenemos
que seguir proponiendo avances, seguir discutiendo otros puntos que, por
ejemplo, en Brasil ya se están debatiendo: la reducción de la jornada
laboral sin rebaja del salario y la disminución en la velocidad de trabajo.
-¿Cuántos
trabajadores hay en el sector avícola?
-Somos más de 10 mil.
-Y hablamos de un
sector que tiende a crecer, ¿no?
-Hoy en día es uno de los sectores que no tiene
techo, tanto por el crecimiento de la exportación como por el aumento que año a
año se viene dando en el consumo de pollo per capita.
Hoy estamos hablando de unos 33
kilos de carne de pollo por habitante al año.
-Ya que mencionaste
a Brasil, no hay que perder de vista la creciente presencia de empresas
brasileras en el mercado avícola argentino…
-Casi el 100 por ciento del sector está
conformado por familias que han manejado sus propias empresas de generación en
generación. Pero esto ha ido cambiando con la presencia de empresas
transnacionales y la concentración de capitales, temas que la
UITA conoce muy bien. Ello está generando un nuevo panorama,
y tenemos que prepararnos porque es esta parte del mundo donde la industria de
alimentos está llamada a crecer.
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