Miles de pescadores del
África Noroccidental, junto con sus familias, se quedan sin ingresos debido a la
presión de la pesca industrial sobre el recurso que comparte con la pesca
artesanal, una tradición de muchas generaciones que, junto con las especies más
castigadas, se encuentra en vías de extinción.
La depredación de la pesca industrial en los mares, que
comenzó hace más de dos décadas, ha forzado a miles de pescadores de los países
del Norte a emigrar hacia las aguas del Sur. Hoy son los pescadores de México,
India, Senegal o Guinea quienes emigran al Norte en busca
de otro tipo de trabajo para ganarse la vida, porque los caladeros de sus países
son explotados por otros o porque ya están agotados.
Los países industrializados han trasladado a los del Sur su
capacidad pesquera porque ahí han encontrado Estados débiles a la hora de
establecer normas para proteger su ecosistema marino y las economías de los
pescadores artesanales. (+
INFO)
Que más de la mitad de la población mundial sea urbana, según
datos de la ONU, explica no sólo el abandono de las zonas rurales
agrícolas, sino de las zonas costeras de varios países africanos, asiáticos y
latinoamericanos. Da pistas también sobre la relación que existe entre lo que se
produce en un lugar y se consume en otro. El bienestar de la humanidad depende
de la salud del planeta, compuesto por agua en un 70 por ciento.
"La integración entre medidas ambientales y de desarrollo
desembocará en la satisfacción de necesidades básicas, en mejoras de la calidad
de vida de todos, en ecosistemas más protegidos y mejor gestionados y en un
futuro más seguro y más próspero. Ninguna nación lo puede lograr por sí sola",
dice el preámbulo del Programa de Acción para el Desarrollo Sostenible de la
ONU.
En lo que se refiere a los mares, esto incluye la toma de
conciencia por parte de los gobiernos que hasta hoy han permitido o no han
tenido la fuerza para frenar la pesca ilegal, pero también la concientización de
los Estados que permiten a su flota la pesca y la venta de este pescado, como es
el caso de muchos países de la Unión Europea.
Especies en peligro:
“De las diez especies principales que representan en
total un 30 por ciento, en volumen, de la producción mundial de la
pesca de captura, siete se consideran plenamente explotadas o
sobreexplotadas (anchoveta, jurel chileno, colín de Alaska, anchoa
japonesa, bacaladilla, capelán y arenque del Atlántico), lo que
significa que no cabe esperar de ellas importantes aumentos de
producción. Dos podrían soportar probablemente un aumento de la
presión de pesca en algunas zonas (barrilete y estornino) y el
estado de una de ellas es desconocido (pez espada).”
FAO 2004
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Una sociedad civil concienciada y comprometida tendría que
colaborar en la sensibilización de los consumidores, de manera que estos
asumieran como suya la responsabilidad de adaptar su de consumo a las
posibilidades de la naturaleza antes que al capricho de la publicidad. Esto
obligaría a las cadenas de supermercados a desperdiciar menos pescado. Si
disminuye esa demanda, se aliviaría en cierto modo la situación de los
ecosistemas marinos y se prepararía el terreno para prácticas pesqueras más
integradas con la naturaleza.
Por medio del Código de Conducta para la Pesca Responsable de
1995, la FAO ha intentado proteger la pesca artesanal, que supone un 25
por ciento de la pesca total mundial, contribuye a más de la mitad del consumo
humano de pescado en todo el mundo y emplea al 90 por ciento de los pescadores a
nivel global, según datos recientes del Programa de Naciones Unidas para el
Medioambiente (PNUMA). Además, por cada pescador artesanal se generan
entre uno y tres empleos adicionales.
Código de Conducta para la Pesca Responsable
Artículo 6, inciso 3:
“6.3 Los Estados deberían evitar la sobreexplotación,
y el exceso de capacidad de pesca y deberían aplicar medidas de
ordenación con el fin de asegurar que el esfuerzo de pesca sea
proporcionado a la capacidad de producción de los recursos pesqueros
y al aprovechamiento sostenible de los mismos. Los Estados deberían
tomar medidas para rehabilitar las poblaciones en la medida de lo
posible y cuando proceda.”
Artículo 6, inciso 18:
“6.18 Reconociendo la importante contribución de la
pesca artesanal y en pequeña escala al empleo, los ingresos y la
seguridad alimentaria, los Estados deberían proteger apropiadamente
el derecho de los trabajadores y pescadores, especialmente aquellos
que se dedican a la pesca de subsistencia, artesanal y en pequeña
escala, a un sustento seguro y justo, y proporcionar acceso
preferencial, cuando proceda, a los recursos pesqueros que explotan
tradicionalmente así como a las zonas tradicionales de pesca en las
aguas de su jurisdicción nacional.”
FAO 1995
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Por su parte, la ONU ha intentado proteger los
ecosistemas marinos de la pesca desmesurada por medio del Acuerdo de Poblaciones
de Peces. Pero por muchos esfuerzos que puedan hacer los organismos
internacionales, el papel de los Estados es fundamental en las cuestiones
relacionadas con la protección del medioambiente y de la población más
vulnerable. Los Estados tendrán que avalar a los organismos internacionales,
mientras los gobiernos locales aplican la Ley.
De esta manera se podría evitar la sobrepesca no sólo de las
grandes embarcaciones extranjeras, sino también de una pesca artesanal
desordenada y mal gestionada que puede llevar al agotamiento de los recursos
marinos. Las sociedades que permiten eso se agreden a sí mismas al alterar los
ecosistemas y dejar los mares tan yermos que no tendrán más productos que
recoger.
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