Chile

No hay milagro en la multiplicación de los peces

La salmonicultura a la chilena contamina, explota,
despide y socializa las pérdidas

  

El New York Times dio a conocer una investigación de la Agencia para la Alimentación y los Medicamentos (FDA, por sus siglas en inglés) que revela el uso de químicos prohibidos en Estados Unidos sobre los salmones criados en Chile, confirmando la utilización indiscriminada de antibióticos en la industria salmonera -lo que es denunciado desde hace décadas por organizaciones ambientalistas- dejando así en evidencia la ineficiente normativa y fiscalización chilenas.

 

Los químicos fueron encontrados en muestras de las empresas Cultivadores de Salmones Linao, Aquachile y Alimentos Cuisine Solutions, según informa The New York Times. Flavia Liberona, directora de la ONG Terram dice: “Los resultados de los estudios de la FDA constituyen otro ejemplo más de las malas prácticas que desarrolla la industria salmonera chilena. Las regulaciones ambientales son insuficientes y su fiscalización muy débil, ya que no permiten siquiera detectar en el origen la línea de producción donde ocurrieron los malos manejos. La normativa chilena no está a la altura de una industria de este tamaño. Todas las sustancias detectadas se usan en forma indiscriminada en Chile, y causan daños ambientales y a la salud humana. No es posible que se argumente que este tipo de problemas es consecuencia del crecimiento de la industria. Por el contrario, ocurren por la debilidad regulatoria y la mala fiscalización, que ha sido el caldo de cultivo para malas prácticas laborales y ambientales, fuente principal de las excesivas ganancias de la industria salmonera”.

 

Según New York Times, “Ni la industria ni el gobierno han comprendido plenamente la necesidad de los profundos cambios que se requiere para proteger no sólo a los consumidores y el medioambiente, sino también a una de las principales industrias chilenas. Chile ha continuado criando los salmones para exportación con químicos y medicamentos no aprobados por Estados Unidos y Europa, de acuerdo con documentos de los reguladores”.

 

Han sido documentados graves problemas laborales de la industria salmonera, entre otros por el Centro de Estudios Nacionales y de Desarrollo Alternativo (CENDA), que recientemente presentó un informe que critica el enfoque gubernamental para paliar la crisis. Según CENDA, el gobierno se ha centrado en ayudar a la industria y no a los trabajadores y su urgente reinserción laboral. CENDA cuantifica en 7.455 los despidos entre junio de 2007 y noviembre de 2008, y recaba testimonios de trabajadores e indaga en el impacto por el alza de despidos, problemas sanitarios por la “fuga” de salmones y el brote de virus ISA que involucraría a 74 centros de cultivo.

 

En los últimos 16 años las salmoneras han visto crecer sus exportaciones en un promedio de un 20 por ciento anual. En 2007, las exportaciones llegaron a 2.241 millones de dólares ocupando el tercer lugar de los productos exportados por Chile. Según proyecciones de Salmón Chile, en 2013 se duplicará la producción. César Barros, presidente de Salmón Chile, reveló que las ganancias netas para la industria son cercanas a los 500 millones de dólares. Hay 1.189 concesiones vigentes -con una superficie de 12.975 hectáreas-, principalmente en la Región de Los Lagos (63,4 por ciento), y otras 2.895 solicitudes de nuevas concesiones -con una superficie total de 44.663 hectáreas- en espera, la mayoría en las regiones de Aysén (36 por ciento), y Magallanes (43,1 por ciento).

Todas las sustancias detectadas se usan en forma indiscriminada en Chile, y causan daños ambientales y a la salud humana

 

El virus ISA se transmite por partículas virales presentes en las mucosas y heces de los peces o en desechos de los centros de cultivo. Ataca sobre todo al salmón del Atlántico, principal especie cultivada en Chile, causándole anemia severa y hemorragias.

 

El gubernamental Sernapesca reconoció que en abril de 2008 había 21 centros de cultivo infectados. El 52 por ciento pertenecían a Marine Harvest (de capitales noruegos), el 24 por ciento a Mainstream (de capitales noruegos), y el 24 por ciento restante a AquaChile, Aguas Claras, El Golfo, Cultivos Marinos Chiloé y Pacific Star (de capitales chilenos).

 

El virus ISA también afectó a Noruega, Dinamarca, Canadá y Escocia, pero según Terram “esos países adoptaron prácticas de manejo adecuadas y exterminaron a los peces infectados”. El brote en Chiloé y Las Guaitecas significó que Marine Harvest despidiera a más de 1.200 trabajadores.

 

El virus también genera perjuicios en los sueldos de los trabajadores: “Cerca de un 30 por ciento de la remuneración total de los trabajadores de la industria está sujeta a variabilidad, y de no conseguir los bonos podrían obtener una remuneración menor. La mortalidad ha significado menor producción y cosechas más tempranas, lo que además de despidos, puede generar un mayor sobreesfuerzo de parte de los trabajadores por conseguir los bonos”, dice Terram. La salmonicultura tiene un 10,86 por ciento de accidentabilidad, sobrepasando la media nacional cercana al 7 por ciento.

Los peces “fugados” son 190.000 salmones de Mainstream y 500.000 truchas de Aguas Claras, pero la cifra podría ser mayor

 

Un estudio sobre el uso de antibióticos en la salmonicultura,1 concluye que “el uso de antibióticos y compuestos antiparasitarios en Chile es alarmantemente alto”. Y agrega, con información de 2003, que mientras Chile tenía una producción 45 por ciento inferior a la de Noruega utilizaba más de 160 veces más antibióticos que ese país, entre éstos Ácido nalidixico, Ácido oxolinico, Amoxacilina, Ampicilina, Cefotaxime, Cloramfenicol, Eritromicina, Florfernicol, Furazolidina, Gentamicina, Kanamicina, Quinolonas, Streptomicina, Sulfa, Tetraciclina y Trimetoprim.

 

El biólogo Héctor Kol, de la Agrupación Gremial de Pescadores Artesanales de Aysén, relata que “La industria salmonera era el último mito chilote. En sólo tres años este símbolo del modelo de crecimiento económico chileno no sólo acumuló más de 70 trabajadores muertos, sino que preparó su propia defunción cometiendo todos los errores que tuvo a su alcance. Datos y evidencias de un desastre inminente se apreciaban en todas las localidades intervenidas. La industria salmonera quiso establecer, por decreto y con base en su red de influencias, nuevas relaciones de intercambio y equilibrios allí donde la naturaleza ya los había establecido tras milenios de evolución.

 

Nada es más agresivo, antinatural y artificial que la salmonicultura intensiva -dice Kol-, que induce a la sobreexplotación pesquera; destruye las economías locales y los sistemas sociales para obtener mano de obra barata; usa colorantes, pesticidas, antibióticos, fungicidas, hormonas y desinfectantes, sin medida alguna, durante todo el ciclo de producción, pagando apenas 1 centavo de dólar por cada metro cuadrado de agua que contamina. Son millones las toneladas de excrementos de salmones y de alimentos no-digeridos depositadas en el fondo marino; miles de toneladas de antibióticos inyectadas a las aguas marinas o continentales; millones de litros de pesticidas y desinfectantes tóxicos vertidos al mar durante labores para desparasitar salmones o desinfectar estructuras de cultivo”, dice Kol.

 

Ambientalistas, pescadores y el senador Nelson Ávila (PRSD) han denunciado que la reciente “fuga” de salmones contaminados habría sido dispuesta por las propias empresas que las han explicado diciendo que el viento y el oleaje habrían destruido las balsas-jaulas, y alegando que en ese momento “no había personal” en los centros de cultivo desde Hualaihué hasta Calbuco y Puerto Montt, cubriendo un arco de más de 200 kilómetros de borde costero del Seno del Reloncaví.

“No es la primera ‘fuga’ de salmones. Creemos que voluntariamente los soltaron porque así se benefician de millonarios seguros comprometidos” 

(Ricardo Casas, Federación

de Sindicatos Industria

Pesquera de la X Región)

 

Los peces “fugados” son 190.000 salmones de Mainstream y 500.000 truchas de Aguas Claras, según reconoce Salmón Chile, pero la cifra podría ser mayor. Salmón Chile asegura que “no habrá consecuencias ambientales”. Para los pescadores eso “es falso” pues el salmón atlántico “depreda especies endémicas como róbalos, puyes y especies jóvenes”.

 

El senador Ávila acusó: Esta fuga sería intencional y programada por las empresas, para evitar los costos de cosechar un salmón en mal estado y a bajo precio y para justificar futuros despidos. Resulta muy sospechoso que esto suceda justo en un momento crítico para el producto que comercializan, por la crisis y el virus ISA”. Ricardo Casas, de la Federación de Sindicatos Industria Pesquera de la X Región, agrega: “No es la primera ‘fuga’ de salmones. Creemos que voluntariamente los soltaron porque así se benefician de millonarios seguros comprometidos”.

 

Héctor Kol agrega que el impacto es enorme, estamos hablando de una especie carnívora foránea que puede terminar con la vida de otras especies marinas. Y añade que “en Melinka, Aysén, los pescadores extraen diariamente toneladas de salmón putrefacto”, lo que ha provocado a los lugareños vómitos, fiebre, alergias y caída de la piel.

  

 

 

En Santiago, Arnaldo Pérez Guerra

Rel-UITA

10 de febrero de 2009

* Con datos de Fundación Terram, Salmón Chile, Asociación Gremial de Organizaciones de Pescadores Artesanales de Aysén y Sernapesca.

1 - Burridge, L, et al (2007) Uso de productos químicos en la salmonicultura: revisión de prácticas actuales y posibles efectos medioambientales.

Foto: El Llanquihue.

 

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