El pasado 2006 fue un año récord para la
Compañía de Cervecerías Unidas (CCU)
-propiedad de capitales chilenos (Luksic) y
holandeses (Heineken)-, que vio aumentar sus
utilidades un 13,5 por ciento. En 2005 las
ganancias de la compañía habían alcanzado
los 92,4 millones de dólares. En 2006
sobrepasaron los 104,9 millones de dólares.
Los trabajadores, sin embargo, sólo ven
alejarse la riqueza que producen.
Sólo cifras en alza.
Los ingresos por ventas crecieron el año pasado un 8,6 por ciento,
llegando a más 1.025 millones de dólares.
Otro récord de 2006 fue la venta de cervezas, que llegó a más de
4,7 millones de hectolitros, esto es un
aumento del 12,9 por ciento.
El año pasado la Compañía de Cervecerías Unidas controlaba el 86
por ciento del mercado chileno de cervezas,
cifra que incrementó en la primera mitad del
2007 al 87 por ciento.
Pero las millonarias cifras no se traducen
en un mejoramiento de las condiciones
laborales, señalan los sindicatos. Los
trabajadores denuncian que
CCU
incurrió en prácticas antisindicales durante
la negociación de los Contratos Colectivos,
entre abril y agosto, y que tras la firma de
éstos, se incrementaron las presiones para
que los trabajadores se desafilien de los
sindicatos. Según los dirigentes, el proceso
de negociación colectiva no estuvo exento de
dificultades, entre ellas que la Compañía
de Cervecerías Unidas simplemente
“objetó la negociación”.
Divide y ahorrarás
La Federación Nº
2,
que agrupa a unos mil trabajadores de la
compañía cervecera, señala que en la empresa
existen más de 42 Contratos y Convenios
Colectivos. “Las prácticas de la empresa
buscan la fragmentación de la fuerza
laboral. Utilizan los Convenios con grupos
de negociadores para dividir y no dejarlos
negociar a todos en una misma fecha.
CCU
y otras empresas se amparan en esta práctica
que viola las convenciones internacionales
de la Organización Internacional de Trabajo
(OIT)”, señala Luis Mundaca
Segovia, secretario de la Federación
Nacional Nº 2 de Sindicatos de Empresas CCU.
Los trabajadores estuvieron tres
años preparándose para esta
negociación |
La legislación laboral vigente contempla la
posibilidad de una “negociación colectiva
interempresa”, pero sólo cuando exista un
“acuerdo con el empleador”. Para el ex
ministro del Trabajo, Yerko Ljubetic,
la permanencia de esta legislación ha
significado que “la
negociación colectiva esté destinada a
existir sólo en el papel”.
La ley, además, contempla el mecanismo
negociador sólo para la empresa y no para
todas las subcontratistas, que no pueden
negociar en conjunto.
Sin embargo, las últimas movilizaciones de
trabajadores han apuntado al corazón del
problema, intentando imponer negociaciones
de hecho con protestas, huelgas y
movilizaciones masivas.
Sucedió últimamente con los trabajadores de
Forestal Arauco, que costó la vida de
un trabajador; con los contratistas de la
Corporación Nacional del Cobre (Codelco);
en la Empresa Nacional del Petróleo (ENAP)
y en la empresa Agrosuper.
Trabajadores del comercio, salmoneras y
bancos estudian con atención estas
experiencias que los dirigentes
empresariales y políticos han calificado
como una “amenaza”.
En la Compañía de Cervecerías Unidas,
los trabajadores de distintas razones
sociales que componen el holding
CCU
dialogaron en grupo con la compañía. Los
principales críticos de estos procesos de
negociación han sido los grandes empresarios
y los sectores de la Alianza por Chile
(derecha) y la Democracia Cristiana.
El gobierno de la presidenta Michelle
Bachelet intenta promover una reforma
laboral que modifique los actuales
mecanismos de negociación colectiva, para
evitar que se repita lo ocurrido y alcanzar
ámbitos más acotados.
Estos conflictos intentan reeditar las
negociaciones por ramas.
Criterio unitario
Los trabajadores asociados a la
Federación Nacional Nº 2 de Sindicatos de
Empresas CCU, tras meses de negociación
infructuosa, se acogieron al artículo Nº 369
del Código del Trabajo y negociarán
nuevamente en noviembre de 2008. “Hemos
dado un paso tremendamente importante que
tiende a cambiar el rumbo de las
negociaciones colectivas que, cada dos años,
llevamos adelante con la empresa. Un paso
marcado por la unidad de los sindicatos y
los trabajadores que pertenecen a nuestra
Federación”, señalan.
Al acogerse al artículo 369 prorrogan sus
actuales Contratos Colectivos por otros 18
meses. “Eso nos permitirá negociar
nuevamente en noviembre de 2008, una fecha
infinitamente mejor para enfrentar un
proceso como éste. Además, y lo que reviste
mayor importancia, desde ese día en adelante
todas las negociaciones colectivas serán a
la entrada del verano, lo que nos permite
pensar en mejores resultados en todo este
proceso. Aceptar la propuesta de la empresa
no habría sido otra cosa que entregar la
dignidad de los trabajadores de nuestra
Federación. Es de justicia obtener un trato
mucho más digno”, dice Nelson Medina
Muñoz, presidente de la Federación
Nacional Nº 2.
Según la organización sindical,
CCU ha obtenido en los dos últimos años
utilidades netas por sobre 100.000 millones
de pesos (casi 200 millones de dólares).
“Mientras vemos con asombro como ocho
directores del holding se repartían
1.500 millones de pesos (3 millones de
dólares), no estamos dispuestos a que la CCU
nos ofrezca migajas”.
Los sindicalistas alegan que los problemas
con la empresa son constantes.
Señalan que a los trabajadores de ventas les
manipulan sus ingresos a través de las
metas, y que a los de renta variable les
niegan el derecho de obtener los beneficios
de los Contratos Colectivos e intentan
cambiarles sus condiciones, creando nuevas
tablas de eficiencia “donde las metas son
cada vez más inalcanzables”.
A los trabajadores del área de transportes
del holding
CCU
-denuncian- les quieren imponer sistemas de
bonos, “donde el esfuerzo sea cada vez
mayor, manejando cada vez más productos y
generando mayores ingresos para la empresa,
lo que no necesariamente significará que los
trabajadores obtendrían un mejor trato”. Los
sindicalistas también acusan que la
Inspección y Dirección del Trabajo
de no haber sido buenos garantes de los
derechos de los trabajadores: “La Inspección
se comportó de forma miserable e ilegal.
Atrasó más allá de toda consideración las
resoluciones a nuestras solicitudes. No
resolvió los temas centrales puestos a su
consideración.
Seguimos batallando contra una burocracia
laboral que sirve más a la empresa que a los
trabajadores”,
agregan.
CCU
ofrece negociar convenios
colectivos a grupos de
trabajadores para desafiliarlos
de los sindicatos |
Los trabajadores estuvieron tres años
preparándose para esta negociación.
Realizaron múltiples giras y asambleas a lo
largo de todo el país, buscando un criterio
unitario para enfrentar al holding,
uno de los más poderosos de Chile.
“Vimos en el terreno las realidades de
nuestros compañeros y elaboramos una nueva
forma de propuesta para negociar. En el
ampliado nacional de 2006 y el primero de
2007, los dirigentes de base acordamos
realizar una negociación colectiva unida y
con objetivos en las distintas áreas. Hubo
un compromiso unánime y se le delegó el
poder de negociación al directorio de
nuestra Federación”, dice Nelson Medina
Muñoz.
Al ver la intención de la compañía de no
negociar y de imponer sus términos, la
Federación llamó a una reunión
extraordinaria de los presidentes de los
sindicatos involucrados en la negociación.
El pasado 23 de mayo, por acuerdo unánime y
compromiso escrito, los trabajadores optaron
por hacer uso del artículo 369. Sólo el
Sindicato de Administración Central se
descolgó del pacto. Gonzalo López,
presidente del Sindicato de Administración
Central, se reunió con el ejecutivo Pablo
De Vescovi y aceptó la última oferta de
la empresa.
“Desde Arica a Castro, los trabajadores
expresaron, en las diferentes reuniones
realizadas para escuchar la última oferta,
que estaban cansados de tantos abusos, de
tantas mentiras y promesas no cumplidas, de
no ser considerados, de ser discriminados y
de vivir bajo la amenaza constante de
despido. Nos cansamos ser sólo números para
la
CCU.
Se buscaron todas las instancias legales
para no llevar a los socios a una huelga sin
certezas”, agrega Nelson Medina Muñoz.
Precariedad cotidiana
Luis Mundaca Segovia, señala que tras el término de la negociación, la
Federación Nº 2
ha debido
interponer varias denuncias ante la
Inspección Regional del Trabajo por
“prácticas antisindicales”.
CCU ofrece negociar convenios colectivos a grupos de
trabajadores para desafiliarlos de los
sindicatos.
Cecilia Palma Pereira, dirigente del Sindicato N°1 de la Planta Cachantún,
perteneciente a la otra Federación, explica:
“A nosotros nos tocó negociar en julio y,
resumiendo en una palabra: ‘pésimo’. La
política de
CCU es dar lo menos que pueden, sólo soltar migajas. La compañía
se prepara con anticipación para negociar y,
obviamente, no para ofrecer mejoras. Es
desalentador ver a lo que puede llegar
nuestra hermosa patria por los sacos rotos
de los empresarios y sus gerentes. Nosotros
firmamos porque somos muy pocos dentro del
holding
CCU, y pensar en una huelga legal para nuestros asociados habría
sido completamente irresponsable. Además, el
subgerente de Recursos Humanos de la
compañía nos dijo claramente: ‘Sería
preferible despedirlos a todos y contratar
gente nueva’, porque, según él, ‘le salimos
muy caros’. A buen entendedor, pocas
palabras… Piense que estamos entre los
‘privilegiados’ al contar con un Contrato
Colectivo y negociar. Nuestro sindicato
posee más de 40 años”.
Durante la última negociación se vivieron
situaciones inauditas. El propio ministro
del Trabajo, Osvaldo Andrade, debió
pedir explicaciones al Ejército por el
empleo de conscriptos para reemplazar a
trabajadores en huelga. El sindicato de la
empresa subcontratista Eulen, que
suministra trabajadores a la planta de la
Compañía de Cervecerías Unidas en
Temuco, denunció que la
CCU
utilizó a soldados para reemplazar a
huelguistas. La prensa informó que
“ordenaron cajas en sus horas libres”, y
“realizaron labores de aseo y
mantenimiento”, con la autorización de sus
superiores. Los dirigentes mostraron a la
Secretaría Regional del Ministerio del
Trabajo de la IX Región, fotografías de los
conscriptos trabajando con buzos con el logo
del Ejército. La huelga duró casi un mes.
Ariel Muñoz, presidente del sindicato,
denunció: “A
fines de 2006 entregamos nuestro proyecto de
negociación. No recibió los frutos esperados
y estuvimos 22 días en huelga. La empresa
nos reemplazó con personal militar. Pero
hasta el día de hoy no ha sido reconocido
como ‘reemplazo’. Se benefició la empresa
que pudo alcanzar las metas de producción,
la CCU que sacó adelante el trabajo, y
también el Estado, con la multa. ¿Qué pasó
con nosotros? En enero de 2007, como
remuneración obtuvimos entre 18.000 y 20.000
pesos (aproximadamente 40 dólares). Perdimos
todo el resto. Y a partir del 20 de marzo
comenzaron los despidos”,
concluye.
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