El
presidente de la Junta Directiva del
Sindicato de la Industria de las Bebidas y
Afines (STIBYS) de Honduras, Carlos Reyes,
denunció ante el Comisionado de Derechos
Humanos de ese país, hechos graves que
implican una amenaza clara contra su
integridad y su vida. Sirel dialogó con él
para conocer la versión de primera mano.
-¿Cómo ocurrieron los hechos?
-El pasado sábado 21, al abandonar el local del
STIBYS, fui abordado por un taxista que
dijo querer hablar de manera urgente
conmigo, ya que su cuñado había sido testigo
de algo que me incumbía y no quería quedarse
callado. Al encontrarnos, esa persona me
relató que el lunes 16 de marzo a las 7:15
de la mañana, mientras esperaba un bus en
una estación ubicada cerca de mi casa, en el
momento en que yo pasaba por la acera de
enfrente, un hombre que se encontraba muy
cerca de él increpaba a otro diciéndole:
“Para qué te quitaste del semáforo. Si te
hubieras quedado ahí lo habríamos agarrado.
Míralo, que ahí viene”. El testigo dice que
eran personas bien vestidas, uno de 30 años
y el otro de unos 40, que además, para
llevar un justificativo de que habían estado
en el lugar de los hechos, uno de ellos me
tomó una foto con su celular. El testigo
agregó que en su opinión era gente que
llevaba malas intenciones.
-¿De dónde provienen estas acciones y
amenazas?
-Durante la década de los 80, Estados Unidos promovió
una guerra de baja intensidad en
Centroamérica para contrarrestar las
insurrecciones populares de la época, Para
eso instauró la Doctrina de la Seguridad
Nacional cuya aplicación en Honduras
dejó miles de cadáveres, desaparecidos y
torturados. Los “equipos de tareas” que se
montaron entonces han seguido funcionando,
con fluidas relaciones con la embajada de
Estados Unidos y a menudo integrados por
funcionarios de los organismos de seguridad
del Estado. Así fue que asesinaron el año
pasado a la compañera Altagracia Fuentes,
dirigente obrera, cuya muerte no ha sido
esclarecida.
-¿Qué acciones han tomado?
-Hemos denunciado este hecho al Comisionado Nacional de los
Derechos Humanos, Ramón Custodio,
quien nos aseguró que la trasladaría a los
organismos internacionales, y agradecemos la
preocupación de la UITA para que esta
denuncia tenga también carácter
internacional. Nuestra situación aquí para
todos los militantes sociales y políticos es
de mucha fragilidad, ya que no podemos
confiar en los servicios oficiales de
seguridad. Cómo será el asunto que hasta el
presidente de la República, Manuel Zelaya,
tiene un servicio propio de seguridad porque
no confía en el de la Presidencia. Esta
denuncia la presentamos también junto a
Bertha Oliva, presidenta de la Comisión
de Familiares de Detenidos Desaparecidos,
quien también sufrió amenazas recientemente.
-¿De dónde piensas que provienen estas
amenazas?
-De la ultraderecha de este país que sigue utilizando a estos
grupos de manera totalmente impune. Si hasta
mataron al edecán del Presidente, y nadie ha
investigado realmente el crimen. Hay que
tener en cuenta que recientemente hemos
tenido un fuerte conflicto en SabMiller,
y hemos participado con el Bloque Popular y
la Coordinadora de Resistencia Popular en
varias movilizaciones multitudinarias contra
el Fondo Monetario que quiere trasladarnos
la crisis de Estados Unidos para acá.
Aquí se matan dirigentes y activistas y
nadie investiga. Hasta inventan causas por
las que dicen ellos que te mataron, pero
nunca dicen que son en realidad crímenes
políticos, para intimidar al movimiento
social y popular, para evitar que estos
países se democraticen. Estas y otras
actividades son las que venimos realizando,
y seguiremos en ellas sin tener en cuenta
las amenazas e intimidaciones.
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