Frutícola Libertad SA produce manzanas,
mandarinas y caquis que exporta a la
Unión Europea. Está ubicada a escasos
quilómetros de la capital, Montevideo, y
su política laboral es una paradoja de
su nombre, ya que, entre otras cosas, no
respeta la libre asociación de sus
trabajadores. Sirel conversó con
Christian Espinosa, representante del
sindicato de base de Frutícola Libertad
en la Unión de Trabajadores Rurales y
Afines del Sur del País (UTRASURPA),
quien ha sufrido una serie de amenazas
vinculadas a su militancia sindical.
-¿Qué tipo de amenazas has recibido y
qué medidas tomaste frente a ellas?
-Directamente me han amenazado de muerte, dentro de la
empresa y vía telefónica, diciendo que
si no dejo de molestar a la gerente de
Personal, Laura Modesto, me van a
pegar un tiro. Ante esta situación
realicé la denuncia penal
correspondiente y la justicia convocó a
los sospechosos. Desde entonces las
amenazas cesaron, no así el
hostigamiento que es constante dentro de
la empresa.
-Además de las amenazas, ¿cómo se
manifiesta la persecución sindical?
-La empresa no quiere avanzar en la negociación del Convenio
Colectivo que el Sindicato presentó en
septiembre del año pasado; utilizando
diversas tácticas dilatorias, los
representantes de la frutícola se niegan
a firmar el acuerdo. A esta situación se
suma la constante persecución sindical
por parte de Moshe Poria, gerente
de la Frutícola, que ha ido
desmantelando al sindicato de base.
Varios trabajadores se fueron porque no
aguantaron la presión que se manifestaba
a través de cambios en las tareas para
que los integrantes del Sindicato no
alcancen un salario diario mayor a los
340 pesos, diferencias en el salario,
etc.
-¿Qué medidas han tomado?
-Hemos citado a la empresa varias veces ante el Ministerio de
Trabajo y Seguridad Social (MTSS)
para tratar estos temas. Ante las
autoridades del organismo los
representantes de Frutícola se muestran
afines a los trabajadores y sus reclamos
y respetuosos de la legislación laboral,
pero apenas salimos de ese ámbito y
pisamos nuevamente la empresa las cosas
cambian radicalmente y volvemos a la
guerra cotidiana. A los que estamos
sindicalizados nos cambian de cuadrilla,
nos pagan menos, etc., como represalias
por reclamar la firma de un Convenio
Colectivo que mejore las condiciones
laborales. Lamentablemente, siempre
chocamos contra el poder del dinero.
La más reciente acción del gerente Moshe Poria fue
eliminar la media hora de descanso
durante los días de mayor cosecha para
sumarla a la jornada de trabajo pero sin
considerarla como extra. Como nos
opusimos a esta medida y realizamos
nuestra jornada normal, nos dejaron
tirados en el medio del campo hasta que
el resto del personal culminó su tarea.
Como ésta puedo enumerar decenas de acciones arbitrarias que
buscan doblegar a los representantes del
Sindicato. Lo que pretendemos ahora es,
a través de la UITA, denunciar
públicamente esta persecución que
venimos sufriendo, ya que hacerlo sólo
ante el MTSS ha sido
insuficiente. Continuaremos dando
batalla, no nos vamos a rendir.