Guatemala
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Denuncian
trabajo infantil, amenazas y acoso maquilas Guatemala |
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Trabajo infantil, amenazas, acoso sexual o falta de libertad
de asociación son algunas de las violaciones de derechos más
frecuentes en las industrias textiles de Guatemala,
conocidas como maquilas, según denunciaron hoy a EFE una
sindicalista y una educadora del país centroamericano.
La secretaria general del sindicato SICTRACIMA, Gloria
Córdova, y la portavoz de la Comisión para la Verificación
de Códigos de Conducta para las Multinacionales, Lucrecia
Bautista, exponen esta situación en una gira por la región
de Valencia (este de España).
En Guatemala existen alrededor de unas ochocientas maquilas,
que dan trabajo a cerca de 100.000 personas -mujeres y niños
en su mayoría-, pero sólo unas trescientas son legales,
mientras que el resto, según Bautista, es clandestino y
"cambia de nombre cuando quiere para desaparecer sin dejar
rastro".
Participadas por capital coreano o estadounidense, las
maquilas manufacturan prendas que exportan al mercado de
EEUU o europeo, para lo que, en palabras de Córdova,
establecen salarios muy bajos y amenazan a los trabajadores
con despido o la carencia de Seguro Social.
En Guatemala es legal el trabajo infantil a partir de los 14
años, aunque siempre con una autorización de los padres, un
permiso del Gobierno y el límite de una jornada de siete
horas diarias.
No obstante, según la delegada de SICTRACIMA, muchos niños
"alteran la edad en sus documentos" para llevar un sueldo a
sus hogares y son obligados a hacer, como los adultos, dos
horas extras.
"Utilizan represalias como el impago de unos incentivos o el
maltrato y el abuso verbal con el fin de que los
trabajadores renuncien y sean despedidos", dijo Bautista,
quien ha inspeccionado desde la comisión a la que pertenece
seis fábricas, las únicas a las que se les ha permitido el
acceso.
Otra violación de derechos se centra en las mujeres
embarazadas, quienes al carecer, como la mayoría de sus
compañeros, de la cartilla del Seguro Social -pese a que
cotizan- "no gozan de las prestaciones que les corresponden
y deben seguir trabajando".
SICTRACIMA emprendió recientemente una protesta por el trato
que se daba a los menores de 3 años hijos de las
trabajadores en las guarderías de una fábrica textil, donde
"las cuidadoras les pegan o no les dan las 'pachas'
(biberones)", pero la gerencia respondió con "amenazas".
"Nuestra lucha es muy difícil porque, además de que no
tenemos estudios, no hay libertad sindical y las empresas,
después de firmar un pacto colectivo, siguen violando
nuestros derechos. Los inspectores de Trabajo son comprados
por los coreanos y existe corrupción entre Gobierno y
empresarios", aseguró Córdova.
"El papel de la
inspección es muy débil y las sanciones (a las empresas),
irrisorias", secundó Bautista, quien hizo especial hincapié
en los "casos de acoso sexual" en las industrias, contra
cuyos culpables no se adoptan medidas disciplinarias, lo que
provoca la "renuncia al trabajo" de muchas mujeres.
EFE
17 de junio de 2004
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