El
actual escenario de crisis ofrece buenas oportunidades para
la realización de demandas sindicales, opina Franz-Josef
Möllenberg, presidente del Sindicato de la Alimentación de
Alemania
En un discurso programático durante el 15º Congreso Ordinario
del Sindicato de la Alimentación (NGG, por sus siglas
en alemán) Franz-Josef Möllenberg, presidente
recientemente reelecto de la organización, abogó por
aprovechar la presente crisis de confianza del capitalismo
para lograr que se cumplan algunas demandas sindicales
fundamentales. En momentos en que se ofrecen fondos públicos
para salvar bancos en problemas, habrá que luchar por
mejorar las condiciones de vida y de trabajo de quienes han
caído en la pobreza. Ésta se debe, entre otras razones, a la
creciente precarización del trabajo que socava la política
de convenios colectivos.
Con respecto a la presente crisis financiera, Möllenberg
resaltó la importancia de aumentar la transparencia de los
mercados financieros y de establecer reglas para
controlarlos. De cara a las elecciones nacionales y europeas
de 2009, el dirigente anunció la formación de una amplia
alianza de organizaciones sindicales y sociales para lograr
que los partidos se comprometan a apoyar el reclamo sindical
de un salario mínimo legal de 7,50 euros por hora.
Actualmente, Alemania y Chipre son los únicos
países miembros de la Unión Europea sin salario
mínimo establecido.
El NGG se opone también a los planes del gobierno de
aumentar la edad jubilatoria a 67 años; con esta medida
sobre todo aquellos trabajadores, cuyas tareas se realizan
en turnos, ya no tendrían posibilidades de vivir una vejez
digna. El proyecto gubernamental, junto a la creciente
precarización y subcontratación del trabajo y el empleo por
agencia a salarios muy bajos, hace prever que un número
creciente de jubilados vivirá en la pobreza, por lo que el
movimiento sindical debe oponerse a la política neoliberal
de rebajas salariales.
Möllenberg
sugirió asimismo la creación de un sello -“Trabajo digno”-
que informaría a los consumidores acerca de las condiciones
en que se fabrican los productos, si la remuneración se
orienta por Convenios Colectivos y si existen Comités de
Empresa en las compañías. De esta manera, el sello podría
incidir en las decisiones de compra de la gente y apoyar la
política sindical de apostar a los alimentos de buena
calidad. Finalmente, Möllenberg marcó el rechazo
sindical a la fabricación de agrocombustibles en detrimento
de la producción de alimentos y en virtud del hambre que
este proceso implica para los más pobres.
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