Colombia

Representación permanente de la OIT

Un triunfo del sindicalismo nacional e internacional

El pasado 2 de Junio de 2006, el país se despertó con la noticia que difundieron los medios de comunicación colombianos sobre el acuerdo tripartito que gobiernos, empresarios y trabajadores suscribieron dentro del marco de la 95 Conferencia de la OIT, oficializando una representación permanente de la OIT en Colombia.

 

Con la presencia de 164 países de los 178 estados miembros de la OIT, representados por 2.812 delegados -1.310 de gobiernos, 754 de empleadores y 748 de trabajadores, incluida la delegación de Colombia- la plenaria de la Conferencia aplaudió de pie el trascendental acuerdo. Además se ha creado, mediante un compromiso con la comisión de alto nivel de la OIT, un grupo especial de la fiscalía para el esclarecimiento y castigo de delitos contra la vida y la libertad de los dirigentes sindicales y trabajadores, y de esta manera derrotar la impunidad que ha sido la constante en estos casos.

 

Representados en la Conferencia de OIT por las centrales sindicales, la lucha  de los trabajadores colombianos por el respeto a la vida y a la plena aplicación de los convenios 87 y 98, tuvo inicio con la creación de la Central Unitaria de Trabajadores en 1985, la cual registra desgraciadamente la cifra mayor de líderes y sindicalistas asesinados. Desde esa época el movimiento sindical internacional, que incluye a las federaciones sindicales internacionales como la UITA, acogió como suya la demanda  del sindicalismo colombiano, y a través de la Comisión de Normas de la OIT, libró la gran batalla para incluir a Colombia entre los llamados “países de párrafo especial” y merecedores del nombramiento de una comisión de encuesta, lo que implicaría una seria dificultad para los gobiernos nacionales que deberían desarrollar su política de comercio internacional explicando su participación en la violación de los derechos humanos y sindicales o en su actitud omisa de proteger su plena vigencia.

 

La UITA siempre ha acompañado el proceso de solidaridad, con campañas internacionales, como la que se libró para que cesara el asesinato selectivo y las masacres de sindicalistas, trabajadoras y trabajadores en el sector bananero de la región de Urabá. Asimismo, la oficina de la Secretaría Regional Latinoamericana de la UITA en Montevideo sirvió por varios meses de refugio durante el exilio obligatorio del compañero Jorge Ortega, vicepresidente de la CUT, quien al regresar al país fue víctima de los asesinos que no olvidan. Así también, nuestra Internacional colaboró decididamente en las medidas de protección a la vida del compañero Angelino Garzón, secretario general de la CUT y hoy gobernador del Departamento del Valle.

 

De los cuatro literales que conforman el acuerdo suscrito en estos días, subrayamos el a) según el cual “El gobierno colombiano acordará con la oficina de la OIT y con el apoyo de trabajadores y empresarios, una renovada presencia de esta organización internacional en el país, a través de una representación permanente de  dicha organización, que tenga a su cargo como aspectos prioritarios la cooperación  técnica que promueve el trabajo decente y que incluya la promoción y defensa de los derechos fundamentales de los trabajadores, de sus dirigentes sindicales y de sus organizaciones, especialmente en lo que concierne a la vida, la libertad sindical, de asociación y expresión, la negociación colectiva, así como a la libre empresa para los empleadores. Las partes instan al Consejo de Administración a que materialice este acuerdo, así como la logística  y la estructura de su operación”.

 

Más adelante, en el literal d) se anuncia la reactivación de la Comisión Nacional de la Concertación de políticas laborales y salariales con una “agenda permanente”, y “se invitará a la OIT a que acompañe el proceso de las reuniones”. Se espera entonces que cese la necesidad de constituir un sindicato en la clandestinidad para sorprender a los empresarios que siempre despiden a trabajadores y directivos, con la anuencia sospechosa de funcionarios corruptos del Ministerio de la Protección Social y la Salud. Se espera también que se pueda reiniciar el trabajo de organización sindical en las bases laborales de transnacionales como Coca Cola - FEMSA, Nestlé, y SAB Miller, ésta última donde se ha impuesto un tenaz proceso de tercerización y se ha ajustado el Pacto Colectivo a los intereses de la transnacional. Se espera también que la disminución de asesinatos de sindicalistas no sea sinónimo de solución, pues el asesinato de un solo sindicalista  debe ser lo suficientemente grave como para continuar en la tarea nacional e internacional por lograr la plenitud de los derechos derivados de los convenios de la OIT adoptados por el Estado colombiano, destacándose como primer derecho inalienable y fundamental, el de la vida.

 

La tarea que nos queda es en constituirnos en lo nacional e internacional, en veedores permanentes del cumplimiento del acuerdo suscrito al interior de la OIT y reclamar del Consejo de Administración de este organismo tripartito, prontas decisiones de reglamentación y funcionamiento, que en la práctica hagan realidad la presencia de la oficina permanente en Colombia.

 

Al sindicalismo colombiano le compete profundizar el trabajo por la unidad en una central sindical única, e ir haciendo el seguimiento de los resultados del acuerdo para llevarlos a estudio y debate de la conferencia de 2007.

En Bogotá, Luís Alejandro Pedraza

© Rel-UITA

14 de junio de 2006

 

 

 

 

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