Uruguay
Aprueban Convenio 184 de la OIT
Los últimos coletazos
del feudalismo |
El
miércoles 8 de setiembre el Senado uruguayo aprobó por
unanimidad el Convenio 184 de la Organización Internacional
del Trabajo (OIT) de 2001, que regula la “Seguridad y la
Salud en la Agricultura”. De esta forma, este Convenio queda
definitivamente ratificado en este país
ya
que previamente había sido votado favorablemente
por
la Cámara de Diputados.
Uruguay se convierte así en el segundo país
latinoamericano –después de Argentina– en adoptar el
Convenio 184 cuyo universo de aplicación abarca “las
actividades agrícolas y forestales realizadas en
explotaciones agrícolas, incluidas la producción agrícola,
los trabajos forestales, la cría de animales y la cría de
insectos, la transformación primaria de los productos
agrícolas y animales por el encargado de la explotación o
por cuenta del mismo, así como la utilización y el
mantenimiento de maquinaria, equipo, herramientas e
instalaciones agrícolas y cualquier proceso, almacenamiento,
operación o transporte que se efectúe en una explotación
agrícola, que estén relacionados directamente con la
producción agrícola”.
Para el senador Reinaldo Gargano, del Partido
Socialista, “Es un paso adelante de gran importancia para
todo nuestro país, especialmente para el medio rural y sus
trabajadores que padecen un régimen de desprotección
prácticamente total. Este Convenio incluye una definición
bien amplia del universo que abarca, lo que permite extender
sus ventajas a muchos sectores del campo. El texto que
aprobamos pone en marcha una serie de cambios que son los
mismos que yo aspiro que instrumente un gobierno progresista
si es que nuestra coalición gana las elecciones”.
Felipe Carballo, dirigente del sindicato de
cosechadores de naranja del departamento de Salto (SUDORA) y
diputado por el Movimiento 26 de Marzo (Encuentro
Progresista), fue quien “se puso al hombro” la tarea de
seguirle la pista dentro del Parlamento al Convenio 184, y
afortunadamente la ratificación fue votada por la unanimidad
de los legisladores presentes en cada una de las Cámaras.
“Este Convenio –explica Carballo– trata
esencialmente de dos aspectos que para los trabajadores
rurales son fundamentales, como son la seguridad y la salud.
Sobre todo teniendo en cuenta las condiciones laborales que
tienen estos trabajadores desde hace mucho tiempo en nuestro
país. Por ejemplo, aquí en nuestro departamento hemos tenido
recientemente trabajadores muertos aplastados por árboles
que estaban talando, hace pocos meses otros tres que
viajaban en la caja de un camión que recolectaba abono
murieron cuando el vehículo tuvo un accidente en la ruta y
ellos carecían completamente de protección. Los accidentes
en las quintas de naranjas son habituales, porque los
trabajadores viajan con las escaleras y demás implementos
necesarios para la tarea, los trasladan en zorras sin
protección y tenemos muchos casos de aplastados por las
ruedas de esas zorras que les quiebran las piernas, las
caderas o la columna. Lo más grave –continúa Carballo– es
que después quedan completamente desamparados porque nadie
se hace cargo de ellos, y ni siquiera pueden recibir una
pensión para mantener a su familia porque según nuestra
legislación se necesita más de un 60 por ciento de
incapacidad para recibir una pensión. Estas cosas suceden
diariamente en nuestro país, por lo que este Convenio tiende
a revertir esa situación con respecto a la seguridad en el
trabajo. Y pienso que sucede lo mismo en relación con la
salud, por ejemplo en cuanto al manejo con los agrotóxicos,
porque en nuestro país hay una cantidad de trabajadores que
se han contaminando, pero muchas veces estos casos quedan
ocultos en las mutualistas de asistencia. Lo mismo ocurre
con pequeños productores que se contaminan con los productos
químicos. Otra de las reivindicaciones históricas de los
trabajadores del campo –continúa Carballo– son las ocho
horas de labor, porque actualmente están las 24 horas a
disposición de un patrón.
Cuando este Convenio esté reglamentado y en
aplicación, eso podrá ser una realidad, así como el trabajo
nocturno, el cuidado de la salud reproductiva para las
trabajadoras, las horas de descanso, entre otras. Para
nosotros es una gran alegría que se haya aprobado este
Convenio porque venimos trabajando en esto desde hace cuatro
años, ya cuando ocupamos una banca en la Junta Departamental
de Salto donde hicimos varias intervenciones a favor de él.
Tuvimos la oportunidad de entrar en la Cámara de Diputados
para hacer una suplencia y encontramos el Convenio en la
Comisión de Asuntos Internacionales. Tuve la oportunidad de
preparar el informe para el plenario donde se aprobó por
unanimidad. Ahora sucede los mismo en el Senado, y creemos
que se comienza a hacer justicia con los trabajadores
rurales que han sido olvidados por quienes han gobernado al
país.
Pienso que en la posibilidad de un gobierno
progresista en el Uruguay debemos esperar la mejor de las
reglamentaciones para los intereses de los trabajadores, ya
que se fomenta la sindicalización al obligar a una
concertación entre los actores sociales y ahí se nombra
específicamente a los sindicatos de trabajadores rurales
junto a empleadores y gobierno. Quiere decir que los
trabajadores del campo deberán tener su sindicato único a
nivel nacional, tarea que ya está en marcha y yo apoyo con
entusiasmo. Asimismo, –finaliza Carballo– la
UITA está apoyando ese proceso de acercamiento entre las
organizaciones que ya existen, y personalmente creo que en
un futuro no muy lejano los pequeños productores también
deberían sumarse a esa organización, donde no tengo dudas de
que se sentirán mejor representados que en cualquier otra
agremiación rural de las que ya existen en el país,
instituciones que defienden otros intereses”.
En opinión de Leonardo de León, responsable del
departamento de Agroecología de la regional latinoamericana
de la UITA (Rel-UITA),
“Por primera vez en los convenios internacionales se les
garantiza a los trabajadores rurales los mismos derechos y
niveles de protección que otras categorías de trabajadores.
Por otro lado, recoge aspectos que en la realidad del sector
agropecuario uruguayo están en la agenda pública, no hay que
olvidar que el sector rural en este país es el que tiene
mayor cantidad de casos de muertes por accidentes laborales,
aún más que la construcción. Este texto enfatiza sobre las
medidas de prevención y protección, todo lo relativo la
seguridad en las maquinarias, en la utilización y transporte
de materiales y desarrolla una política preventiva en
relación con la utilización de los agrotóxicos. O sea que
contempla varios de los aspectos que preocupan en el sector
rural uruguayo en la actualidad. Claro, la próxima fase que
es la reglamentación será de vital importancia, y en este
proceso deben participar los sindicatos, cosa que
habitualmente no ocurre en este país cuando se instrumenta
la aplicación de los Convenios. Para poner un ejemplo de
este absurdo, basta ver qué se está haciendo con el Convenio
de Estocolmo que regula la eliminación de muchos
Contaminantes Orgánicos Persistentes, pero en esa fase de
eliminación no intervienen nunca los trabajadores rurales
que son los primeros afectados ya que trabajan en permanente
contacto con ellos. Por tanto, creemos esencial la
participación de los sindicatos en la próxima fase de
aplicación del Convenio.
Asimismo, creemos que quien sea que gane las
próximas elecciones, este instrumento deberá ser tenido en
cuenta a la hora de elaborar las políticas agrícolas con las
que se atenderá la situación catastrófica del medio rural.
De nada servirían políticas que abarcaran los recursos
naturales, el conocimiento, y no el trabajo.
Finalmente, esperamos que este Convenio sea un
promotor más de la agremiación de los trabajadores del campo
en una organización nacional que atienda ésta y todas las
demás necesidades de los trabajadores rurales, como la
omisión permanente de la convocatoria a los Consejos de
Salarios, ya que el sueldo de los trabajadores rurales en
este país se fija por decreto violando todas las normas
laborales internacionales, inclusive las ratificadas por el
Uruguay”.
Carlos Amorín
© Rel-UITA
13 de setiembre de 2004
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