| 
                          
                           a
                          g u a | 
                          
            
            
 | 
                      
                      
                     
                          
                            
                            
                              
                                |  | 
                          
                          La sed, ¿necesidad o 
                          lujo? 
                          
                          El agua, ¿bien público 
                          o mercadería? | 
                            
                            
                           
                          
                            
                            
                              
                                | 
                                
                                
                                La realidad es dramática: sólo un pequeño 2,5 % 
                                del total del agua existente en el planeta es 
                                dulce y por lo tanto de uso humano. Las 
                                previsiones, catastróficas: en veinte años 
                                (hacia el 2025) más de 3 mil millones de seres 
                                humanos –el 80 % en los países “periféricos”– 
                                sufrirán la falta de ese vital líquido. Ya hoy, 
                                mil cuatrocientos millones de personas –uno de 
                                cuatro habitantes del planeta– carecen de agua, 
                                entre ellos 80 millones de latinoamericanos. Las 
                                diferencias y tensiones no dejan de aumentar. 
                                Mientras un habitante de un país del Sur consume 
                                en promedio 20 litros por día, un italiano llega 
                                a 213 y un estadounidense puede superar los 600. | 
                            
                            
                           
                           
                          
                           
                          
                          El manifiesto del agua
                          
                           
                          
                          En 
                          tanto que “fuente de vida” fundamental y no 
                          reemplazable del eco-sistema, el agua es un bien vital 
                          que pertenece a los habitantes del planeta en común. 
                          Ninguno de ellos, individualmente o en grupo, debería 
                          tener el derecho de apropiárselo en forma privada.
                          
                           
                          
                          Tal 
                          aparece como principio básico del Manifiesto del Agua, 
                          elaborado en 1998 por un grupo de 23 personalidades de 
                          primer nivel mundial encabezadas por Mario Soares, 
                          ex-mandatario de Portugal, y Riccardo Petrella, 
                          euro-diputado y presidente del Grupo de Lisboa.
                          
                           
                          
                          Con 
                          una simpleza máxima y rico en su capacidad didáctica, 
                          el citado documento subraya que «el agua es un bien 
                          patrimonial común de la humanidad”, del cual dependen 
                          la salud individual y colectiva así como la 
                          agricultura, la industria y la vida doméstica.
                          
                           
                          
                          «El 
                          agua pertenece más a la economía de bienes comunes y 
                          de la riqueza compartida que a la economía de la 
                          acumulación privada e individual...” Por tal razón “el 
                          acceso al agua es un derecho fundamental, inalienable, 
                          individual y colectivo...y hace parte de la ética de 
                          base de una “buena” sociedad humana y de una “buena” 
                          economía».
                          
                           
                          
                          
                          Enunciado que sin embargo contrasta con la realidad 
                          cotidiana convertida en estadística. Seis mil niños de 
                          menos de cinco años mueren cada día como consecuencia 
                          del consumo de agua insalubre. 80 % de todas las 
                          enfermedades en los países del Sur tienen como origen 
                          la utilización de agua insana. Tres mil millones de 
                          seres humanos no cuentan hoy con instalaciones 
                          sanitarias adecuadas.
                          
                           
                          
                          Dicho 
                          Manifiesto, que propugna por un “Contrato Mundial del 
                          Agua”, anticipaba seis años atrás, uno de los combates 
                          más encarnizados en el plano de las ideas; en el 
                          terreno de la lógica económica; y de la dinámica 
                          diaria que protagonizan muchas naciones periféricas. 
                          Activos movimientos sociales del planeta han 
                          incorporado la consigna de la no-privatización del 
                          agua como un punto de no retroceso de su disputa 
                          callejera. La pueblada de Cochabamba, –“la guerra del 
                          agua”– en Bolivia, en abril del 2000, ha sido tal vez 
                          la protesta más emblemática del último lustro, por su 
                          dimensión y por haber obligado a la transnacional 
                          norteamericana Bechtel Enterprises y al gobierno 
                          sudamericano a retroceder en su plan privatizador. 
                          Lucha andina que no opaca otras tantas movilizaciones 
                          locales anti-privatizadoras en Argentina, Honduras, 
                          Perú, El Salvador, Nicaragua, Brasil, por citar sólo 
                          algunos de los casos más conocidos en el continente.
                          
                           
                          
                          La “prehistoria” de un derecho esencial
                          
                           
                          
                          De la 
                          propuesta de Contrato Mundial a la de una Convención 
                          Internacional existe sólo un pequeño paso adelante y 
                          una visión estratégica consolidada. Organizaciones 
                          no-gubernamentales a nivel mundial, entre las cuales 
                          la Comunidad de Trabajo helvética, proponen avanzar 
                          hacia “una convención obligatoria de derecho público 
                          internacional sobre el agua”, tal como lo formula la 
                          ecologista suiza Rosmarie Bär, una de las 
                          especialistas en la materia. La propuesta busca 
                          definir una política duradera sobre el tema, fundada 
                          en la idea que el derecho al agua es parte integrante 
                          de los derechos humanos básicos.
                          
                           
                          
                          Para 
                          la ecologista helvética “cuando se habla de agua hay 
                          que hablar de política... La política del agua va de 
                          la mano de la política del suelo y de la agricultura, 
                          de la política comercial y económica, la de medio 
                          ambiente, social y sanitaria, así como de la política 
                          de la igualdad... y sobre todo de la política de los 
                          derechos del hombre y de la paz».
                          
                           
                          
                          Es 
                          necesario, fundamentalmente, agrega Bär, una voluntad 
                          política para incidir en todos los niveles de la 
                          comunidad internacional. “Cada año Europa y Estados 
                          Unidos gastan más dinero para alimentar sus perros y 
                          gatos domésticos que el que se necesitaría para 
                          permitir a todos los seres humanos a acceder al agua 
                          potable”.
                          
                           
                          
                          
                          Ejemplo dramático que muestra que la lucha por el agua 
                          es un combate que implica modificaciones sociales a 
                          favor del desarrollo económico y de la justicia 
                          social”, puntualiza.
                          
                           
                          
                          
                          Valores todos que exigen tiempos y procesos históricos 
                          largos para su materialización. Mar del Plata, 
                          Argentina, 1977, fue la sede de la primera gran 
                          conferencia sobre el agua y el punto de partida de 
                          reflexión de una política global sobre el tema. Allí 
                          la comunidad internacional constataba por primera vez 
                          que “todo hombre tiene igual derecho al acceso al agua 
                          potable, en cantidad y calidad suficientes como para 
                          cubrir sus necesidades”.
                          
                           
                          
                          
                          Quince años más tarde, la Agenda 21, resultante de la 
                          Cumbre Mundial de la Tierra de Río de Janeiro, Brasil, 
                          subrayaba y concretizaba esa exigencia. Fue la 
                          asamblea general extraordinaria de las Naciones Unidas 
                          del 2000 la que fijó un nuevo desafío clave: reducir 
                          hasta el 2015 a la mitad el número de personas que no 
                          tienen acceso al agua potable. Objetivo reconfirmado 
                          dos años más tarde en la conferencia de Río+10 de 
                          Johannesburgo, África del Sur.
                          
                           
                          
                          “Un 
                          largo camino hasta que sea considerado 
                          (explícitamente) como derecho de la persona humana” 
                          enfatiza Rosmarie Bär. Quien recuerda que en la 
                          Declaración de los Derechos del Hombre de 1948, se 
                          establece que “toda persona tiene derecho a un nivel 
                          de vida suficiente como para asegurar su salud, su 
                          bienestar y el de su familia, especialmente a través 
                          de la alimentación, vestido, vivienda...” Formulación 
                          que incluye, tácitamente, el derecho al agua.
                          
                           
                          
                          En la 
                          actualidad esa prerrogativa se deriva de normas 
                          obligatorias del Pacto Internacional relativo a los 
                          derechos económicos, sociales y culturales. En ese 
                          sentido, el derecho al agua aparece como condición 
                          previa a la realización del derecho a la vida, comida, 
                          salud y vivienda. La Organización de las Naciones 
                          Unidas para la Alimentación (FAO), para su jornada 
                          mundial del 2002 lanzó como consigna: “Sin agua no hay 
                          alimentos”.
                          
                           
                          
                          La 
                          mayoría de esos documentos y enunciados onusianos han 
                          quedado, sin embargo, reducidos a simples 
                          declaraciones de buena voluntad sin cumplimiento 
                          alguno. Muy especialmente en la nueva era de 
                          globalización económica extrema donde el ritmo lo 
                          marcan las instituciones financieras internacionales 
                          tales como el Banco Mundial, el Fondo Monetario 
                          Internacional y sus subsidiarias regionales. Y la 
                          presión por privatizar el servicio de agua –entre 
                          otros tantos rubros y servicios– se convirtió casi en 
                          receta universal de las transnacionales del norte para 
                          los países del Sur.
                          
                           
                          
                          En 
                          una nueva arremetida todavía en proceso, la 
                          Organización Mundial del Comercio (OMC) empuja la 
                          privatización de los más diversos sectores públicos 
                          –desde la educación a la salud, pasando por el agua. 
                          Marco en el cual la Unión Europea exige a 72 países 
                          “en desarrollo o en transición” la apertura de sus 
                          servicios de agua a empresas extranjeras, aceptando de 
                          hecho la intensa presión de sus multinacionales del 
                          rubro que intentan seguir extendiendo el radio de 
                          acción y beneficios.
                          
                            
                          
                          Las guerras –militares o privatizadoras– por el agua
                          
                           
                          
                          En 
                          una entrevista de hace algún tiempo, el profesor 
                          italiano Riccardo Petrella, uno de los principales 
                          especialistas y militantes de la causa del agua, 
                          anticipaba que “las guerras futuras serán por el 
                          agua”, refiriéndose abiertamente a potenciales 
                          conflictos bélicos.
                          
                           
                          
                          Funda 
                          su hipótesis, no sólo en la escasez, el derroche y la 
                          mala distribución del vital líquido, sino también en 
                          un marco planetario estratégico alarmante. 60% de las 
                          fuentes de agua están localizadas en sólo 9 países 
                          (entre ellos Estados Unidos, Rusia, Canadá, Brasil, 
                          China e Indonesia). En tanto 80 naciones que reúnen el 
                          40 % de la población mundial están confrontadas a una 
                          verdadera penuria hídrica.
                          
                           
                          
                          De 
                          guerras armadas futuras a batallas económicas actuales 
                          no hay más que una diferencia de matices. Y la 
                          tendencia a privatizar el agua, convirtiéndola en una 
                          mercancía cada vez más inaccesible para importantes 
                          sectores de la población del Sur, anticipa explosiones 
                          sociales imprevisibles.
                          
                           
                          
                          Atrás 
                          de esta tensión dos posiciones antagónicas que 
                          quedaron de manifiesto en abril del 2003 durante la 
                          realización paralela del Foro Mundial del Agua de 
                          Kyoto, Japón, y la convocatoria alternativa de 
                          Florencia, Italia.
                          
                           
                          
                          Para 
                          las transnacionales y las instituciones financieras 
                          internacionales el agua es un bien 
                          económico-comercial, como el petróleo, un auto o un 
                          televisor. Por lo tanto puede ser vendido, comprado o 
                          intercambiado. El acceso al agua es una necesidad 
                          vital pero no un derecho humano esencial. Y los seres 
                          humanos son consumidores/clientes de un bien/servicio 
                          al que se puede acceder a través de los mecanismos de 
                          mercado.
                          
                           
                          
                          Según 
                          la misma óptica, se impone la liberalización de los 
                          servicios hídricos. Esta liberalización –desregulación 
                          y privatización– se debe aplicar según el principio de 
                          condicionalidad impuesto por el Banco Mundial y el 
                          Fondo Monetario Internacional. Es decir, un país puede 
                          obtener créditos a condición que liberalice y 
                          privatice los sectores de actividad para los cuales ha 
                          solicitado ese apoyo externo. Concepto en el cual la 
                          prioridad está dada a la inversión privada.
                          
                           
                          
                          Tal 
                          como lo señala la Declaración del Foro Alternativo 
                          «...esta prioridad ha sido consagrada por el Informe 
                          elaborado por Michel Camdessus, antiguo director del 
                          FMI, presentado a Kyoto. Según la Declaración final de 
                          la Cumbre de Monterrey, México, sobre el 
                          financiamiento al desarrollo mundial y el Informe 
                          Camdessus, sólo el sector privado puede asegurar de 
                          manera eficaz el financiamiento suplementario... que 
                          sería necesario en la próxima decenia para reducir a 
                          la mitad las personas que no tienen acceso al agua y a 
                          servicios sanitarios».
                          
                           
                          
                          La 
                          visión opuesta, expresada por la sociedad civil 
                          internacional en el Foro Alternativo de Florencia, e 
                          inspirada en el Manifiesto del Agua así como en las 
                          reflexiones del Foro Social Mundial de Porto Alegre, 
                          pregona a favor de “otra política mundial y local del 
                          agua” y busca asegurar “el derecho al agua a las 8 mil 
                          millones de personas que habitarán la tierra en el 
                          2020”.
                          
                           
                          
                          
                          Basándose en cuatro principios fundadores. El acceso 
                          al agua en cantidad (40 litros por día para uso 
                          doméstico) y calidad suficientes debe ser reconocido 
                          como un derecho constitucional humano y social, 
                          universal, indivisible e imprescindible. El agua debe 
                          ser considerada como un bien común que pertenece a 
                          todos los seres humanos y a todas las especies 
                          vivientes del planeta. Es a la colectividad pública de 
                          asegurar el financiamiento de las inversiones 
                          necesarias para concretizar el lema de “agua potable 
                          para todos”. Y, por último, los ciudadanos deben 
                          participar, sobre bases representativas y directas, a 
                          la definición y realización de la política del agua, 
                          desde el nivel local al mundial.
                          
                           
                          
                          Banco 
                          Mundial-FMI-transnacionales versus sociedad civil 
                          planetaria. Dos visiones diferentes, dos concepciones 
                          antagónicas, muchas más tensiones en puerta y la 
                          historia de un conflicto anticipado: entre los que 
                          beben y los sedientos...
                          
                           
                          
                          En 
                          marzo del 2003, el Banco Mundial, las multinacionales 
                          de agua –entre ellas Vivendi Environnement, Suez, RWE, 
                          Thames Water, Souther Water, Danone, Coca-Cola, Nestlé, 
                          Aguas de Barcelona, Saur Bouygues, Bechtel– e 
                          instituciones afines creadas por ellas, tal como el 
                          Consejo Mundial del Agua, realizaron un Foro Mundial 
                          en Kyoto, Japón. Contaban, además, con el apoyo de 
                          numerosas instituciones ligadas a las Naciones Unidas. 
                          Ante la falta de voluntad política para un intercambio 
                          conceptual de fondo en los trabajos preparatorios, 
                          numerosas organizaciones de la sociedad civil 
                          internacional decidieron reunirse, al mismo tiempo, en 
                          Florencia, Italia entre el 21 y el 23 de marzo, en el 
                          Primer Foro Alternativo del Agua.
                          
                           
                          
                          
                          Participaron entre otros el Comité Internacional por 
                          el Contrato Mundial del Agua (Bruselas); ATTAC de 
                          varios países europeos; la Coordinadora para la 
                          defensa del agua y de la vida de Cochabamba (Bolivia); 
                          el Foro Social del Agua de Brasil; numerosas 
                          organizaciones italianas entre las cuales el Foro 
                          Social de Florencia; Public Citizen (USA); Pipal Tree 
                          (india); Oxfam Bélgica; la Fundación Francia Libertad 
                          (Francia) etc. A la base de la reflexión en este Foro 
                          Alternativo –que produjo un importante documento 
                          referencial– se manejaron una serie de cifras que 
                          expresan el dramatismo extremo de la problemática a 
                          nivel mundial.
                          
                           
                          
                          ·        
                          
                          2 mil 
                          400 millones de personas no tienen hoy acceso a 
                          servicios sanitarios.
                          
                           
                          
                          
                           
                          
                          
                           
                          
                          
                           
                          
                          
                           
                          
                          
                           
                          
                          
                           
                          
                          
                           
                          
                          El Segundo Foro Alternativo mundial se realizará en el primer 
                          semestre del 2005 en Ginebra, Suiza. Una asociación 
                          amplia –integrada por numerosas ONG y movimientos 
                          sociales– así como un Comité de Organización, con sede 
                          en esa ciudad helvética, acaban de ser constituidos 
                          para asegurar la realización de dicho encuentro 
                          planetario.
                          
                           
                          
                          Tal como lo fundamentan los defensores-promotores de la 
                          propuesta, entre ellas las principales ONG y 
                          movimientos sociales internacionales que trabajan en 
                          la materia, la Convención del Agua que debería 
                          elaborarse y votarse a nivel internacional permitiría:
                          
                           
                          
                          
                           
                          
                          
                           
                          
                          
                           
                          
                          
                           
                          
                          
                           
                          
                          
                           
                          
                          
                           
                          
                          
                           
                          
                          
                           
                          
                          
                           
                          
                          
                           
                          
                          
                           
                          
                           
                          
                          
                          Sergio Ferrari
                          
                          
                          Publicación: REBELIÓN
                          
                          8 de 
                          junio del 2004